La montaña mágica de Thomas Mann

Cubierta de La montaña mágica, Thomas Mann

La montaña mágica
Thomas Mann
Ed. Edhasa

Thomas Mann, premio Nobel de Literatura en 1929, último discípulo sobresaliente de Goethe, es considerado junto a Proust y Joyce, el más grande de los novelistas modernos y buena prueba de ello lo tenemos en su novela “La Montaña Mágica”, verdadero retrato de la decadencia de la civilización europea, que se desmoronó en 1914, con el comienzo de la Primera Guerra Mundial. En efecto, la metáfora de la “montaña mágica” (en realidad, un lujoso sanatorio en los Alpes suizos para enfermos de tuberculosis) sirve a Mann para dibujar un magistral retrato de los tipos y arquetipos de la sociedad burguesa y de la aristocracia del siglo XIX, su ideario, y sus valores, que junto a las tensiones sociales y políticas, harán del venidero siglo XX, un siglo turbulento y devastador.

La novela nos sumerge en esa época maravillosa y nos anuncia los cambios que ya están muy próximos, gracias a la descripción de la vida en ese sanatorio de tuberculosos casi en la cima de una montaña y a una galería de personajes, entre los que destaca el protagonista, el joven e ingenuo Hans Castorp, ejemplo del hombre del siglo con una refinada educación, que visita a su primo Joachim Ziemssen, enfermo de tisis, en Davos y acaba sucumbiendo al encanto del lugar. Una ligera afección lleva a que la estancia, planeada en principio para siete días, se alargue primero a siete meses y finalmente a siete años. Castorp sólo saldrá de allí para alistarse en la gran guerra.Fotografía de Thomas Mann

Siguiendo la tradición de la «novela de formación», el inexperto pero sensible Castorp se ve enfrentado a una serie de ideas y experiencias hasta entonces desconocidas para él. La rusa madame Chauchat, le iniciará en los secretos del amor, mientras él, sin dejarse arrastrar hacia una posición clara, es testigo de las discusiones entre Settembrini, un «humanista ilustrado», volteriano y demócrata, y el ex jesuita Naphta, un místico reaccionario. Castorp, se encuentra atrapado entre los valores de la sociedad a la que pertenece y las nuevas formas de pensar más próximas al relativismo.

De este modo, en el soberbio final de esta obra, Hans Castorp, se encuentra hundido en el fango del campo de batalla, canturrea una canción para sobreponerse, mientras intenta avanzar hacia su objetivo, tomar una colina, al final de un páramo, lleno de cráteres y árboles carbonizados, mientras caen incesantemente bombas y obuses de artillería. En medio de este horror, Hans ha de arrojarse al suelo cada rato hundiendo su cara en el barro. La canción que canta es la canción de Schubert, “El Tilo” sobre un poema de Wilhem Muller llena de placidez y añoranza. Thomas Mann se pregunta y nos pregunta algo así como ¿dónde están los espléndidos y luminosos días de nuestro protagonista? ¿No debería la juventud alemana estar sumergida en la lectura, el estudio, la música, el amor?

El edificio nostálgico construido al estilo del Art-Deco, descrito ya por Thomas Mann en su novela «La Montaña Mágica», con ambiente Belle Epoque fue inaugurado en 1900 como sanatorio de lujo y convertido más tarde en hotel de montaña. Hasta el día de hoy se conserva la arquitectura original de la casa.

Thomas Mann en la Biblioteca de la UPM

Susana Martín-Fernandez

4 comentarios

  • José Alejandro Martínez
    José Alejandro Martínez

    Una novela extraordinaria, la recomiendo a toda costa. Conviene saber que es bastante larga y de ritmo pausado. Recuerdo especialmente la descripción de las interminables comidas, ¿cómo podían comer tanto y mezclando tan extrañamente?

  • Me gusto mucho esta novela. Su lectura hay que emprenderla con un espíritu tranquilo, como el propio ritmo de sus páginas.

  • Susana Martin-Fernández

    Es cierto que a mi también me llamó la atención la importancia que se le da a las comidas en la novela.
    Por otro lado pienso que la abundancia de la comida y el numero de platos era un signo de distinción del hospital. Aunque no creo que los enfermos comieran tanto.

  • Yo lo que me pregunto es en qué medida esas charlas entre Hans Castorp, Settembrini y Naphta responden realmente a inquietudes filosóficas del momento. P. ejemplo el planteo del italiano sobre la república universal me parece iluso. Como también me lo parece el planteo de Naphta sobre que el proletariado en aras del bien del mundo y de alcanzar la salvación del mundo, o sea la vida en Dios sin estado ni clases sociales. Me pregunto si este encuentro de opiniones estaba realmente en el meollo de la discusión de los grandes pensadores del momento o bien es un puro divertimento que hace Thomas Mann. No logro distinguir el hilo de la novela del sanatorio, Claudia, el doctor Behrens, la sra. Störh, etc de la pertinencia de estos intercambios principalmente entre Naphta y Settembrini, y que trascendencia real tienen.

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