Eutopía o nada: un texto de 1922
Historia de la utopías
Lewis Mumford
Es curioso encontrar un libro brutalmente contemporáneo y luego descubrir que se escribió hace casi 100 años, en 1922.
El título de la reseña no se corresponde con el del libro: historia de las Utopías (Editado en 2013 por Pepitas de Calabaza), pues me resulta distante, y siendo veraz no recoge la totalidad de la intención del autor que va mucho más allá de una mera cronología. El texto comienza indicando que el término Utopía fue una creación de Tomás Moro, a partir de los términos griegos: Eutopía (buen lugar) y Outopía (No lugar); el autor se permite añadir el vocablo Kakotopía (mal lugar) como antónimo del primero.
La idea fundamental es sencilla: la capacidad del hombre de imaginar mundos virtuales (Utopías) y llevarlos a cabo es la base del progreso, tanto si éste deviene en un buen o un mal modo de vida. En palabras del autor: “destruir a un hombre lo puede hacer cualquiera; corregirlo, sólo los mejores”.
Cuál es entonces la definición de Eutopía, el autor nos propone que será aquel lugar bueno tanto para respirar como para transpirar, y nos indica que William Morris incluso concibió un futuro en el que los seres humanos descartarían multitud de sofisticadas máquinas pues podrían vivir y trabajar más felizmente sin ellas.
Reconozco que me ha sorprendido la profusión de Utopías, tanto que me ha llevado a realizar un esquema con las más importantes. Todas ellas son individuales y de reconstrucción, es decir, hacen propuestas concretas para mejorar el entorno de vida y fueron realizadas por un autor individual. Todas ellas comparten “el deseo de erradicar auténticos males como la sobrecarga de trabajo, el hambre, o el empleo irregular”.
Lewis Mumford (considerado por algunos el último humanista del siglo XX) incluye además la categoría de Utopías de Escape de carácter absolutamente literario, y en ellas se incluirían los textos de H.G. Wells. El autor no menciona, quizás por ser coetáneos o posteriores al libro, las Utopías de escape de Aldous Huxley (un mundo feliz) o George Orwell, cuyo 1984 puede claramente ser incluido en el concepto de Kakotopía.
La historia de las Utopías también hace referencia al concepto de Utopía colectiva o el Mito Social. Entre ellos destaca tres: la Casa Solariega (típica del renacimiento), Coketown (o la ciudad Dickensiana) y Megalópolis (representada por los Estados Nacionales, entonces en efervescencia).
Es importante hacer referencia a los mitos colectivos porque pueden ser barreras más importantes que los condicionantes naturales: la concepción de un mundo plano evitaba incursiones marinas con más eficacia que cualquier flota de cañoneros o minas flotantes. Cuál puede entonces ser el ideal de un mito social: aquél progreso industrial que no provoque pobreza social. Considerando que se estima que existían quince millones de comunidades locales. Se trata de observar sus utopías y su devenir (considerándolas un campo de experimentación sin precedentes) y readaptar las soluciones que sean más eficaces.
Los sueños generosos producen realidades benéficas.
Lewis Mumford en la Biblioteca de la UPM
Curioso, parece que las “topías” vienen concretándose en “polis” o “towns” en estos últimos siglos. Paisaje eminentemente social, promiscuo. Y al urbanista Mumford, viejo conocido en las biblios UPM, le tocó el privilegio de vivir una época de urbanización acelerada sin precedentes. Convendrá leer sus obras con dedicación. A mí la utopía como horizonte me parece higiénica, casi imprescindible, pues pone un listón de referencia para una economía política crítica de las necesidades humanas. Pero también puede estimular una deriva hacia una dialéctica interminable. Por abundar en la cinematografía, me viene el ejemplo de “Metrópolis” una recontrautopía de final incierto pues en ella la crítica de la cacotopía deviene una ambivalente propuesta de ¿factible? armonía interclasista.
Estoy contigo en que la utopía es vocacionalmente social (así somos los humanos), pero no se si diría promiscua. El concepto de utopía parece haber sido sustituido por el de ficción. Y el cine es su medio natural. Blade Runner se posiblemente un ejemplo paradigmático.
Cómo vivimos y cómo podríamos vivir…he ahí el dilema
Aaah, el viejo Morris. Bien, bien…