Escuchar a los muertos con los ojos y otros cuentos chinos

Cubierta de Borges oral, Jorge Luis BorgesBorges, Feynman y Jullien entre otros

Esta imagen tan evocadora hay que agradecérsela a Quevedo:

Con pocos, pero doctos libros juntos,
vivo en conversación con los difuntos,
y escucho con mis ojos a los muertos

(F. Quevedo)

Hay casos en que la voz es especialmente directa, cálida, imperecedera… como en la conferencia escrita o transcrita. Este género se ha popularizado desde hace 100 años gracias a la aparición de los medios de grabación y transcripción.

Una conferencia no es un discurso y tampoco una clase, es un género ambiguo, dirigido a un público amplio, a veces simplemente advenedizo que acude por mor de su cultivo personal y disfrute.

Hay un texto minúsculo, precioso (Borges oral), una esencia destilada del autor, editado por Alianza al módico precio de 6 euros (sólo el necio confunde valor y precio). Las conferencias que recoge versan sobre los más diversos temas: el libro, el tiempo, la novela negra… Borges (ya ciego) recurre a un discurso en espiral, vuelve y se revuelve para acunar al oyente /lector que va interiorizando detalles inesperados; nunca sería igual con un discurso lineal.

“Un verso bueno no permite que se lo lea en voz baja, o en silencio. El verso siempre recuerda que fue un arte oral antes de ser un arte escrito, recuerda que fue un canto”Cubierta de El placer de descubrir, Richard P. Feynman

Parecería que es la conferencia un género exclusivo de las humanidades, consideradas las ciencias en su aspecto más prosaico, pero nada más alejado de la realidad. Los físicos y químicos teóricos son dados a grandes hazañas en este género. Tal es el caso de Richard Feynman de quien podemos encontrar varios textos dedicados a sus conferencias como Siete piezas fáciles y El placer de descubrir. Este último editado por Crítica en la colección Drakontos, contiene una sentida conferencia en la que Feynman hace un homenaje a las personas sencillas (personificadas en su padre) que en un elocuente gesto de inteligencia natural fomentan, desde la más tierna infancia, el sentido crítico de sus hijos. Y es que la ciencia es ante todo la capacidad de sorprenderse.

“Mirando a un pájaro (el padre de Feynman) decía: “¿Sabes qué pájaro es ese? Es un tordo de garganta marrón; pero en portugués es un …, en italiano un …,” decía, “en chino es un …, en japonés es un …”, etc. “Ahora sabes qué nombre tiene ese pájaro en todos los idiomas que quieras”, decía, “pero cuando hayas acabado con eso no sabrás absolutamente nada sobre el pájaro. Sólo sabrás cómo llaman al pájaro los seres humanos en diferentes lugares. Ahora”, concluía, “miremos al pájaro.”

Cubierta de Conferencia sobre la eficacia, François Jullien

El tercer ejemplo de esta reseña, ya no corresponde a un autor enmudecido por el tiempo, sino a un especialista en estudios orientales, un sinólogo. François Jullien ofreció una conferencia titulada: Conferencia sobre la eficacia a un círculo de empresarios tan sólo para cautivarlos con las diferencias en la visión de la estrategia en oriente y occidente. El autor nos enfrenta a todas las ideas preconcebidas que por asumidas resultan silenciadas. Es un texto poético que pone de manifiesto cuánta polinización cruzada es necesaria entre culturas y ámbitos del saber.Nube de palabras

Wu Wei er Wu bu Wei

(no hacer nada, pero que nada deje de hacerse)

Y es que al leer una conferencia uno puede detenerse en el texto en cualquier momento y dejar volar su imaginación, envolverse en un tiempo y un espacio diferentes y viajar sin moverse del sitio.

 I would rather have questions

Jorge Luis Borges en la Biblioteca de la UPM

Richard P. Feynman en la Biblioteca de la UPM

Las culturas del Libro, de Manuel García-Pelayo

"De tal realzamiento del Libro sacro se derivó el del libro en abstracto, al que se muestra como símbolo de toda realidad que presente unos signos indicadores de un sentido; que pueda decir algo y que, a la vez encierre un secreto; que se muestre simultáneamente como velado y desvelado, manifiesto y escondido. Y así, desde la Alta Edad media son frecuentes las referencias al Libro de la vida, al Libro del rostro, al Libro de la naturaleza, etc."

Manuel García-Pelayo:

Las culturas del Libro.

Caracas : Fundación Manuel García-Pelayo, 1997.

Manuel García-Pelayo es uno de esos importantes intelectuales del siglo XX que experimentaron desencuentros con la tortuosa evolución social y política española y han quedado en penumbra en un país que por desgracia retrocede en el nivel de conocimiento público de sus pensadores e investigadores. En esa situación le encontramos junto a los Altamira, Cordón, Castro, Terrón y tantos otros. Su figura me interesaba instintivamente, y un compañero bibliotecario muy perspicaz me puso en la pista de Las culturas del Libro, texto breve pero digno exponente de su creación ensayística. García-Pelayo era fundamentalmente un gran experto en Derecho político y constitucional, y ello se deja notar claramente en sus análisis y reflexiones sobre la Historia y la cultura. El autor parte de la distinción efectuada desde su origen por el islam entre gentes del libro (judíos, cristianos y musulmanes) y resto de seres humanos considerados como plenamente paganos, para explorar el papel y significado del soporte/contenido "libro" desde las antiguas culturas de Oriente Medio hasta la europea occidental moderna, resaltando el giro de perspectiva social y cultural operado a finales de la Edad Media con la irrupción de la imprenta, el Renacimiento, y las reformas religiosas. El lector va contemplando y comprendiendo los cambios en el significado profundo, casi fundacional e ineludible de este objeto hoy día casi trivial en su realidad física: el libro. Cambios en nuestra vida, en nuestra manera de ver y experimentar el mundo. Las culturas del Libro adolece de algún cliché de su tiempo y circunstancia, por ejemplo la alusión a la religión musulmana como "mahometismo" (por fácil analogía con cristianismo). No sirve en modo alguno como manual o resumen de historia del libro. Sí proporciona en cambio una visión lúcida, original, ideológica, jurídica de ese dichoso objeto con el que nuestra existencia siempre termina tropezando, y regala al lector pistas fecundas y tal vez insospechadas sobre la evolución cultural y política de la civilización  humana.

 

"A la transformación de la cultura del Libro en cultura de libros, sirvió, no tanto el descubrimiento -que también tuvo lugar en China-, cuanto la explotación económica e ideológica de la imprenta o, lo que es lo mismo, su utilización en función de la voluntad de dominio de la sociedad y de la naturaleza. El libro puede ahora rebasar el público estamental para dirigirse al gran público y contribuir, tanto al desarrollo de la ciencia moderna, llevado a cabo a través de innúmeras y a veces pequeñas aportaciones, como a la movilización de las masas para objetivos polìticos."

Obras de Manuel García-Pelayo en: Bibliotecas de la UPM.