Sólo de lo perdido, Carlos Castán
Sólo de lo perdido
Carlos Castán
Barcelona: Ediciones Destino, 2008
El arte indefenso que respira a veces bajo la superficie de las cosas.
Tal vez esta frase resuma las intenciones del libro. El arte indefenso bajo la superficie de las cosas. El arte indefenso… Hay que mirar muy tomándose todo el tiempo del mundo para ver debajo de las cosas. Detrás de las cosas. Mundo atropellado sin poesía. Estos cuentos ayudan, yo creo. Tan pausados, tan mirando. Tan tristes y verdaderos, eso es belleza. Elegancia de las frases, yo creo. Sencillos caminos al interior de los personajes. Un poco en sombra (no, no avanzan), cierta impresión de que transitan perdidos por el pasillo de la casa. Las manos abiertas delante de los ojos. Sin tomar las riendas de su libre albedrío. Definidos desde fuera, por el amor de los demás (por decir algo amor), por la locura de los demás. Da la vida corazones que la vida gusta en arañar.
En su último año de vida, acorralado por males sin remedio, la abuela le ponía cocacola en la mesa diciéndole que era vino y a la pobre se le salían las lágrimas de los ojos viendo que aquel hombre, la vieja autoridad de las bodeguillas del barrio, no era ya capaz de notar la diferencia.
Al límite de ser algo los personajes, yo creo. O, vistos desde el otro lado, al límite de no ser. O de ser otro. Deseo y tragedia de ser otro. Pobladores de estos cuentos, eso sí. Enamorados, locos. Náufragos en tierra firme. Perdiendo, así reza el título. Vivir perdiendo. Continuar. A pesar de lo perdido.
Carlos Castán nació en Barcelona en 1960 y es licenciado en filosofía por la Universidad Autónoma de Madrid. También en su bibliografía figuran Frío de vivir (1997), Museo de la soledad (2000), El aire que me espía (2005), Papeles dispersos (2009), Polvo en el neón (2013).
Ganar / perder, construcción / destrucción… Todo esto parece muy taoísta, tal vez. Interesante propuesta. El pájaro rojo de la cubierta es sugerente: como si estuviera y no estuviera al mismo tiempo, al modo del gato de Schrödinger.
Tus frases cortas muestran tu perplejidad y lo sumido que te has quedado mirando las cosas a tu alrededor, pensando qué hay dentro, debajo, cerca de ellas. Recojo el testigo. Ya te contaré. Gracias una vez más por tus propuestas, Pedro