Harper Lee. Ve y pon un centinela.
Harper Lee. Ve y pon un centinela . HarperCollins, 2015
“La isla de cada ser humano, Jean Louise, el centinela de cada uno, es su conciencia. Eso de la conciencia colectiva no existe”
Para quienes hemos leído Matar a un ruiseñor y nos confesamos absolutos admiradores de este libro (ver su reseña en NST) la publicación de este nueva novela de Harper Lee, su segundo libro pasados tantísimos años de la publicación del primero en 1960, es un regalo.
Es una precuela/secuela. Es una precuela porque fue escrita antes que Matar a un ruiseñor pero quedó aparcada en un cajón y su autora no ha dado permiso hasta ahora para su publicación (aunque hay cierta polémica sobre ésto). Es una secuela porque nos encontramos con los personajes de Matar a un ruiseñor veinte años después. Jean Louise Finch, Scout, la niña de 9 años, va a pasar unas semanas a casa de su padre, Atticus Finch, a su pueblo natal Maycomb (Alabama). Ella ahora tiene veintiséis años y vive y trabaja en Nueva York. Son los años 50 y el movimiento por los derechos civiles de la población negra de EE.UU. y los disturbios políticos que estaban convulsionando el Sur son el trasfondo de esta historia.
Un placer reencontrarnos con esos personajes tan queridos de la primera novela: Atticus, que sigue ejerciendo la abogacía a pesar de su edad y las limitaciones que le provoca la artrosis; Calpurnia, la asistenta negra que estuvo en casa de los Finch hasta que se jubiló; el tío Frank, un poco loco pero muy sabio; Hank, el amigo de la infancia y juventud enamorado de Scout; la tía Alexandra, el prototipo de señora sureña y Jem, el hermano mayor de Scout …
Cuando Jean Louise vuelve a su casa descubre una faceta de su padre que la trastoca totalmente la imagen ideal que de él tenía. Y al lector le pasa lo mismo que a su hija. Le adorábamos, era el modelo del hombre justo e íntegro, defensor de los “negros” , que no se amedranta y que siempre hace lo correcto. De repente su hija/el lector le ve en una asamblea de hombres blancos , al lado de auténticos cenutrios racistas y se le cae/nos cae el mito, “el dios de hojalata”. Pero hay que seguir leyendo y como Jean Louise entender que Atticus tiene su propia visión de los afroamericanos. No es perfecto pero sí terriblemente honesto, su modo de vida es la ley y la justicia y así lo hará siempre que sea necesario. Como dice el tío Jack, hermano de Atticus, refiriéndose a él:
“La ley es su razón de vivir. Hará todo lo que pueda evitar que alguien golpee a otra persona, y acto seguido intentará pararle los pies nada menos que al Gobierno Federal. Igual que tú , niña. Tú te revolviste y te enfrentaste a tu dios de hojalata. Pero recuerda esto: él siempre lo hará con la ley en la mano, sin faltar al reglamento. Es su manera de vivir”.
Otro tema muy importante es el papel de la mujer en la sociedad americana. A la protagonista, una joven independiente que trabaja en Nueva York el concepto que tienen en su pueblo de lo que debe ser una señorita, su papel en la vida, absolutamente a la sombra de los maridos, le produce un rechazo total. Sale con su amigo de toda la vida, él le plantea un futuro juntos pero ¿allí en Maycomb? Muchas dudas para Jean Louise.
Yo creo que Scout es el alter ego de Harper Lee que sí se quedó en su pueblo, en ese Sur profundo. Como le dice el tío Jack:
“- Jean Louise, ¿has pensado alguna vez en volver a casa?…
– Es una de las cosas que tiene el Sur que has pasado por alto. Te sorprendería saber cuántas personas están a tu lado, si es que “lado” es la palabra correcta. Tú no eres un caso especial. Los bosques están llenos de personas como tú, pero necesitamos más”
¿Qué hará nuestra protagonista?
Una novela muy buena que recomiendo totalmente y diría que su lectura es imprescindible para los que leyeron y disfrutaron con Matar a un ruiseñor. Una vez más Harper Lee nos ha regalado un libro excelente, valiente y que nos ha permitido reencontrarnos con nuestros queridos personajes.
Harper Lee en la Biblioteca UPM