Almas grises de Philippe Claudel
Almas grises. Philippe Claudel.
Barcelona: Ediciones Salamandra, 2005
Un cuerpo de diez años no abulta mucho, sobre todo si está empapado de agua helada. Berfuche levantó una esquina de la manta y se sopló en las manos para calentarlas. Apareció el rostro de Belle de Jour.
A finales de 1917 un acontecimiento trágico va perturbar la monótona vida de los habitantes de un pueblo francés. Una niña es encontrada muerta. Estrangulada. La maquinaria de la justicia se pone en funcionamiento. Hay que encontrar al culpable. Quién, nadie es sospechoso pero en realidad todos los son, sobre todo uno, el fiscal Destinat.
Suele decirse que tememos lo que no conocemos. Yo en cambio creo que el miedo surge cuando descubrimos lo que hasta el día anterior creíamos ignorar. Ése era el secreto de Destinat: poner ante los ojos de la gente, como si nada, las cosas con las que no querían vivir. El resto era pan comido. El triunfo estaba asegurado. Ya podía pedir la cabeza del acusado. Los jurados se la entregaban en bandeja de plata.
Narrada en primera persona por uno de los investigadores cuyos recuerdos y remordimientos no le dejan conseguir la anhelada paz en su alma, en esta novela la soledad y la muerte siempre están presentes. La guerra se atisba a pocos kilómetros pero sus efectos de sufrimiento, miedo, cobardía, dolor corren desbocados entre los habitantes de ese pequeño pueblo.
La maquinaria de los rencores, de los recuerdos atormentados, de la vida gris de unos personajes perdidos en una olvidada ciudad provinciana se ponen en marcha con un asesinato. Es la espoleta. Todos tienen algo que ocultar a los demás, secretos quizás, si, pero sobre todo el conocimiento de unas vidas perdidas, de unas almas grises.
Nuestra pequeña ciudad oyó la guerra, pero no puede decirse que la hiciera. Más bien puede afirmarse sin faltar a la verdad que vivió de ella: los obreros siguieron haciendo funcionar la Fábrica. Hacían falta…Ochocientos hombres que, a ojos de algunos, no lo fueron jamás y que todas las mañana abandonaban una cama caliente y unos brazos dormidos en vez de una trinchera enfangada, para ir a empujar vagonetas en lugar de cadáveres.
Philippe Claudel nacido en Nancy en 1962 profesor y guionista de cine y televisión, comenzó su carrera publicando Meuse l’oubli. Además de su faceta como escritor ha dirigido dos largometrajes Hace mucho que te quiero y Silencio de Amor. Otras obras de Claudel son, La nieta del señor Linh ya reseñada en No Sólo Técnica o el Informe Brodeck.
Philippe Claudel en la Biblioteca UPM
El cielo era lo único que seguía siendo puro y alegre, y permanecía ajeno al mal y la putrefacción, que se extendían a ras de suelo bajo su bóveda de estrellas.
Me gustó muchos esta novela de P. Claudel. Como dices en la reseña, la sensación de frío y tristeza es constante en ella. Muy buena recomendación.
Saludos.
Me parece una novela muy buena aunque durísima. Deja huella. También me gustaría señalar su interés desde el punto de vista sociohistórico: la Francia de la Tercera República y la Gran Guerra de 1914-1918.