Esta semana en Lecturas para compartir, el Tiktok de la Biblioteca ETSIDI, os recomendamos: La mano que cura.
Esta obra surge de las entrañas literarias de la escritora colombiana Lina María Parra Ochoa. En esta primera novela, la autora se adentra en cierto grado en la vida de su propia familia y en sus terrores más íntimos, así como en la complejidad de los vínculos afectivos. Porque fueron las anécdotas que le contaba su madre las que nutren y dan forma a la historia. Porque es el ambiente, la tradición sobrenatural de su Medellín natal los que engrasan el espíritu de la obra. En fin, es una narración extraordinaria, con una prosa envolvente, en la que la magia, reverso de la ciencia, convive en armonía con los hechos cotidianos y trascendentes de la existencia humana.
Lina es una joven que acaba de perder a su padre. En estos momentos de duelo, su madre le encarga aligerar la biblioteca de su padre, omnipresente en cada rincón de la casa. Este trance conduce a Lina a descubrir sus facultades sobrenaturales, heredadas de su familia materna, y a buscar a la ya anciana maestra de su progenitora que la había enseñado a dominar sus destrezas.
Parra Ochoa, cuya obra guarda ecos de Amparo Dávila o Mariana Enríquez, ya había encontrado un espacio destacado en el panorama cultural con dos volúmenes de cuentos: Malas posturas y Llorar sobre leche derramada.
Lo de las moscas ya había pasado antes, a una tía. Después de que se le murió el marido, su casa empezó a llenarse de moscas. Buscó varias explicaciones, pero realmente no las había. No encontró huevos ni larvas, nada estaba pudriéndose, no existía manera de que los bichos entrarán en la casa, pero cada noche en el cuarto principal había grupos de moscas gordas y negras volando por todas partes. Mi tía dice que ella rezó la casa, llamó a una señora que siempre le trabajaba la casa y se encerraron las dos solas ahí toda una noche. Luego las moscas dejaron de aparecer. Yo había olvidado la historia, hasta el día después del velorio del papá. Volví a mi apartamento ya de noche, cansada de hablar con gente, de recibir pésames, de tener la misma conversación muchas veces, de organizar la comida y la bebida y de tratar con los de la funeraria, con el cura de la misa, con tantas personas que creo que al final no velé a mi papá, no lo lloré. incluso no sé si lo vi en el cajón. Tal vez, sin pretenderlo del todo, evadí ese lugar, esa situación.
@biblioetsidiupm Parra Ochoa nos deja un testimonio en el que la magia toma carta de naturaleza. #lecturasparacompartir #recomendacionesdelibros #booktok #novelascolombianas #linamaríaparraochoa