No creo poder tocar el cielo con las manos. Safo

HABLEMOS DE SAFO, NUESTRA SEÑORA DE LESBOS

Venga, lira mía

de caja de tortuga,

dime, cobra voz.

Corría el s. VII a. de C. cuando en la isla griega de Lesbos nació una niña destinada a la inmortalidad. Aquella damita recibió el nombre de Safo y, bendecida por las Musas, llegaría a convertirse en una de las grandes figuras de la lírica de la antigüedad.

Yacerás muerta, y de ti no quedará ningún recuerdo

en los tiempos a venir, pues no tienes tu parte

de las rosas de Pieria. Vagarás desapercibida

por la mansión de Hades, entre las sombras de los muertos.

Como la manzana dulce

que enrojece en lo alto de una rama,

en lo alto más alto,

y se la dejan los cosechadores;

o no, no se la dejan,

Es que no pueden alcanzarla.

Para muchos Safo es, simple y llanamente, la poetisa del amor entre mujeres. Para mí es algo más: la ferviente devota de Afrodita que cantó a la sensualidad y al deseo, a la melancolía y la belleza.

‘Safo y Erinna en un jardín en Mytilene’ (Simeon Solomon, 1864). Fuente: Wikimedia Commons (https://bit.ly/3uNnI7g).

Afrodita inmortal de trono cincelado,

hija de Zeus, urdidora de engaños, te ruego

no domeñes con ansias ni desasosiegos

mi corazón, señora; . . .

Me parece igual a los dioses

el hombre que se sienta enfrente de ti

y te escucha de cerca cuando hablas

con ternura

y cuando ríes seductora. Entonces

el corazón me tiembla dentro del pecho

pues en cuanto te miro no me sale

ni un hilo de voz, . . .

Yo amo la delicadeza. Esto,

el amor reluciente por el sol, y la belleza,

me han tocado en suerte.

Todos los poemas recogidos en este texto han sido tomados de:

SAFO (2017). ‘No creo poder tocar el cielo con las manos’. Poesía portátil. Penguin Random House. Barcelona.

Un libro cuya lectura recomiendo.

Safo en la Biblioteca UPM

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