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SUBESTACIÓN ELÉCTRICA EN SOLÓRZANO (CANTABRIA)

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Ruesga es un municipio de la Comunidad Autónoma de Cantabria. En su frontera límite se encuentra la localidad de Matienzo, que linda con el municipio de Solórzano. Es en esa linde donde, desde 2013, amantes del paisaje verde y limpio de Cantabria, se encuentran con una nueva construcción que “destroza” por completo unas espectaculares vistas.

Se trata de una subestación de 220Kv y de una línea eléctrica de 400kV de entrada y salida en la citada subestación. En un principio, la finalidad de las instalaciones proyectadas era reforzar y mejorar la seguridad y calidad del suministro eléctrico en Cantabria,  pero el impacto paisajístico que se ha generado demuestra que es peor el remedio que la enfermedad.

Al llegar al Puerto de Fuente las Varas (450 metros) desde Santander, nos encontramos con un entramado de cables conectados por gigantescas torres de alta tensión en el conocido por arqueólogos y geólogos, poljé de Matienzo. Esta depresión en el macizo de la  roca kárstica tiene forma de valle de un kilómetro de ancho por dos de largo, y es uno de los más grandes de Europa. En él, además, se encuentras numerosas cuevas, galerías y sumideros de importante valor geológico. En concreto, en Matienzo se encuentra el Bien de Interés Cultural (BIC) Cueva de los Emboscados, que alberga en su interior pinturas rupestres del Paleolítico: cuadrípedos grabados, líneas sueltas, y manchas de color rojo.

FUENTE LAS VARAS - Altimetrías de Puertos de Montaña

La Asociación Cántabra de Afectados por la Alta Tensión (ACAAT)  presentó alegaciones indicando que la línea de 400kV se encuentra dentro del Bien de Interés Cultural. El promotor, la Red Eléctrica Española, contestó a dichas alegaciones con negativas. Finalmente, en 2011, se “verifica” que un apoyo, es decir, una torre de alta tensión, se encuentra dentro de los límites del BIC. Pero no es solamente eso. La torre de alta tensión de la que se habla se asienta justo encima de la galería prehistórica.

Sin embargo, cinco meses después del descubrimiento del impacto que se generaba, se “justifica que no existe otra alternativa técnica y económicamente viable” y se afirma que “  el apoyo minimiza la implantación de nuevos apoyos y supone menor movimiento de tierras”. Esto quiere decir que cambiar de posición la torre de alta tensión, que eliminaría el riesgo de impacto en la cueva,  supone una solución “económicamente inviable”. La solución final fue por tanto no hacer caso a vecinos, afectados y ecologistas.

Por si todo este impacto no fuese suficiente, el proyecto incumple por completo el Estudio de Impacto Ambiental al que se refiere. En él se detalla que el cableado y la subestación “no produce contraste con el medio en el que se instalan”.

Cuando vivir en un espacio natural se hace imposible por el incesante  ruido...

En primer lugar, el exterior de las instalaciones tendría que presentar acabados color mate, cosa que no hace. Y en segundo lugar, en el perímetro de la subestación se planificó la colocación de una pantalla vegetal de árboles para reducir el impacto visual. Todo ello es teoría que nunca fue llevada a la práctica.

En resumen, el impacto visual que se genera en la zona es ampliamente notable. Lo que hasta hace un par de años era un paisaje espectacular de praderas verdes y montañas, se ha convertido en un entramado de cables y torres de alta tensión que encajan más con la periferia de una ciudad que con un paisaje típico de Cantabria.

GERMAN SAMPEDRO FEITO
Universidad Politecnica de Madrid

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