Feria del Libro de Madrid 2014
73ª Feria del Libro de Madrid
Del 31 de mayo al 16 de junio de 2014
Parque del Retiro
Ya está aquí la Feria del Libro invitándonos a elegir entre mil sugerencias escritas. Librerias especializadas en los más inesperados temas, publicaciones de organismos que son difíciles de localizar fuera de la Feria, editoriales pequeñas que miman sus títulos, autores en carne y hueso y el encuentro con ese rito feliz de cada año en primavera y en el Retiro.
El equipo de nosólotécnica os selecciona un año más alguna de sus casetas preferidas (aquí nuestro histórico de recomendaciones).
Feliz Feria de Libro.
Caseta 359: Editorial Minúscula – Es una editorial cuidadosa, de formato pequeño, muy cómodo para llevar encima, y con cuatro colecciones que selecciona con mimo sus títulos.
Caseta 328: Librería La Central – En Madrid, se encuentra ubicada muy cerca de la plaza de Callao. Siempre es un placer dar una vuelta por esta librería, no sólo por el edificio que es espectacular (una casa palacio perefectamente restaurada y adaptada a su nueva utilidad) sino por el variado y completo fondo que tienen, no sólo de literatura sino también de historia, filosofía y ciencias sociales. Y si buscas novela en su lengua original este es tu sitio:
Caseta 191: Librería Muga – Un buen ejemplo de librería moderna, devenida referente cultural para el Sudeste de Madrid. Visitad también su interesante revista digital: Las calles de Venecia.
Caseta 90: Librería Francesa – Un clásico del libro francófono con local permanente a dos pasitos del propio Retiro, al día en novedades literarias y con todo el material didáctico necesario para adentrarse en el mundo de habla francesa.
Sólo conocía “La Central”, así que MUCHAS GRACIAS por la información.
Un cordial saludo y MUY FELIZ Feria.
Beatriz
Por sus estupendas recomendaciones se distingue al distinguido equipo de NST: la editorial Minúscula, un catálogo exquisito y excelentemente cuidado, repleto de joyas literarias (Marisa Madieri). Muga, la librería de Vallecas (el Sureste es muy amplio) a la que le sentó tan mal el Nobel de Vargas Llosa (no así el de Saramago, claro) que no puso ni uno solo de sus libros en sus espaciosos escaparates. Y la Librairie Française [www.lalibrariefrancaise.net], llamada de Henri Avellan desde su fundación en 1952 hasta que la traspasaron los herederos de Monsieur Avellan. Un caballero francés muy arquetípico (siempre tocado con su característica boina), que nunca dejó de asistir a su caseta en la Feria.
Beatriz: Madrid ha sido una ciudad de magníficas librerías. Miessner, Aguilar, la antigua Casa del Libro (hoy propiedad de Planeta), Rubiños… Sin llegar a ser como en París, Londres, Nueva York, Oporto o Milán, uno podía perderse por mil y una librerías, a cual más deliciosa, y pasar las horas en compañía de libreros apasionados, competentes (más que algunos bibliotecarios) y fascinantes. Hasta que advino la torva dominación de las grandes superficies comerciales, y la frialdad del comercio virtual. Bueno: nos queda la Feria. Allí nos vemos. Meet me in St. Louis!
” . . . la torva dominación de las grandes superficies comerciales, y la frialdad del comercio virtual” (MONTES LÓPEZ, com. pers.). ¡Cuán certeras palabras, vive Dios!.
¡Muchas gracias, Beatriz! Ya puestos a citar mis palabras (¡qué ilusión!), y aunque tengo un poco olvidadas esas formalidades bibliográficas, me parece que la referencia no sería como “comunicación personal” (aunque la frase estuviera en un contexto dirigido a ti), sino como mensaje en foro en línea (y aquí, una de esas caritas que pone Pilar Álvarez del Valle). ¡Ay, no sé! Es que desde que he leído que Ian McEwan ha vendido, por un porrón de dólares, a no se qué universidad sus borradores desechados y ¡siete años de correos electrónicos!, se me hacen los dedos huéspedes: si los alumnos del cole al que fue John Lennon pagaban por sentarse en su pupitre, y ahora esto de McEwan… Uno no es ni Lennon ni McEwan, pero ¿darían algo por mis cursis intrusiones en NST? O, como decía una ilustre colega: “¡Es que a nosotros las reseñas nos las puntúan en los concursos1” Montes, E. (2014) http://serviciosgate.upm.es/nosolotecnica/?p=23519#comments
Ay Evelio, bien se te imagina paladeando golosamente comentarios como el kobe la hierba fresca ( 🙂 , sólo por complacerte). ¿Quizás has ido ya a St. Louis (o a la feria) y tienes algo que contar? Podías soltar nuevas ideas a modo de pepitas de calabaza (mucho más interesantes y productivas que las de oro, y editorial curiosa en la caseta 290).
Habláis Beatriz y tú de las librerías con carácter, curiosamente se diluyen en la ciudad y aparecen en los sitios más insospechados. Yo llevo años notando que las librerías de las estaciones de tren son muy enriquecedoras (mucho más que las de aeropuerto) en ellas he encontrado desde la sonrisa del jaguar de Rushdie en bolsillo (en regionales) a LeClezio (15 días después de que le dieran el Nobel), o Paradero Desconocido (Zaragoza).
Junto a Felipe II hay una pequeñísima libreria de una señora anciana y encantadora que tiene siempre un escaparate curioso. Eso si no te vende un libro si no le das conversación interesante. Es muy ecléctica, le gusta todo.
Narváez, 5.
http://madridtipografico.blogspot.com/2012/01/libreria-en-narvaez.html
Soy de ese barrio de (casi) toda la vida, y siempre me encantó esa librería: apenas un mostrador, como de composturas de relojes, o de zapatero remendón. El escaparate, siempre una sorpresa. Recuerdo los primeros libros que compré allí, en 1970: “Soul on Ice” y “Pantera Negra”, de Eldridge Cleaver, en ediciones de Siglo XXI de México.
Y, sí, desde luego, los libros nos encuentran a nosotros: será eso de la serendipia, porque a mí ha llegado a encontrarme, en un puestecillo del Trastevere, un libro de poemas de un tío mío que escribía novelas de quiosco (de las del FBI).
Las Librerías de Ferrocarriles eran una auténtica institución en el gremio de libreros. Hay buenas librerías allí donde hay libreros con pasión. En los años 80 hubo una librería, entre las calles de la Fe y Buenavista, en Lavapiés, no exactamente clandestina, pero a la que se accedía sólo mediante santo y seña. Las librerías de aeropuerto me parecen más un tópico que otra cosa, para gente snob que presume de que lee libros “de aeropuerto”, como la sin par Elena Ochoa -Lady Foster (aunque esta dirá que nada de “sine nobilitate”: para eso es Lady). Pepitas de calabaza, me encanta la editorial (también Melusina, y otras por el estilo). Aparte del guión de “Amanece, que no es poco”, sacaron un tomito extraordinario, fabuloso: Elogio de la anarquía, por dos excéntricos chinos del siglo III. Gallo Nero también está sacando cosas muy interesantes, traducciones muy pulcras de Larry McMurtry, etc. Es ponerse a contar, y no acabar.
Y muy bien lo del kobe y la hierba, muy bien: ¡tomo nota!
Una pregunta, Evelio y Pilar: ¿la librería a la que os referís es una muy pequeñita que está muy cerca de cierto puestecillo donde ponen una de las mejores horchatas de Madrid?. Lo digo porque de ser así la conozco.
Esa misma. Puse la dirección exacta: calle Narváez, número 5; y un enlace con un blog que analiza la tipografía de los letreros urbanos, porque incluye dos fotos de la librería. Pero veo que no funciona el enlace a la primera.. De todas formas, se ven las fotos en Google.
Y, sí, está casi enfrente del quiosco de horchata.
Cambio y cierro, que ya hay otro post, estupendo, de Pedro Pulla.