Ruskin, Morris y Wilde. El renacimiento del arte en Inglaterra.
William Morris
Cómo vivimos y cómo podríamos vivir
Pepitas de calabaza, 2004
Hace tiempo que vengo recogiendo, aquí y allá, retazos y estelas de personajes singulares que me atraen. Todos ellos comparten lo que se ha dado en llamar, o que al menos Wilde dio en llamar The English Renaissance of Art.
Uno de los más sorprendentes personajes es William Morris, artista de corazón y artesano de vocación, en cuya memoria la editorial Pepitas de Calabazas ofrece cuidadosamente editadas algunas de sus conferencias. Me referiré particularmente a una de ellas: Cómo vivimos y cómo podríamos vivir; trabajo útil o esfuerzo inútil; el arte bajo la plutocracia. Y es que Morris aboga porque lo único que le resta al ser humano es conquistarse a sí mismo; vencer la competencia para alcanzar la cooperación. Y va desgranando con claridad y sentimiento la exigencia: de una buena salud para sentir la vida como un placer; una educación liberal para poder participar de los conocimientos y de la habilidad del mundo; y un entorno de trabajo agradable, generoso y bello. Es imprescindible comprender que estas conferencias se impartieron en pleno apogeo del capitalismo industrial devorador de acero y de hombres, con potencial contaminante desconocido hasta el momento.
Hago referencia en el título de la reseña también a Ruskin, profesor en Oxford de Morris y Wilde, y que fue un alma revolucionaria que se inspiró en Da Vinci y Reynolds para proponer reformas radicales en la enseñanza universitaria del arte (sus lecciones pueden descargarse en internet). Ruskin abogó por la integración de la práctica (dominio de las técnicas manuales) y de la crítica (capacidad de reconocer la valía de artistas vivos). En una ocasión se puso manos a la obra con un grupo de alumnos para construir una carretera que uniera dos pequeñas aldeas con el fin de demostrarles el placer que se deriva de realizar una obra altruista para la comunidad, la dificultad intrínseca en el manejo de técnicas y herramientas manuales, y la posibilidad de crear elementos hermosos y útiles.
Wilde nos ha dejado un sentido homenaje tanto a Ruskin como a Morris, de quien afirma que tenía la capacidad de buscar la perfección de la manera más intensa, con maestría sin par tanto en todos sus diseños como en su visión espiritual. Me permito recomendar a quien pueda estar interesado, la lectura de la conferencia: las artes y el artesano (art and the handicraftman), impartida por Wilde en los Estados Unidos a alumnos universitarios y cuidadosamente editada por Gadir en castellano: because Art is the one thing which Death cannot harm (porque el arte es la única cosa que no puede ser dañada por la muerte).
William Morris en la Biblioteca UPM
John Ruskin en la Biblioteca UPM
Oscar Wilde en la Biblioteca UPM
Al calor de esta interesante reseña os recomendaría el estudio “William Morris, de romántico a revolucionario”, de Edward Palmer Thompson, que fue publicado en castellano en los años 80 por Edicions Alfons el Magnànim. En inglés acaba de ser reeditado por PM Press: William Morris, romantic to revolutionary. Es un tochazo, aviso…
Hola
Muy bonita la reseña. Me puse a leer el libro de Ruskin en el link que pones, también muy, como diría, renaissance English. Tiene una elocuencia difícil de usar o repetir hoy en día, y como nos pasa con otros autores no tan lejanos, Ramón y Cajal, Ortega y Gasset, propone o predice eventos que luego se cumplen (formación de una Escuela de Agrónomos), o problemas que todavía tenemos, por ejemplo en la educación.
Ver lecture 1 de Ruskin, “No nation ever had, or will have, the power of suddenly developing, under the pressure of necessity, faculties it had neglected when it was at ease; nor of teaching itself in poverty, the skill to produce, what it has never, in opulence, had the sense to admire.”
Pienso en los proyectos, nuestro afan y necesidad de pedir proyectos dentro de la universidad, pero nuestro error a veces demasiado común, de hablar tranquilamente de nuestra necesidades primero, en pobreza, sin presiones.
Morris
Ecuchamos a los muertos con los ojos y tantas veces nos sorprenden. ¿Qué es un clásico? el que merece ser rescatado del olvido, el que nos acompaña y nos hace más humanos y cercanos.