Sin novedad en el frente, de Erich Maria Remarque

Sin novedad en el frente. Erich Maria Remarque.

Barcelona: Edhasa, 1994

“Soy joven, tengo veinte años, pero no conozco de la vida más que la desesperación, el miedo, la muerte y el tránsito de una existencia llena de la más absurda superficialidad a un abismo de dolor. Veo a los pueblos lanzarse unos contra otros y matarse sin rechistar ignorantes, enloquecidos, dóciles, inocentes. Veo a los más ilustres cerebros del mundo inventar armas y frases para hacer posible todo eso durante más tiempo y con mayor refinamiento.”

En el verano de 1914 estalla la I Guerra Mundial.

Paul Bäumer tiene veinte años y es soldado. Es nuestro protagonista. Como él, millones de jóvenes se lanzan a una lucha despiadada, brutal, cruel.  En ella dejarán su juventud, su vida, su inocencia.

Sin novedad en el frente nos cuenta la vida de Paul y sus compañeros, “la juventud de hierro” como les llamaba su maestro. Unas veces en las trincheras, otras en  la retaguardia. Riendo, llorando, sintiendo la amenaza de la muerte que como una negra sombra se cierne sobre ellos.  Y aprendiendo a sobrevivir. Todo lo que les enseñaron en la escuela, allí, no sirve de nada.

“Durante diez semanas recibimos instrucción militar, y en ese tiempo nos formamos de un modo más decisivo que en diez años de escuela. Aprendimos que un botón reluciente es más importante que cuatro volúmenes de Schopenhauer.”

Se alistaron voluntarios, convencidos con las consignas que habían recibido de sus mayores.

Han cambiado. Después de semanas en el frente, esos jóvenes inocentes han dejado de creer. La guerra ha borrado todo aquello que les habían inculcado.

“El primer bombardeo nos relevó nuestro error, y con él se derrumbó la visión del mundo que nos habían enseñado…

Nos endurecimos y nos volvimos desconfiados, despiadados, vengativos, groseros…, y nos fue bien; eran precisamente esas las cualidades las que nos faltaban”.

Pero dentro de esa espiral de destrucción, de horror, de sufrimiento se encuentra algo limpio, noble; los camaradas, ellos lo son todo. Ya no importa la familia o los amigos. Todo lo que dejaron atrás cuando  se embarcaron en aquel tren que les recogió en su ciudad,  felices y risueños, es pasado. No tiene sentido. Se han transformado, los han transformado, es la guerra.

En 1930, Lewis Milestone llevó a la gran pantalla la novela de Erich Maria Remarque.

“Cuando partimos hacia el frente somos soldados malhumorados o alegres; cuando llegamos al sector donde empieza el frente, nos hemos convertido ya en bestias humanas.”

Erich Maria Remarque en la Biblioteca UPM.

4 comentarios

  • José Alejandro Martínez

    No he leído -todavía- la novela de Remarque. Sin duda es una buena recomendación. Tan solo me permito añadir que la historia de “Sin novedad en el frente” parece arrancar en el momento en que termina una de mis novelas favoritas: La montaña mágica (Der Zauberberg), de Thomas Mann. Gracias y saludos.

  • Yo tampoco he leido a Mann, otro laguna mas. No sabría decirte, es posible ya que la obra de Remarque se publicó despues de la de Mann. Una cosa que seguro que les une es la “atención” que les dispensarón los chicos de Goebbels con su “fuego purificador”.
    Gracias y saludos cordiales.

  • Leo la reseña e inmediatamente me viene a la mente el título: El miedo escrito por Gabriel Chevallier, joven que vivió la primera guerra mundial desde las trincheras francesas. Tanto Enrich M. Remarque como Chevallier describen situaciones parejas. Quizás mereciera hacer un Vidas Paralelas al estilo de Plutarco. El horror a la sinrazón de la guerra es universal e intercultural.

  • José Alejandro Martínez

    La Primera Guerra Mundial es siempre muy interesante. Las personas que hemos nacido en la segunda mitad del XX la tenemos desdibujada a causa del bombardeo creativo sobre la Segunda Guerra Mundial que hemos experimentado en los primeros decenios de nuestra vida.

    Para empezar la Primera es la guerra en la que se emplearon por primera vez -valga la redundancia- y de manera masiva los “adelantos” técnicos de exterminación surgidos de la Segunda Revolución Industrial (química, automoción, aviación, etc.).

    Por otra parte fue un conflicto menos dado a las simplificaciones ideológicas (derecha-izquierda) que la Segunda Guerra Mundial. Digamos que fue una guerra imperialista pura y dura entre potencias capitalistas-colonialistas. Aunque en el bando aliado dominaran regímenes más democráticos (Reino Unido, Francia, Estados Unidos) no se debe olvidar su alianza con la autocrática Rusia zarista; al mismo tiempo las llamadas “Potencias centrales” eran heterogéneas: desde la semidemocrática y pluriconfesional Alemania hasta el califato otomano.

    Si muchos consideran esta Primera guerra como el inicio real del siglo XX entonces conviene no olvidar que España no participó en sus combates, aunque sí le influyó enormemente tanto en política interior como por las ganancias obtenidas por suministros a los beligerantes. Además estimuló la industrialización por sustitución de importaciones. Incluso en nuestra historia intelectual tenemos una “Generación de 1914”: Ortega, Azaña, Castro, etc.

    También quiero recordar otro relato admirable ambientado en la PGM y que ya se citó en NST: Almas grises, de Philippe Claudel.

    Se ve que a muchos nos apasionan los clásicos contemporáneos. Por mucho tiempo… Saludos.

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