Altamira y otras cuevas de Cantabria. M. A. García Guinea.
Altamira y otras cuevas de Cantabria
Miguel Ángel García Guinea
Silex, 2004
Las Cuevas de Altamira han vuelto a ser noticia estos últimos meses. Por un lado nos enteramos de que después de muchos años será posible ver las pinturas auténticas en grupos reducidos, organizados según las normas de conservación, y por otro que se está rodando allí, con todas las precauciones, una película en la que se cuenta como se descubrieron las pinturas.
No es extraño que el cine se haya interesado por esta historia porque es fascinante.
Se supo por primera vez de su existencia en 1875 y unos años después Marcelino Sanz de Sautuola, hombre de ciencia interesado por la Historia Natural, fue con su hija a la cueva y sería la niña la primera que vio aquellos bisontes en el techo. En 1880 Sautuola publicó un trabajo sobre el hallazgo, el folleto se titulaba: Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos de la Provincia de Santander. Afirmaba que las pinturas eran prehistóricas, del periodo paleolítico, y nadie le creyó.
Eran demasiado perfectas, demasiado naturalistas y demasiado grandes para admitir que fueran paleolíticas. No se conocía nada parecido.
Los especialistas, muchos de ellos franceses, le acusaron, entre otras cosas, de haber llevado a un pintor a la cueva para que decorara con animales aquel abrigo. Hubo que esperar veinte años para que, en 1902, el prehistoriador francés E. de Cartailhac publicara un articulo aceptando su valor y reconociendo que se había equivocado. Este era su título: Les cavernes ornées de dessins. La grotte d’Altamira, Espagne. Mea Culpa d’un sceptique.
A partir de este momento la cueva de Altamira adquirió reconocimiento universal y vino todo el mundo a ver las pinturas.
Pero no solo vinieron a conocer Altamira porque en Cantabria hay catorce cuevas declaradas por la Unesco como Bien de interés cultural y Patrimonio de la Humanidad.
Animo desde aquí a visitar esos recintos sagrados. A dejarse invadir por el misterio y la emoción de descubrir la presencia del hombre de hace 15.000 años através de unos dibujos directamente maravillosos. Visitar la Cueva del Pendo es una experiencia inolvidable. Se trata de espacio enorme, al fondo están las pinturas que fueron encontradas en 1991, hace dos días como dijo nuestra guía, y que merecen ellas solas un viaje.
Miguel Ángel García Guinea en la Biblioteca UPM