El callejón de los milagros. Naguib Mahfuz

Desde Lecturas para compartir, en su cuenta de TikTok @biblioetsidiupm, la biblioteca ETSIDI UPM recomienda la lectura de El callejón de los milagros”, novela del escritor Nobel Naguib Mahfuz.

Un peculiar universo integrado por un elenco de típicos personajes que dan vida al callejón de Midaq. La calle, con su sórdida miseria y sus mil colores, es el testimonio de una apasionante trama que expresa las contradicciones humanas.

“El callejón de los milagros” refleja fielmente los enormes cambios sufridos por la sociedad egipcia desde los años 40. Con estilo soberbio, su autor genera una tensión constante, fraguando una obra clave de la prosa árabe y mundial.

Su autor, considerado el padre de la prosa árabe contemporánea, recibió en 1972 el prestigioso Premio Nacional de las Letras Egipcias y se le otorgó el Collar de la República, el más alto honor de su nación. En 1988 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura.

Esta obra se convirtió en una de sus novelas más famosas. Una adaptación al México actual fue llevada al cine e interpretada por una joven Salma Hayek. En 1996 la película ganaría el Premio Goya a la mejor Película Extranjera de Habla Hispana.

¿Os animáis a pasear entre los callejones de El Cairo?

«Muchos son los detalles que lo proclaman: el callejón de Midaq fue una de las joyas de otros tiempos y actualmente es una de las rutilantes estrellas de la historia de El Cairo. ¿A qué El Cairo me refiero? ¿Al de los fatimíes, al de los mamelucos o al de los sultanes? La respuesta sólo la saben Dios y los arqueólogos. A nosotros nos basta con constatar que el callejón es una preciosa reliquia del pasado. ¿Cómo podría ser de otra manera con el hermoso empedrado que lleva directamente a la histórica calle Sanadiqiya? Además tiene el café que todos conocen como el Café de Kirsha, con muros adornados de coloridos arabescos. De los del callejón, actualmente desconchados, todavía se desprenden los olores de las antiguas drogas, populares especias y remedios de hoy y de mañana...

Aunque el callejón está totalmente aislado del bullicio exterior, tiene una vida propia y personal. Sus raíces conectan, básica y fundamentalmente, con un mundo profundo del que guarda secretos muy antiguos.

Los ruidos del día se habían apagado y se comenzaban a oír los del atardecer, susurros dispersos, un «Buenas noches a todos» por aquí, un «Pasa, es la hora de la tertulia» por allá. «¡Despierta, tío Kamil y cierra la tienda!» «¡Cambia el agua del narguile, Sanker!» «¡Apaga el horno, Jaada!» «Este hachís me duele en el pecho.» «Cinco años de apagones y bombardeos es el precio que hemos de pagar por nuestros pecados.»

Balzac y la joven costurera china. Dai Sijie

Desde Lecturas para compartir, en su cuenta de TikTok @biblioetsidiupm, la biblioteca ETSIDI UPM recomienda la lectura de Balzac y la joven costurera china”, novela del escritor chino Dai Sijie.

Con el proceso de reeducación impuesto por Mao Zedong a finales de los 60, dos adolescentes chinos se ven obligados a abandonar la ciudad para ser reeducados por los campesinos de una aldea perdida en las montañas del Fénix del Cielo, cerca del Tíbet.

En medio de unas condiciones infrahumanas, y sin esperanza de regresar a sus hogares; todo les cambia con la aparición de una maleta clandestina llenas de obras emblemáticas de la literatura occidental: Balzac, Dumas, Stendhal, …con las que tratarán de conquistar a la atractiva hija del sastre del pueblo vecino.

Los adolescentes, movidos únicamente por su propio egoísmo, nunca por el propio bien de la joven, se quedarán sorprendidos cuando ella, al descubrir un mundo repleto de ideas nuevas, que transformarán su vida, decide alejarse de esta pequeña aldea.

En 2001 fue llevada al cine por su propio autor; y, aunque en China fue prohibida, obtuvo un éxito internacional extraordinario.

Con esta hermosa obra, el autor sorprende al lector con el poder transformador de la palabra, y cómo ésta puede cambiar la mente y la vida de una persona, incluso de una sencilla sastrecilla.

El jefe del pueblo, un hombre de cincuenta años estaba sentado con las piernas cruzadas en medio de la estancia, cerca del carbón que ardía en un hogar excavado en la propia tierra; inspeccionaba mi violín. En el equipaje de los dos «muchachos de ciudad» que éramos para él Luo y yo, era el único objeto del que parecía emanar cierto sabor extranjero, un olor a civilización capaz de despertar las sospechas de los aldeanos.

Un campesino se acercó con una lámpara de petróleo para facilitar la identificación del objeto. El jefe levantó verticalmente el violín y examinó las negras efes de la caja, como un aduanero minucioso que buscara droga. Advertí tres gotas de sangre en su ojo izquierdo, una grande y dos pequeñas, todas del mismo color rojo vivo.

Luego, alzó el instrumento a la altura de sus ojos y lo sacudió con frenesí, como si aguardara que algo cayese del oscuro fondo de la caja de resonancia. Tuve la impresión de que las cuerdas iban a romperse de pronto y los puentes, a saltar en pedazos.

Casi toda la aldea estaba allí, bajo el tejado de aquella casa sobre pilotes perdida en la cima de la montaña. Hombres, mujeres y niños rebullían en su interior, se agarraban a las ventanas, se apretujaban ante la puerta. Como nada caía del instrumento, el jefe aproximó la nariz al agujero negro y lo olisqueó un buen rato. Varios pelos gruesos, largos y sucios que sobresalían del orificio izquierdo comenzaron a temblequear. Y seguían sin aparecer nuevos indicios.

Hizo correr sus callosos dedos por una cuerda, luego por otra... La resonancia de un sonido desconocido dejó petrificada, de inmediato, a la multitud, como si aquella vibración la forzara a una actitud casi respetuosa.

—Es un juguete —dijo el jefe con solemnidad.

La bastarda de Estambul. Elif Shafak

Desde Lecturas para compartir, en su cuenta de TikTok @biblioetsidiupm, la biblioteca ETSIDI UPM recomienda la lectura de La bastarda de Estambul”, novela de la escritora de origen turco Elif Shafak.

Una joven de Arizona viaja por primera vez a Estambul para descubrir los orígenes de su familia armenia. Nada le hará cejar en su empeño; aunque a su llegada, esta extensa ciudad se le asemeja a un gran barco de ruta incierta, cargado de pasajeros de distintas nacionalidades, lenguas y religiones.

Acogida por la familia turca de su padrastro, irá desgranando los secretos más ocultos de ambas familias, desvelando, a través de sus historias cotidianas, uno de los episodios más turbios de la historia de Occidente a comienzos del S.XX, el genocidio armenio. Sin embargo, “La bastarda de Estambul” no es una historia de odios sino más bien de reconciliación y de perdón.

Una obra donde las mujeres son las protagonistas; ya que son ellas las que son capaces de traspasar el dolor, y sublimar por encima de todo el valor de la amistad.

El libro ha sido un auténtico éxito de ventas internacional; a pesar de que la escritora y su editor fueron acusados en Turquía de insultar al pueblo turco. Acusación que ha sido desestimada hasta en dos ocasiones.

«La voz de Shafak es única en toda la literatura mundial.»
Ian McEwan
“No maldecirás lo que caiga del cielo. Ni siquiera la lluvia. Caiga lo que caiga, por intenso que sea el aguacero, por helada que esté el aguanieve, jamás lanzarás blasfemias contra lo que el cielo nos tenga reservado. Eso lo sabe todo el mundo. Incluida Zeliha.

Y a pesar de todo, ahí estaba ella ese primer viernes de julio, caminando por la acera junto a la densa congestión de tráfico, corriendo a una cita a la que llegaba tarde y maldiciendo como un carretero, a los adoquines de la calzada, a sus altos tacones, al hombre que la perseguía, a los conductores que tocaban frenéticos el claxon cuando es un hecho demostrado que el estruendo no tiene ningún efecto en la densidad del tráfico, a la dinastía otomana entera por haber conquistado en su día la ciudad de Constantinopla para luego emperrarse en su error, y sí, a la lluvia, aquella maldita lluvia de verano”

Sunny. Colin O’Sullivan

Desde Lecturas para compartir, en su cuenta de Tiktok @biblioetsidiump, la biblioteca ETSIDI UPM recomienda la lectura de Sunny, de Colin O’Sullivan.

Publicado originariamente bajo el título The Dark Manual, nos cuenta la historia de Susie, una joven afincada en Japón que acaba de perder a su marido y a su hijo en un accidente de avión. Destrozada, se siente incapaz de seguir adelante.

Pero comienzan a suceder cosas extrañas: recibe un robot, Sunny, de la empresa en la que trabajaba su marido, y que había diseñado para ella, alguien registra su casa… Así el relato va ganando en texturas, llegando a ser en algún punto una comedia con tonalidades  en negro.

Sunny, título que ha prevalecido en una reciente edición -siguiendo la estela de la serie televisiva-, es un thriller tecnológico fascinante que consigue superar este género para crear una ficción compleja que logra atraparnos.

Colin O’Sullivan (1974-) es un escritor irlandés que vive en Japón desde hace más de veinte años y, como Susie, aún no domina la lengua nipona. Este autor prolífico recibió la distinción Prix Mystère de la Critique (Francia) por su primera novela: Killarney Blues.

Sunny : The novel

Two red orbs from the black. Sometimes this is all you get. At night, if all the lights are off, this is all you get, glaring back: two red orbs from deep black.

These are its eyes. Scarlet, but bloodless. It makes them strange. Eyes with no blood, no whites, are strange. No irises, no change, strange.

And they do not blink. Homebots have no need to blink. Specks of dust in their eyes won’t bother them. No sties. And they do not cry. There are no tear ducts, and anyway, what would they have to cry about?

At night. Lights off. Two red orbs from the black.

Robots have yet to become sentient beings, though they may be on their way. Susie Sakamoto doesn’t think too much about this. Instead what she thinks about is her husband and son, who are most probably dead, and these days she wants to be quite dead herself. She spends most evenings balled-up on the couch, dishevelled, angry, hurting, hungry without ever really wanting to eat, pondering the best way to go about putting an end to it all. A final solution. Is there? Is there really any way out of this?

The silver, one-metre-tall homebot (Model SH.XL8) is hoovering the living room floor, sucking up dust through the soles of its feet, almost silently, hovering like it is weightless, like it has no body at all and is not a compact, complex mass of wires and circuits encased in plastics, chrome, metals, whatever the hard actual stuff of it is called—Susie does not know the names of such materials, nor does she particularly care; she has enough to be dealing with. The dirt gets collected in filters in its lower section and gets compressed, and those filters can be later removed, emptied out into the rubbish bin by the ’bot itself. That’s right. It is able to remove its own filters. It knows what to do. It can clean itself out without any apparent fuss. It can go about its business without any discernible hitch. All menial tasks are done in this way. Fuss-less. Homebots have become rather adept.

Eloísa está debajo de un almendro. E. Jardiel Poncela

La obra en la Biblioteca UPM

Desde Lecturas para compartir, en su cuenta de Tiktok @biblioetsidiupm, la biblioteca ETSIDI UPM recomienda la lectura de Eloísa está debajo de un almendro, de Enrique Jardiel Poncela.

En esta obra cumbre de la comedia de enredos nos adentramos en un túnel vibrante del humor, un humor inteligente con el que se van hilvanando escenas desconcertantes, propias del teatro del absurdo.

Eloísa está debajo de un almendro, con esos tintes de alta comedia, nos cuenta la relación amorosa de Fernando y Mariana. Una historia de amor que se verá ensombrecida por la antigua desaparición de Eloísa, madre de Marina. Las sospechas y los malos entendidos pondrán a prueba su amor, que ¿saldrá victorioso tras desvelarse el paradero de Eloísa?

Es una obra imperecedera, que fue llevada al cine por Rafael Gil y que ha cosechado el aplauso del público en multitud de representaciones teatrales.

Enrique Jardiel Poncela (Madrid, 1901-1952), escritor y dramaturgo español,  fue un innovador del arte escénico que, alejándose del humor tradicional, exploró sus facetas más intelectuales, inverosímiles e ilógicas. Otros títulos del autor: Los ladrones somos gente honrada, Los habitantes de la casa deshabitada, Cuatro corazones con freno y marcha atrás.

Fragmento de Eloísa está debajo de un almendro

CLOTILDE.—Rara, rara… A mí es ya muy difícil que nadie me parezca raro, hija mía, acostumbrada como estoy a los de casa.

MARIANA.—(Impaciente.) Bueno; pero imagínate que todos los de nuestras familias fuesen normales…

CLOTILDE.—No tengo imaginación para tanto, Mariana.

MARIANA.—Haz un esfuerzo en favor mío, te lo suplico… Comparados con personas corrientes, ¿qué te parecen los Ojedas?

CLOTILDE.—Dos locos de atar, tío y sobrino.

MARIANA.—(Ansiosa.) Luego ¿él te lo parece también?

CLOTILDE.—He dicho que tío y sobrino.

MARIANA.—(Con más ansia aún.) ¿Admites, entonces, que Fernando pueda ser un hombre muy distinto de los demás? ¿Un hombre hermético, insondable? ¿Quizá misterioso?

CLOTILDE.—De él lo admito todo. Y de su tío Ezequiel no digamos, porque me basta verle la barba y el sombrero hongo, que no se sabe cuál de los dos lo estrenó primero, para sentir una sensación de ahogo, una especie de opresión… Me es odioso…

MARIANA.—Pero de Fernando, concretamente de Fernando, ¿tú crees que…?

CLOTILDE.—(Levantando las cejas; mirando hacia arriba y luego hacia atrás; interrumpiendo a Mariana.) Ya está aquí el del ozonopino… Habríamos hecho bien trayendo impermeables.

(En efecto, el Acomodador ha aparecido unos momentos antes con el irrigador del ozonopino y ha comenzado a pulverizarlo en la atmósfera.)

MARIANA.—(Volviendo a la carga con ansia creciente.) ¡Di, tía Clotilde!

CLOTILDE.—¿Qué?

MARIANA.—¿Crees a Fernando capaz de llevar una vida extraña, ajena a la vida normal que todos le conocen? ¿Le crees capaz de ocultar algo extraordinario, por ejemplo? ¿De tener un secreto muy grave no revelado a nadie jamás?…

CLOTILDE.—No me sorprendería nada.

MARIANA.—(En el colmo de su ansia.) ¿Lo crees así de veras?

CLOTILDE.—¿Por qué no?

MARIANA.—(Estallando en un suspiro de alegría, de descanso, de profundo alivio.) ¡Ay! ¡Dios te lo pague, tía Clotilde! Cuánto bien me haces… (Deja caer hacia atrás la cabeza, respirando abiertamente.)

Watch on TikTok

1 2 3 4 5 8