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ENVEJECIMIENTO DE LA POBLACIÓN EN LOS PAÍSES DESARROLLADOS Y SU AFECCIÓN A LA ECONOMÍA

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Uno de los temas que, en la actualidad, genera más debate y alarma en los medios de comunicación es el envejecimiento de la población que se está produciendo a nivel mundial, sobre todo en los países llamados desarrollados.  Algunas de las preguntas que se plantean son ¿Cuáles son las causas que lo provocan? ¿Y las consecuencias? ¿Es un beneficio o un prejuicio? ¿Qué políticas están adoptando los gobiernos? etc.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el número de personas con más de 60 años hoy en día es el doble que en 1980 (90 millones) y las previsiones indican que esta cifra seguirá aumentando hasta alcanzar alrededor de los 2.100 millones de personas en el año 2050. En relación a la edad media de los habitantes mundiales, esta pasará a ser de 36 años, siete años superior a la actual.

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Por otra parte, el número de ancianos será mayor que el de niños, produciéndose el llamado fenómeno de la pirámide invertida de la población. Según datos del INE en 2052 se habrá reducido en un 10% el número de habitantes y el 37% de la población será mayor de 64 años.

Los avances producidos en sanidad, un mayor control y optimización de la producción alimentaria junto con el descenso de la fecundidad y el crecimiento de la esperanza de vida son las principales causas de este envejecimiento demográfico.

Al disminuir el número de nacimientos uno de los problemas que se plantean, tomando como ejemplo a España, es que el sistema de pensiones y el Estado de bienestar se han vuelto insostenibles debido a que no hay suficientes personas activas laboralmente que puedan sufragar los costes de las pensiones del elevado número de jubilados existentes, llegándose a plantear como única e insuficiente solución la inmigración. Otra de las alternativas políticas planteadas es el uso de la deuda pública para hacer frente a las pensiones.

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Toledano, explica que una de las consecuencias de ello puede ser que se produzca una crisis en los sistemas educativos debido a la tentación de los gobiernos de realizar recortes en los presupuestos económicos dedicados a la infancia, y con ello empeorar la formación de las generaciones futuras.

Cabe mencionar el trabajo de la Línea estratégica de la Fundación General CSIC: ‘Envejecimiento, discapacidad y enfermedad’, en la cual se pretende promover las investigaciones que traten sobre los problemas del envejecimiento de la población en distintos aspectos; no solamente los de carácter biomédico, sino también aquellas cuestiones de carácter biomecánico, social, psicológico, etc.  De esta forma, centrándose en la revisión de las políticas sociales que ha realizado este estudio, en España, se están realizando avances en cuenta al modelo de atención al ciudadano con dependencia y nuevos aspectos relativos al cuidado de las personas mayores.

Con relación al resto de países europeos, se prevé que este envejecimiento de la población llegará a España 10 años más tarde, retrasando los efectos del mismo y permitiendo la posibilidad de basar las políticas y líneas estratégicas, tanto a nivel nacional como autonómico, en otras experiencias.

Sin embargo, España también queda atrasada en la aplicación de otras políticas de actuación, como puede ser el caso de los permisos de maternidad y paternidad en relación a países como Dinamarca o Alemania, en los cuales ambos cónyuges disponen de varios meses a repartir, o el tratamiento fiscal a las familias.

En esta misma línea, las políticas de ayuda pueden considerar la reducción de Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) para familias con hijos y de los gastos en educación. Asimismo, es necesaria una corrección en la conciliación familiar y laboral potenciando la red de guarderías o universalizando prestaciones por excedencia o reducción de la jornada para el cuidado de los hijos hasta los 3 años contempladas por la Seguridad Social (como es el caso de Alemania).

Uno de los problemas agregados a esta situación que han de mejorarse, son las notables diferencias respecto al resto de países europeos en cuanto a la inversión en políticas familiares. En consecuencia, será necesario aumentar el gasto de España ya que, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), es el octavo país desarrollado con menor gasto, diferenciándose hasta dos puntos del 3 y 4% del PIB que dedican países como Alemania, Reino Unido o Francia, respectivamente. Además, se trata de uno de los países con mayores recortes en esta materia y con menor inversión a la educación previa al colegio, siendo hasta tres veces menor que la alemana y dos veces que la francesa.

Otras medidas que podemos encontrar en algunos países son el apoyo en el empleo para mujeres embarazadas o con cargas familiares no compartidas, cambios en las jornadas de trabajo y conciliación con las guarderías, aumento de las plazas y reducción del coste de las últimas, formación en paternidad y maternidad responsable, convenios de colaboración con las empresas, favorecer la creación y estabilidad de nuevas familias jóvenes a través de más viviendas públicas accesibles, etc.

ADELA GONZÁLEZ BARBADO

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