Montedidio, Erri de Luca

Cubierta de Montedidio, Erri de Luca“A iurnata è ‘un muorzo”, el día pasa volando.

Montedidio
Erri de Luca

Madrid: Akal, 2004
Traducción: César Palma

Montedidio (Feltrinelli, 2002)

Montedidio, el pueblo, es tan estrecho, bullicioso y abigarrado que no se puede caminar sin tropezar con los pasos propios o los ajenos, y no se puede mirar a las estrellas pues las camisas en la cuerdas de tender son el firmamento sobre las calles, y hasta el aire te empuja, pues el aire son los muertos antiguos y requieren su lugar… Pero Montedidio, la novela, es una colección de escenas espaciosas, leves y líricas en las que los personajes viven, aprenden, suben a las azoteas, se dejan empujar por el viento y por la magia y emprenden su viaje interior apuntando al cielo.

Un joven de trece años afronta su primer empleo y la enfermedad de su madre, tiene que aprender que la vida duele y también da calor, que hay seres nobles y seres monstruosos en esta calle y al torcer la esquina, que el amor se descubre a ciegas, que a la edad adulta se llega de un salto que precisa musculatura, azar y perseverancia. Mientras tanto su amigo Rafaniello, el zapatero jorobado, le cuenta historias, le trae lugares a la imaginación, le muestra caminos, le hace entender que la voz puede ser un grito impresionante. Él también volará -sus alas se están gestando- desde lo más alto de Montedidio, porque ha pasado el año, volando, porque el año comienza.

Suenan huesos en la joroba, él mira hacia arriba, mientras echa atrás el saco con las alas. Sus ojos verdes y redondos buscan en el aire un sitio por donde ascender, la ciudad se eleva con muros y balcones, no hay cielo. Pero don Rafaniello consigue ahora orientarse incluso en la oscuridad, tiene en la cabeza la brújula de las cigüeñas. Bajo el cierre metálico, nos despedimos, dice que es bonito tener alas, pero que ha sido más bonito haber tenido manos útiles para trabajar.

Erri de Luca (Nápoles, 1950) desempeñó diversos oficios a lo largo de su vida: fresador, camionero, albañil… También militó en el movimiento de izquierda revolucionaria Lotta continua, hasta que en 1989 se concretó su vocación literaria con la publicación de su primer libro Aquí no, ahora no. Es aficionado al alpinismo y traductor de la Biblia. Su obra, en buena parte autobiográfica, ha sido traducida a varios idiomas.

Erri de Luca en la Biblioteca UPM

3 comentarios

  • Pilar Alvarez del Valle

    Cómo nos sorprende hoy encontrar una trayectoria vital tan variopinta (tornero, albañil…) y sin embargo para aquella generación de posguerra (1950) no debió ser infrecuente (me acuerdo ahora también de Gunter Grass). No voy a decir que fueran buenos tiempos pero hoy estamos muy encasillados, encorsetados.

  • José Alejandro Martínez

    Hola. Me viene a la memoria ahora el caso de Juan Marsé, que fue nada menos que joyero de oficio. Golding fue marino de guerra en la segunda mundial, lo que sin duda repercutió en el carácter de su obra. Y no digamos si vamos más hacia atrás en el tiempo: Orwell fregó platos para subsistir, Cervantes fue prisionero de guerra, etc. etc. etc.

  • Pilar Alvarez del Valle

    yo a prisionero de guerra no me apunto 🙂

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *