El espía que surgió del frío. John Le Carré

Disponible en Biblioteca UPM

De la misma forma que una novela policiaca tiene sus códigos particulares y concluye como debe terminar, con la resolución del crimen por lo general, una novela de espías respeta sus reglas y acaba como debe hacerlo. El problema, en este caso, es que nunca está claro qué es lo que se persigue. Porque un espía vive en el engaño y del engaño.

Los espías, tengan o no licencia para matar, suelen atesorar muertos a su alrededor. Sin duda, se trata de un trabajo para personas con perfiles muy definidos, complejas por naturaleza, donde no se puede creer nada de lo que les rodea, ni las motivaciones que se esconden detrás de todo lo que les sucede o hacen. Por ello, la lectura de una novela de espionaje no supone el reto de descubrir un asesino o un ladrón, se trata de algo más simple, se trata de entender qué está pasando y, sobre todo, por qué. Porque todo alrededor de un espía es más complicado de lo que debería ser.

Este es el caso de una novela de redefinió este género, El espía que surgió del frío. En ella no se encuentran giros estrambóticos, aunque lo pueda parecer, sino que, según se avanza, se comprende que sucede lo que debía suceder, que cualquier otra solución no era remotamente posible. Sin embargo, solo se comprende esta coherencia cuando se muestra, lo que acrecienta el sentimiento de haber sido vapuleado en una secuencia de escenas sin un hilo conductor. La batalla por lograr descifrar ese hilo es constante, porque se sabe que existe, pero no se percibe, pero se va vislumbrando poco a poco.

Como dijo alguien que sabía lo que era investigar, cuando has eliminado lo imposible, lo que queda, por muy improbable que parezca, tiene que ser la verdad. Después de una aventura perdido en los vaivenes de la acción, luchando por eliminar todo aquello que está colocado para engañarnos o engañarle, por saber en quien confiar, nos adentramos en las dudas que rodean a nuestro espía. El reto es llegar a la conclusión antes de que el único desenlace que se puede tener y que deberíamos haber intuido desde un comienzo acontezca, ya que es el único plausible. ¿Aceptas el reto?

Felipe Jiménez Alonso

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