La analfabeta, Agota Kristof
Agota Kristof
La analfabeta
Barcelona : Obelisco, 2006
L’Analphabète (2004)
Traducción: Juli Peradejordi
La analfabeta es un relato autobiográfico en 11 capítulos, es escueto, directo y personal. La diáfana sencillez de su lenguaje proviene de la necesidad de expresarse en su lengua de adopción, el francés. Una lengua en la que se descubre analfabeta como resultado de un exilio desde su Hungría natal a los veintiún años.
Agota Kristof, una lectora impenitente desde los cuatro años, se confiesa sin acritud, amordazada, aislada por la incomunicación a pesar del cálido recibimiento de la sociedad suiza. Los días grises en su país de acogida se suceden como contraposición a la zozobra política de Hungría, a la invasión de austriacos y rusos, a la brutalidad del régimen estalinista.
“Ser refugiado es como atravesar un desierto…”
Como cada año en época de exámenes, rebusco en mi memoria textos dedicados a espacios y tiempos de evasión, que pongan distancia a la perentoriedad que parece rodear el entorno estudiantil. Tensión que queda instantáneamente amortiguada ante situaciones vitales difíciles abordadas con naturalidad y ternura.
Este no es desde luego el texto más emblemático de la autora, pero es el primero que leí suyo, atraída por una delicada edición a cargo de la Editorial Obelisco, una entidad curiosa de la que no creo encontrar muchos títulos tan afortunados. El Aleph y Libros del Asteroide son otras de sus editoriales en castellano.
Agota Kristof nació en 1935 en Csikvánd (Hungría) y murió en 2011 Neuchâtel (Suiza). Comienza en el mundo literario desde Suiza, con pequeñas obras teatrales y relatos radiofónicos. El salto a la literatura internacional se produce en 1986 con El Gran Cuaderno, primer libro de su trilogía Klaus y Lucas galardonado en varios países con diversas distinciones litararias: el Moravia en Italia, el Schiller en Suiza y el premio austriaco de Literatura Europea. Esta obra ha sido también llevada al cine por director húngaro János Szász (para ver el tráiler pincha aquí).
“Me dejé en Hungría mi diario de escritura secreta, y también mis primeros poemas. También dejé a mis hermanos, mis padres; sin avisarles, sin despedirme de ellos, sin decirles adiós. Pero sobre todo, ese día, ese día de finales de noviembre de 1956, perdí definitivamente mi pertenencia a un pueblo.”
Agota Kristof en la Biblioteca UPM
Veo dos posibles vías de interés en la obra propuesta. Una sería el proceso de adaptación a la lengua de destino, que me recuerda a "Une langue venue d'ailleurs" de Akira Mizubayashi (aunque en el caso de éste se trata de una adopción voluntaria del francés). La otra sería la mirada retrospectiva al tema de los refugiados del Este en la Europa occidental anticomunista. Entonces al menos se beneficiaban de una actitud oficial favorable por razones de discurso político, en flagrante contraste con la situación actual de los migrantes provenientes de fuera de Europa. De hecho, de mi infancia recuerdo en el bloque donde vivía mi abuela "el piso de los húngaros", que se habían desplazado desde una dictadura hasta otra de distinto signo aunque adornada de desarrollismo sesentero. Muy interesante ya digo, muchas gracias.
Es interesante esa experiencia directa tuya; al leer el texto también me sentí intrigada por esos dos aspectos que comentas: la lengua y el exilio. No conocía el texto que propones, buena propuesta para el inicio del verano que se aproxima 🙂
"Une langue venue d'ailleurs" no está traducido al castellano, que yo sepa. Si puedes leerlo, estoy convencido de que no te defraudará:
http://www.folio-lesite.fr/Catalogue/Folio/Folio/Une-langue-venue-d-ailleurs
Y en 2020 vuelvo a llamar la atención con nuevas noticias sobre Mizubayashi:
https://elpais.com/cultura/2020/02/24/babelia/1582568539_426135.html
Noticia de Agota en 2021:
https://elasombrario.publico.es/las-25-perturbadoras-heridas-del-exilio-de-agota-kristof/