Cespedosa. Fotografías de Juan Manuel Castro Prieto
Cespedosa
Exposición de fotografía
Juan Manuel Castro Prieto
Tabacalera (Madrid)
16/09-13/11 de 2016
Prorrogada hasta el 15 de enero de 2017
Cespedosa de Tormes es un pueblo de la provincia de Salamanca que está a 58 kilómetros de la capital y que tiene 544 habitantes pero, aunque hubiéramos pasado por allí alguna vez, no lo reconoceríamos en las fotos de esta exposición.
Juan Manuel Castro Prieto, Premio Nacional de Fotografía 2015, nació allí, de allí era su familia y sus primeros recuerdos y allí sigue encontrando inspiración para hacer fotografías; toda una suerte para esa localidad.
Las 200 imágenes que ha reunido en Tabacalera Chema Conesa, el comisario de la exposición, corresponden a épocas distintas; unas son en blanco y negro y otras en color, ha utilizado varios tipos de máquinas fotográficas y las fotos se hicieron con intenciones diferentes. Son muchas veces imágenes de interior, íntimas, y nos muestran casi siempre un lugar mágico.
Se trata de una exposición honda, a veces inquietante. Junto al pueblo de su infancia, real o imaginada, encontramos la presencia de los que ya no están en Cespedosa pero que no se marcharon, siguen allí. Allí están todavía sus gafas abiertas sobre la mesa camilla, el barreño de lavar los platos boca abajo en el fregadero, la máquina de coser primorosamente enfundada.
Todos están ahí, en una habitación o una cocina fantasma, los dueños no están, pero su presencia es concreta, están ahí sus zapatos.
Otras veces son imágenes de su autorretrato interior, cuentan lo que sentía el artista en su pueblo, en Cespedosa.
Además de la emoción que suscitan estas fotografías hay que agradecer a Juan Manuel Castro Prieto el trabajo de recuperación de tantos objetos y detalles mínimos (estampas, almanaques, hules de plástico, cántaros, relojes despertador) que nos permiten y nos ayudan a no olvidar como éramos y como era nuestra vida entonces.
Colchas brillantes y tapetes calados, muñecas tremendas, imágenes religiosas, una estética popular nuestra, que era, con matices, general a toda España, antes de que llegara IKEA.
Se muestran en esta exposición unos intensísimos paisajes íntimos, tan fuertes y eficaces que traspasan lo local y nos permiten reconocernos a todos. Paisajes del alma donde la luz (esa luz suya inimitable), la poesía y la técnica exquisita de Castro Prieto convierten la visita a Tabacalera en una experiencia seria y trascendente, de muchos quilates.
Para dar una idea cabal de esta exposición son necesarias más imágenes, como el espacio en el blog es limitado podéis ver su trabajo aquí.
Quiero aprovechar esta ocasión para agradecer a Juan Manuel Castro Prieto su generosa colaboración hace solo unos meses con esta Universidad permitiendo que una de sus fotografías presidiera nuestra exposicion blibliográfica sobre Riotinto.
Emocionante. Reconozco en estas fotos la Extremadura profunda, tan querida para mí y con la que Salamanca y sus tierras guardan tanta afinidad natural y cultural. Espléndido.
Por otra parte, las tiendas nórdicas venden ahora el "vintage" a sociedades mediterráneas que no han sabido preservar ni vehicular de forma industrial sus objetos tradicionales, tal vez por haber experimentado procesos sociales tan vertiginosos como en ocasiones traumáticos. Ocurre algo parecido con el consumo alimentario: la leche de cabra -ahora rehabilitada e incluso prestigiada- se importa de Francia en cartones de la marca Président.
Tabacalera, espacio de exposiciones que no conocía, me ha inquietado e impresionado muchísimo. Largos corredores donde se siente que sus muros están llenos de mil historias. Es en estos corredores donde Castro Prieto nos narra, casi nos susurra, con su impecable maestría técnica y su buen oficio de fotógrafo, las vivencias de su infancia en su pueblo, Cespedosa. En cada fotografía despliega una envolvente sensibilidad. Cada lugar refleja una vivencia. Cada mirada, unas duras de esas mujeres trabajadoras y adustas, otras limpias e inocentes. Todas ellas nos muestran la cruel realidad de una España dura, ingenua y laboriosa. Cada utensilio y enser cotidiano tienen la esencia y el alma de los que los utilizaron y ya marcharon. Nos conmueve, nos emociona un trapo de cocina colgado: mil veces lavado, mil veces utilizado. Por último hablaros de la luz en Castro Prieto, juguetona luz que se cuela por cualquier ranura, por cualquier ventana, puerta…. Ir a ver la exposición y dejar que su luz se cuele en vuestro corazón.Gracias María José
Por alusiones, los muros de la Fábrica de Tabacos encierran una parte muy importante de la formación histórica de la clase obrera madrileña, en concreto de la femenina: las cigarreras. Si os interesa este tema podéis echar un vistazo a un estado de la cuestión sobre su historiografía en: http://e-spacio.uned.es/fez/eserv/bibliuned:500670/Cigarreras_y_sujeto_histo__rico.pdf Los destinos de la mujer rural y la urbana parecen cruzarse en el evento. Muchas gracias, Mercedes, por tu sentida e inteligente evocación.
Al entrar un rayo de luz te ilumina , al salir un rayo de esperanza por lo visto te motiva
Las rendijas de el basto escenario de Tabacalera apenas dejan pasar el sol pero no hace falta
Todo esta iluminado, en cada estancia, en cada rincon, en cada pequeño escondrijo que Prieto ha retratado con la maestria y el oficio de un fotografo unico que me ha hecho sentir pequeño y grande a la vez, al descubrir como sacar partido de lo cotidiano, desde la mirada de un inocente niño a las pertubadoras sombras que marcan las arrugas de la piel de sus seres mas queridos.
Solo son impresiones que se quedan por un tiempo pequeño en nuestros ojos, cuando vamos a una exposicion, en esta el ha conseguido que el tiempo se haga grande y la luz de sus sencillas pero construidas imagenes acaricie nuestras pieles con ternura.
Os recomiendo que no perdais la oportunidad de verlo.
Gracias Alejandro, Mercedes y Cayetano. Me alegro de que también a vosotros os haya conmovido la obra de Castro Prieto. Mucha emoción la sentida en Tabacalera, yo estuve un buen rato sin poder hablar cuando tuve que salir de Cespedosa porque cerraban y aparecí en la calle Embajadores de Madrid. Había realizado un viaje tan profundo hacia mis adentros que me costaba retomar las conversaciones convencionales. Vamos a tener que organizar una visita colectiva antes de que la quiten el día 13 de noviembre. Queda menos de un mes….
Mi visita a Cespedosa ha sido efectivamente una “experiencia seria y transcendente, de muchos quilates”. He reconocido espacios, objetos y momentos vividos como propios. Y todo ello lo he visto dignificado, elevado de su cotidianeidad, alejado de su, quizás, vulgaridad.
Y no hay espacio mejor para exponer estas fotos que Tabacalera, porque sus muros de pintura descascarillada, sus tuberías de hace años, sus tarimas deslucidas son el mejor vehículo para trasladarse a Cespedosa y a tantos otros pueblos de calles y edificios descascarillados, deslucidos, pero con un alma nuestra entre sus muros, en su atmósfera.
Gracias Mª José. Sin duda tu texto me ha ayudado a ver más cosas de las que hubiera visto sola.
Buena noticia. La expo de Cespedosa en Tabacalera de Madrid ha sido prorrogada hasta 15 de enero de 2017. Me alegro mucho, eso probablemente indica que está teniendo tirón.