Los vagabundos de la cosecha de John Steinbeck

STEINBECK, John.

Los vagabundos de la cosecha.

Barcelona: Libros del Asteroide, 2007

Si uno se parase a escuchar detenidamente Appalachian Springs, obra compuesta por Aaron Copland en 1944, podría fácilmente imaginarse a los pioneros del Oeste Americano que, encaramados en sus carretas, iban a la conquista de unas tierras vírgenes con la esperanza de encontrar una vida mejor.
Mientras uno lee Los vagabundos de la cosecha, es igualmente fácil imaginarse a los descendientes de esos pioneros yendo más todavía hacia el Oeste, a una nueva tierra prometida, California. Si antes era la música de Copland la que nos situaba en la inmensidad de las llanuras, ahora es la palabra escrita de Steinbeck la que nos permite ver, conocer, sentir, las penalidades que sufrieron, los campamentos en los que se alojaron, el drama de la carrera por un jornal, por una paga con la que poder alimentarse, con la que poder vivir.
Miles de personas, granjeros en su mayor parte, emigraron desde las tierras del Medio Oeste Americano hacia California a comienzos de los años treinta del siglo XX. La Gran Depresión agravada por una prolongada sequía y continuas tormentas de arena les empujaron a ello. Tuvieron que abandonar sus tierras sepultadas bajo toneladas de arena y, en la mayoría de los casos, en manos de aquellos bancos a los que habían acudido para intentar salvarlas de la ruina. Pero además de sus tierras, allí quedaron sepultados sus esfuerzos, sus sacrificios, parte de su vida. John Steinbeck describió esta odisea en una serie de reportajes para el San Francisco News que utilizaría más tarde como base para escribir Las uvas de la ira.
La obra de Steinbeck es el retrato ácido de esa época de la historia americana, de esos “vagabundos”, de aquellos que les explotaban -los grandes propietarios, corporaciones en muchas ocasiones-,  de los matones que les atemorizaban, de aquellos que les despreciaban, pero también de aquellos que no les dieron de lado, que trataban de ayudarles a recuperar su autoestima, su dignidad perdida. Es el retrato de hombres y mujeres que deambulaban de una explotación a otra en busca de un salario digno con el que poder dar de comer a sus hijos, en busca de un futuro. Personas que habían pasado de tener algo, aunque fuese una modesta granja, a no tener nada, de ser ciudadanos ejemplares participes de su comunidad a personas sin derechos que ni siquiera podían votar.

Los vagabundos de la cosecha es periodismo puro, con un lenguaje directo, sin concesiones. Incluye las fotografías de Dorothea Lange, reportera contratada por el gobierno federal que dió testimonio de esos rostros de fatiga, de desesperanza, rostros jóvenes en muchos casos, pero en los que se notan los rasgos de las personas que ya han dejado de vivir.

La obra de Steinbeck se puede resumir, como bien apunta Eduardo Jordá en el prólogo, en aquella canción de otro de esos vagabundos, Woody Guthrie, llamada Blowin Down The Road

Voy a donde no soplen las tormentas de polvo,

Busco un trabajo y una paga decente,

Me voy por esa carretera polvorienta,

Y nunca más van a tratarme de este modo

 

John Steinbeck en la Biblioteca UPM

2 comentarios

  • Muy buen trabajo, Maestro. Una reseña documentada, estremecedora y bien escrita. La canción de Woody Guthrie redondea y afianza el tono. Me gusta y me duele. ¡Chapó! Según el momento del día me quito el sombrero cordobés o las plumas de indio.

  • Hace años leí las uvas de la ira y me encantó así como la película de John Ford, adaptación de la novela. No conocía este libro y me parece muy interesante. Lo apunto en mis lista de libros pendientes. Además por lo que comentas va acompañado de fotos de Dorothea Lange, un documento gráfico tremendo. Muy bueno el enlace a la canción y el video que lo acompaña.

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