Leonardo da Vinci uomo universale
¿Qué es lo que hace que un personaje sea estudiado en su potencia intelectual con la misma intensidad y admiración por un físico teórico o un poeta? Me propongo en esta reseña ofrecer la visión del primero: Fritjof Capra (La ciencia de Leonardo, Ed. Anagrama primera edición 2008), y del segundo: Paul Valéry (Escritos sobre Leonardo da Vinci, Ed. Antonio Machado última reedición de 2010, fecunda en erratas tipográficas).
Capra define a Leonardo como pensador sistémico, ecologista y teórico de la complejidad; un científico y un artista con profundo respeto por la vida en su integridad y un hombre con un fuerte deseo de trabajar en beneficio de la humanidad. Leonardo admira la gran superioridad de la naturaleza respecto al ingenio humano porque en ella no falta nada ni nada es superfluo.
Valéry, el querido poeta del cementerio marino denuncia: Leonardo está hecho para desesperar al hombre moderno que se haya extraviado desde la adolescencia en una especialidad en la que está encerrado, pues no se puede eludir la consecuencia de que la cantidad de lenguajes que un hombre posee influye poderosamente sobre el número de oportunidades que puede tener para encontrar otros nuevos. Porque para Leonardo el lenguaje no lo es todo. Saber no es suficiente, lo que importa es poder. No separa comprender y crear. No hace distinciones entre teoría y práctica. Valéry nos presenta a Leonardo ya como un centauro, ya como una quimera para aquellos espíritus acostumbrados a filósofos sin ojos o artistas sin cabezas.
Pero qué tal si para variar recurriéramos a las fuentes, si dejáramos que fuese el mismo Leonardo quien en su Tratado de Pintura (Ed. Akal, 2004) diera rienda suelta a sus reflexiones:
Llámase ciencia a aquel discurso de la mente que tiene su origen en principios últimos. La más útil de las ciencias será aquella cuyo fruto sea más comunicable, y el fin de la pintura es comunicable a todas las generaciones del universo pues depende de la facultad de ver que no necesita intérpretes.
Decimos que un saber es mecánico cuando nace de la experiencia, y científico cuando nace y concluye en la mente. Quienes se prendan de la práctica sin ciencia son cual piloto que se embarca sin timón ni brújula. El pintor que tan sólo copia a fuerza de práctica y buen ojo, más sin juicio, es como el espejo, que en sí refleja pero no conoce. Así te digo a ti, que por naturaleza tiendes a este arte, que has de adquirir diligencia antes que presteza y cuando hayas adiestrado ya tu mano y tu juicio en esta diligencia, verás como trabajas con mayor presteza de la que tenías. Ne pas estimer la vie, toute la vie. Ce n’est pas la mériter.
¿Uno, dos o los tres?, ¡Yo lo quiero todo! Feliz año, feliz lectura.
Fritjof Capra en la Biblioteca UPM
Paul Valéry en la Biblioteca UPM