Jean-Michel Guenassia. El club de los optimistas incorregibles.
Jean-Michel Guenassia. El club de los optimistas incorregibles. Barcelona: RBA, 2010.
Prefiero vivir como un optimista y equivocarme que vivir como un pesimista y tener siempre razón .
La historia nos la cuenta Michel Marini, un adolescente de 12 años, fotógrafo aficionado, lector compulsivo y jugador de futbolín en el café Balto de la plaza de Denfert-Rochereau, en París. Estamos en 1.959 y son los tiempos del rock'n 'roll y de la guerra de Argelia. En la sala de atrás de este café, que Kessel y Sartre frecuentaban, Michel conoce a Igor, Léonid, Sacha, Imré y al resto de integrantes del círculo de los incorregibles optimistas.
Gracias a ellos Michael comienza a abrir los ojos a la realidad, al exilio, al comunismo y a las dolorosas decisiones que han tenido que tomar aquel grupo de hombres para seguir siendo optimistas, pese a haber abandonado casa, familia, amores, ideales y principios. Michel que ve como su familia se desmorona y adopta a la gente del café Balto como su nueva familia.
Una novela repleta de historias y de personajes variopintos. Y con todos ellos vamos repasando los acontecimientos de la historia reciente de Francia y Europa de 1950 hasta 1986. Sus más de 600 páginas saben a poco porque querrías seguir leyendo sobre estos personajes a los que unen el amor al ajedrez, la dura experiencia del exilio y un terrible secreto del que Michel acaba por enterarse.
Jean-Michel Guenassia es un escritor francés nacido en Argel en 1950. De profesión abogado, escribe guiones para televisión. Aunque en 1986 publicó la novela policíaca Pour cent million, el mismo considera El club de los optimistas incorregibles como su primera novela, es más ,“la novela de su vida”. Con ella se alzó con el Premio Goncourt des Lycéens 2009. Se le puede considerar un autor revelación a sus 60 años.
Podéis conocerle mejor a través de esta estupenda entrevista que le hizo el programa Página 2 en noviembr de 2.010.
Acabé por clasificar a los escritores en dos categorías: los que lo dejan a uno llegar puntual y los que lo hacen a uno llegar tarde. Los autores rusos me proporcionaron una sarta de horas de quedarme en clase castigado… El período Tolstoi fue un mes nefasto. La batalla de Borodino me trajo tres horas de castigo.
No hacer nada sin alegría como decía Montaigne. Estos textos nos demuestran que lo único que tiene mérito es ser feliz, porque para ser desgraciado vale cualquiera. En un país que premia el victimismo, encontrar quien decide liberarse del estado de miseria anímica es una bendición. Gracias por este encuentro maravilloso, terra incógnita para mí, espero playa de cobijo y recreo en horas felices