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El urbanismo de Torrevieja

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Torrevieja es una ciudad situada en la costa levantina, concretamente en la provincia de Alicante (Comunidad Valenciana, España). Los datos del censo mostraron en 2015 una población de 88.477 habitantes, lo cual hace de Torrevieja la quinta ciudad más poblada de la Comunidad Valenciana y la tercera de Alicante. Sin embargo, la población aumenta en verano hasta 400.000 habitantes debido a la afluencia de turistas, de modo que, junto con Benidorm y Denia es una de las ciudades alicantinas que más crece en la época estival.

paseo mar--timo

Históricamente, Torrevieja adquirió importancia a raíz de la explotación de las salinas en el siglo XIII, hasta entonces no era más que un pequeño pueblo de pescadores. El terremoto de 1829 destruyó la zona, que más tarde se reconstruyó. En el siglo XX, a principios de la década de los 70, durante el boom turístico español, se vio en Torrevieja una oportunidad de atraer al turismo extranjero, mejorando la economía española y elevando el producto interior bruto. Mientras España vendía su sol, muchas pequeñas ciudades crecieron desmesuradamente. Este es el ejemplo de Torrevieja, que pasó de ser una aldea de pescadores a convertirse en urbe turística cuyo crecimiento exigía saltarse las más elementales normas urbanísticas.

 

Lejos quedan los programas del “un, dos, tres” donde el premio más jugoso consistía en un maravilloso apartamento en Torrevieja, lugar de veraneo que no tardó en ponerse de moda y atraer a pequeños inversores que deseaban comprar un apartamento. Actualmente, Torrevieja está considerada una de las ciudades menos atractivas de España y sobrevive como destino turístico gracias al clima y a los dueños de los apartamentos, los cuales son difíciles de vender hoy en día debido al desequilibrio entre la amplia oferta y escasa demanda.

 

Una de las razones que hacen de esta ciudad el peor ejemplo español de urbanismo es el modelo de calle. En primer lugar, destacar la existencia de barreras urbanísticas que hacen imposible el tránsito de personas discapacitadas. Esto es debido esencialmente a la falta de rebajes en los cruces de calles y a las pronunciadas pendientes existentes en el trayecto del centro hacia el paseo marítimo. Por otra parte, a menudo se observan señales de tráfico y contenedores de basura instalados en las estrechas aceras, ocupando la mayor parte de ella, e impidiendo el normal tránsito de los peatones. Asimismo, en muchas ocasiones se aprecia como las obras de construcción o rehabilitación de edificios conllevan la ocupación de la acera obligando a los transeúntes a circular por la calzada sin existir medidas de seguridad (pasos peatonales provisionales) que les protejan del riesgo de atropello.

ocupaci--n de la acera por obras

En cuanto a las intersecciones viarias, se encuentran deficiencias importantes en el diseño de los pasos peatonales, estando éstos descoordinados entre sí, lo que implica que los peatones tengan que recorrer mayores distancias para cruzar una calle.

 

Además, el sistema de saneamiento de la ciudad presenta grandes carencias. El alcantarillado es inexistente en gran parte de la zona interior y más que mejorable en la zona próxima a la playa. Ello implica que en muchas ocasiones las frecuentes tormentas deriven en inundaciones, puesto que la red es incapaz de absorber y evacuar a tiempo el agua superficial de escorrentía. 

 

La citada abundancia de barreras urbanísticas, las pendientes en algunos tramos y el gran tráfico rodado observado en sus calles hacen imposible la circulación de bicicletas, echando por tierra cualquier iniciativa para fomentar el trasporte ecológico. Esto conlleva un aumento importante de la contaminación atmosférica y acústica.

 

En conclusión, queda en entredicho el cumplimiento de la Ley 1/1998, de 5 de mayo, de Accesibilidad y Supresión de Barreras Arquitectónicas, Urbanísticas y de la Comunicación, especialmente en lo relativo a los artículos 9 y 10 del Capítulo II, los cuales obligan a que “la planificación y la urbanización de las vías públicas, de los parques y de los demás espacios de uso público se efectúen de forma que resulten accesibles y transitables para las personas con discapacidad” y además, que “el trazado y diseño de los itinerarios públicos destinados al tránsito de peatones, o al tránsito mixto de peatones y vehículos se realice de forma que resulten accesibles, y que tengan anchura suficiente para permitir, al menos, el paso de una persona que circule en silla de ruedas junto a otra persona y posibilite también el de personas con limitación sensorial…”.

 

Más aún, según informaciones publicadas en medios de prensa locales, la diputación de Alicante tiene intención de destinar 400.000 euros a la reurbanización del paseo marítimo de la ciudad torrevejense, poniendo en evidencia la escasa importancia que los gobernantes locales y provinciales otorgan al resto de la localidad. Se prima así el interés turístico en detrimento de las necesidades reales de los residentes.

                                                                                                    

 

                                                                                                                        Arrate Rodríguez

                                                                                               Universidad Politécnica de Madrid

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