En estos días de concordia nos conmueve el buen hacer de los profesionales del sector que organizaron una biblioteca en la isla de Lampedusa (IBBY, 2012) con libros sin texto. Este tipo de obras en las que la ilustración impera suelen estar indicadas para los denominados primeros lectores, pero en este caso vienen a cubrir una necesidad mucho más compleja ya que están destinadas a los inmigrantes que acaban de llegar al país y desconocen el idioma.
Las palabras son importantes, pero a veces hay que saber dejarlas al margen para dar cabida a los otros. Incluso el séptimo arte ha sabido prescindir de ellas y conseguir obras maestras, recordemos si no títulos tan relevantes como En busca del fuego, de Jean-Jacques Annaud (1981) o La balada de Narayama, de Keisuke Kinoshita (1958) o la serie de animación Primal, de Genndy Tartakovsky (2020). Todas ellas tienen en común que no necesitan hacer uso del lenguaje para transmitir su historia.
Las obras ilustrativas suelen dominar el mercado.
The library of textless books invites readers to create their own narratives, sparking creativity and imagination. It reminds me of how each experience, like discovering lattafa khamrah can be uniquely interpreted. I love how this approach encourages personal storytelling without the constraints of text.