El vendedor de pasados, José Eduardo Agualusa

Cubierta de El vendedor de pasados, José Eduardo AgualusaEl vendedor de pasados
José Eduardo Agualusa
Barcelona: Ediciones Destino, 2009
Traducctora: Rosa Martínez Alfaro

O vendedor de passados (Publicações Dom Quixote, 2004 )

Estamos en Angola. Desde el cristal de una ventana un geco se entretiene observando cómo las nubes se toman de las manos o se dejan, para combinarse o transformarse o desaparecer. Y nos lo cuenta. Del mismo modo, deleitándose, dirige su atención hacia lo que ocurre entre las paredes de la casa. Y así nos va narrando los hechos que nacen, se transforman, son o no son, en esta novela inusual que tiene en los personajes uno de sus mayores atractivos.

Allí vive Félix Ventura, un negro albino que se gana la vida inventando pasados, genealogías, a los integrantes de la nueva burguesía angoleña, a los empresarios, ministros, traficantes de diamantes que habiéndose asegurado un futuro prometedor, carecen de un pasado ilustre que les dignifique. No tardará en cruzar la puerta otro personaje (acento eslavo y matices de portugués de Brasil) de aire misterioso, sin nombre, fotógrafo de todas las guerras, solicitando tales servicios pero requiriendo, además, certificados y documentos firmados, que actualicen también su presente y le transformen en un hombre de nuevo cuño, enmascarado, angoleño de pura cepa, José Buchmann. Y en contraste hallamos, de la mano de Félix, al más bello personaje: la luminosa Ângela Lúcia, fotógrafa y coleccionista de las luces del mundo. Pero el que no deja de acompañarlos a todos (¿o son ellos los que le acompañan a él en el interior de su cabeza?) es el narrador, el ya mencionado geco -al que podemos llamar Eulálio por su elocuencia- que mira las nubes; la sencilla lagartija que cuenta, sueña, recuerda frases de tangos y no echa demasiado de menos su anterior pasado humano (en el que encarnó nada menos que a Borges).

Y así va tejiéndose una novela no exenta de intriga, de sátira, que tal vez no sea redonda ni perfecta ni novela, pero que propone un interesante viaje desde Angola hacia otras culturas y está repleta de detalles e historias, de reflexiones sobre la memoria y la identidad, la verdad, la literatura o el poder de la imaginación.

Cubierta de O vendedor de passados, José Eduardo AgualusaUn nombre puede ser una condena. Algunos arrastran el nombre, como las aguas cenagosas de un río tras grandes lluvias y, por más que éste resista, le imponen un destino. Otros, por el contrario, son como máscaras: esconden, eluden. La mayoría, evidentemente, no tiene poder alguno.

José Eduardo Agualusa (Huambo, Angola, 1960) es hijo de colonos blancos portugueses, cursó sus estudios en Lisboa, residió en Río de Janeiro y desde 2004 vive en Luanda. De ahí que en sus obras la variedad de personajes, lugares y la mezcla de culturas ocupe un papel relevante. Con El vendedor de pasados fue el primer escritor africano en obtener el Independent Foreign Fiction Prize, concedido por el diario británico The Independent y por el Consejo de las Artes del Reino Unido. Otras obras suyas son Estación de lluvias, Nación criolla, Barroco tropical o El año en que Zumbí tomó Río de Janeiro.

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