Cautivado por la alegría. C.S. Lewis (1898-1963)
Cautivado por la alegría
C.S. Lewis
(1898-1963)
C. S. Lewis no era muy conocido en mi infancia. Pienso que en España su figura se desveló a partir de la película Shadowlands (véase Trailer, Tierras de penumbra, 1993) espléndidamente protagonizada por Anthony Hopkins y Debra Winger. Muchos vimos la película sin siquiera asociar esa preciosa historia a su biografía.
Después vinieron las adaptaciones al cine de sus cuentos infantiles con la serie Narnia. Dicen que el éxito de dichos cuentos en el momento de su publicación (1951 a 1956) hizo surgir alguna fricción con Tolkien, su amigo y compañero de Oxford y de su club literario Inklings (que podría traducirse por brotes o plántulas de tinta).
C.S. Lewis nació en Irlanda (Belfast) y se hizo llamar Jack desde muy joven. En su libro: Cautivado por la Alegría refiere su infancia y juventud (siempre rodeada de literatura y fantasía, con la inseparable compañía de su hermano Warren); su paso por varios internados ingleses de los que aporta vívidas imágenes de la existencia de castas: parias y patricios (que tenían la prerrogativa de elegir compañeros con los que mantener relaciones sexuales generalmente consentidas); y alaba especialmente la enseñanza desde casa con un tutor durante los dos últimos años antes de ingresar en Oxford.
Este libro también nos habla de su temprana pérdida de fe (cuando tenía 9 años, a raíz de la muerte de su madre), y de su participación en la Primera Guerra Mundial como recluta en las trincheras (parece mucho más mojigato en la película), pero el libro sobre todo nos muestra su inquietud espiritual y su constante búsqueda de paz. Su desconcierto al encontrarse más cercano a la forma de actuar de personas religiosas, que con el comportamiento de ateos como él mismo. Y así de una manera paulatina pero inexorable vemos como la búsqueda del gozo espiritual le lleva a comprender que éste es la consecuencia de una transformación espiritual y no un objetivo en sí mismo.
C.S. Lewis dio muchas conferencias sobre el tema, y algunas de ellas fueron emitidas por la BBC durante la Segunda Guerra Mundial, y finalmente recopiladas en un libro. Es fácil comprender que el dolor y la desesperación de la guerra auspiciaron sus elevados niveles de audiencia. Estoy convencida que el mundo mágico que creó en sus Crónicas de Narnia, aportó un bálsamo a varias generaciones infantiles de postguerra.
Tiene gracia el título del libro: Surprised by Joy pues en el momento de su publicación ya se carteaba con Joy Gresham la escritora americana exjudía, exatea, excomunista, divorciada y con gran sentido del humor con la que contrae matrimonio (para sorpresa de la provinciana sociedad universitaria de Oxford); en la película Joy está fantásticamente caracterizada por Debra Winger.
Leemos para sentir
que no estamos solos
C. S. Lewis en la Biblioteca UPM
En efecto, la película de Richard Attenborough, de 1993, descubrió al gran público español la figura de Lewis. La editorial Anagrama encargó entonces a Carmen Martín Gaite que tradujera “A Grief Observed” (“Una pena en observación”, 1994), el testimonio de Lewis en el que se basó la película, y del que se han hecho numerosas reimpresiones.
Luego vino el fenómeno Narnia. Pero entre 1949, fecha de las primeras ediciones de Lewis en España (a cargo del gran editor José Janés), y 1993, hay que recordar la espléndida traducción que hizo Miguel Marías, para Espasa-Calpe, en 1977, de las “Cartas del diablo a su sobrino”, en la que el diablo Screwtape pasó a llamarse, en español, Escrutopo. También hay que tener en cuenta que las primeras ediciones de Tolkien (íntimo amigo de Lewis), que llegaron a España a través de la editorial argentina Minotauro, incluian una presentación de Lewis.
Rectifico: Anagrama no encargó a Carmen Martín Gaite la traducción de “A Grief Observed”. Editó la versión que, con el título “Una pena observada”, había publicado la editorial Trieste en 1988. Editorial “de culto”, ya tristemente desaparecida, fundada por Valentín Zapatero en 1981, y que dirigió Andrés Trapiello hasta 1986, etapa en la que publicó, exquisitamente, unos 50 libros, y otros diez más hasta el prematuro fallecimiento de Valentín.
Hola. Mi impresión personal es que la expansión de Tolkien y posteriormente Lewis entre el público español vino efectivamente de la mano de las películas asociadas a sus obras. Un poco como la pizza, con perdón, que aunque italiana en origen se nos implantó en calidad de comida rápida italoamericana. Es conocida la poca afición tradicional al género fantástico en España, y no digamos en la época de la postguerra. Los libros de estos autores interesaban poco al público adulto. Para niños y jóvenes resultaban demasiado tochos -sobre todo los de Tolkien-, y sospecho que se percibían aureolados de un cierto paganismo: gran paradoja, teniendo en cuenta el moralismo cristiano que perseguían sus autores. Para colmo, creo que tampoco formaban aún parte consagrada del canon básico de los estudios universitarios de literatura en lengua inglesa. Como apunte personal, mi primer contacto con Tolkien ocurrió a finales de los 70 en la magnífica y extinta biblio británica de la calle Almagro, y al menos en mi círculo de amigos y compañeros de la Complu no le conocía nadie. El león de Lewis siempre me recuerda al de Judá, omnipresente en la simbología imperial etíope. Saludos.
Hay, Evelio, un montón de detalles suculentos en tus comentarios. Google translate sigue realizando la misma traducción (yo entiendo que se refiere a algún tipo de grabadora).
No estoy muy de acuerdo que una pena en observación sea la base de la película, yo lo leí hace tiempo y realmente es un recorrido diario a través de su tristeza. Entonces me resultó demasiado narcisista pero claro el objetivo en el momento de la escritura no refería al mundo exterior.
Las cartas del diablo a su sobrino las he hojeado ( y ojeado) e incluso me he sentido tentada varias veces de comprarlas pero el problema son los juegos de palabras que son dificilísimos de traducir (y tengo que tomar aire para ir al original). Leidas en la forma que fueron editadas en el Manchester Gardian me habrían encantado, como espero con deleite las contribuciones de Almudena Grandes en uno de los principales semanarios (no se si a esta autora le gustará que la vincule con nuestro autor)
En todo caso alguien desea hojeara u ojear las cartas ahí va un enlace:
http://www.mercaba.org/Filosofia/Lewis/Lewis,%20C.%20S%20-%20Cartas%20del%20diablo%20a%20su%20sobrino.pdf
Hola, Pilar. Muchas gracias por el cumplido sobre el jugo de mis comentarios.
Vuelvo a rectificar: tienes toda la razón, la película “Shadowlands” no está basada en “A Grief Observed”. En realidad, está basada en una película para televisión, del mismo autor del guión, que también hizo una adaptación teatral. E incluso después de hizo un libro que pretendía recoger “la verdadera historia” de Joy y Lewis.
La cubierta de la edición de Anagrama (“Una pena en observación”, doce ediciones desde 1994) se ilustra con un fotograma de la película (Winger y Hopkins). Y en la contracubierta se indica que el relato de Lewis aborda la época de su vida que reconstruye la película dirigida por Sir Richard Attenborough. Todo esto yo lo abrevié, alegremente y a la ligera, indicando, de forma inexacta, e incluso errónea, que la película estaba basada en el libro de Lewis.
Espero que con esta explicación quede aclarado mi error.
En cuanto al Escrutopo de Miguel Marías, me parece un feliz hallazgo de traductor creativo.
Lo tuyo no es sólo jugo sino sustancia 🙂
Está claro que has buceado a fondo en el mundo de la edición/producción. Yo sólo uso gafas y tubo (a escape libre, snorkeling que dicen los americanos) por eso disfruto tanto con los paisajes que perfilas y me divierto si puedo apostillar 😉