En busca de Arthur Rimbaud (1854-1891)
Arthur Rimbaud: Obra completa bilingüe (ed. Mauro Armiño). Atalanta, 2016.
Cuánto no se habrá escrito sobre él, el poeta del espanto y la melancolía. Hasta Paul Claudel -arrimando el ascua a su sardina- quiso ver en su obra y vida un anhelo de Absoluto en clave teísta. Sin llegar a esas honduras, buscamos a Arthur Rimbaud en algunas ciudades por las que pasó el poeta maldito. Partimos a la zaga de quien probablemente se buscó a sí mismo, o también -venido de una familia desestructurada- buscó al padre o a una figura paterna. Dinámica huída/retraimiento -¿contradicción solo aparente?- o terruño/exotismo. Ansia de vuelo, de alturas, de océanos, desde entornos sofocantes y épocas turbulentas.
Charleville-Mezières
Hoy situada en la nueva macro-región francesa de Grand-Est. Charleville, burguesa y rural, con resonancias militares y fronterizas, aún no se había fusionado con la vecina Mezières en tiempos de Arthur. Su ciudad natal aparece en poemas juveniles con algún rasgo costumbrista. Hoy día alberga un museo consagrado al escritor, de planteamiento muy original e instalado nada menos que en un antiguo molino fluvial.
Londres
En plena época victoriana, Londres era lo más parecido a una capital del mundo. La ciudad ejercía su atracción sobre muchos transterrados continentales. Como Karl Marx desde hacía ya años, también Arthur se serviría de la entonces Biblioteca del Museo Británico, precedente de la actual Biblioteca Británica.
Bruselas
La Grand-Place y sus aledaños fueron escenarios de sus violentas trifulcas con Paul Verlaine. Ardenés de nacimiento, Bélgica no era extraña para Arthur. El país vivía en plena expansión industrial y colonial, por el momento al margen del conflicto franco-alemán, y su capital se hallaba en proceso de convertirse en una gran metrópolis.
Harar
Ya lejos de la bohemia europea y convertido en comerciante, Arthur se mudó desde Adén a Harar, la ciudad histórica de referencia de la Etiopía musulmana. Vivió allí varios años y sus actividades como traficante tuvieron una ciertra influencia en la política etíope.
Marsella
En plena época imperialista, es el gran puerto francés para Ultramar. Su importancia había crecido a lo largo del siglo XIX con la colonización de Argelia desde 1830 y la apertura del Canal de Suez en 1869. Rimbaud recaló en Marsella a su vuelta de Oriente, ya muy enfermo. Pasó allí sus últimos momentos de vida, deseando regresar a África.
En las tardes azules de verano caminaré por los senderos,
picoteado por los trigos, pisando la hierba menuda,
Soñador, sentiré en mis pies su frescura,
dejaré que el viento bañe mi cabeza desnuda
No hablaré, no pensaré en nada:
pero el amor infinito crecerá en mi alma,
iré lejos, muy lejos, como un nómada
En la Naturaleza, feliz como con una mujer.
(Sensación, 20.04.1870; traducción nuestra)
Arthur Rimbaud en: Biblioteca UPM.
Con su vida posterior se puede decir que Rimbaud hizo una enmienda a la totalidad a su etapa literaria.
En cierto sentido sí, efectivamente. También se puede considerar que el malditismo siguió su curso. En mi opinión no hay que perder de vista el contexto: Arthur -por más que suene a tópico- es “hijo de su tiempo”, el tiempo del imperialismo. Muchas gracias por tu aportación.
Si. Quién sabe lo que pasó por esa cabeza.