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Carriles Bici

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Javier Ruiz Berciano

Actualmente, las sociedades avanzan hacia una forma de vida más sostenible y ecológica, mentalidad que se materializa en los avances constantes que se producen en el campo de las energías renovables, el vehículo eléctrico, el hidrógeno verde o el almacenamiento de energía. En las ciudades europeas tienden cada vez más hacia el carsharing, los patinetes eléctricos, el hidrógeno verde y el uso de bicicletas eléctricas. Las bicicletas (eléctricas o no) son un medio de transporte económico y sostenible, especialmente útil para distancias cortas y llanas en ciudades abarrotadas por el tráfico. 

A tal efecto, la mayoría de grandes urbes han desarrollado una red de carriles bici, con el fin de que sus usuarios puedan utilizarlos sin influir en el tráfico de vehículos a motor, evitando así multitud de accidentes. Resulta común que ocurran accidentes relacionados con ciclistas cada día. Evidentemente, ante otros vehículos, las bicicletas tienen una clara desventaja y resultan normalmente mucho más damnificados que el otro tras el incidente. Por ello, se han dispuesto en muchas localidades estos “carriles bici”.

Se hablará a continuación de la normativa correspondiente a la hora de definir si una vía es exclusiva para ciclistas o si estos deben compartir la vía con el resto de vehículos.

El Anexo I del Real Decreto Legislativo 6/2015, de 30 de octubre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial, en sus apartados 74 a 79, define los diferentes tipos de vías por los que las bicicletas tienen permitido circular:

Sin embargo, el artículo 8.15 de la Instrucción de Carreteras Norma 3.1-IC de la Dirección General de Carreteras del Ministerio de Fomento, del 19 de febrero de 2016, solo menciona las vías ciclistas adyacentes a carreteras. Se puede comprobar que la normativa que las ciudades deben seguir para construir carriles bici es algo confusa, y más aún si se tiene en cuenta que cada autonomía tiene legislación propia. Siguiendo el citado artículo, cuando un arcén de carretera aparece pintado como carril-bici, no está cumpliendo la normativa, ya que obligaría al resto de vehículos que deben usar el arcén de la carretera a circular por otro lugar, indeterminado. En estos casos, el arcén seguirá funcionado como tal, acogiendo no solo a ciclistas, sino también a vehículos de tracción animal, vehículos especiales con masa máxima autorizada no superior a 3.500 kilos, ciclomotores y vehículos para personas de movilidad reducida.

Por otro lado, en la Sección 3 del Reglamento General de Circulación, Artículo 64, se determina que las bicicletas tienen prioridad de paso respecto a los vehículos de motor, cuando circulen por un carril-bici o arcén.

Sin embargo, es común encontrar en España gran cantidad de supuestos carriles-bici que no cumplen con la normativa aplicable, forzando a los ciclistas a exponerse a peligrosas situaciones atravesando vías donde no tienen prioridad, y obligando a los conductores de vehículos de motor a mantener extrema precaución para no sufrir accidentes relacionados con bicicletas. 

Existen en nuestro país numerosos ejemplos de vías de este tipo mal realizadas, poniendo en peligro a peatones, ciclistas y conductores, y causa de multitud de accidentes. 

Por ejemplo, en A Coruña, se ha desarrollado una red de carriles bici discontinua, con finales abruptos o mal señalizados, que obliga a los ciclistas a pasar a la calzada o acera para poder continuar si recorrido, levantando numerosas quejas entre los ciudadanos. Si además se tienen en cuenta los coches que aparcan en doble o triple fila en las mismas zonas, se puede concluir que la circulación de bicicletas por la ciudad resulta todo un desafío. 

En muchas ocasiones, los carriles bici que transcurren paralelos a la calzada ocupan las intersecciones provocando que los vehículos a motor, al girar hacia su derecha, atraviesen perpendicularmente estos carriles, pudiendo atropellar a los ciclos que se encuentren en el punto muerto de sus retrovisores. Por ello, son muchas las instituciones ciudadanas que abogan por la instalación de semáforos con sensores automáticos de proximidad para controlar de manera segura este tipo de situaciones1

Según un estudio de la OCU2, Las Palmas y Madrid cuentan con los peores trazados de carril bici de España. Estas redes cuentan con gran cantidad de fallos de diseño. Muchas veces son inconexas, invaden las aceras, no cuentan con el ancho adecuado o se hallan en deplorable estado de conservación. 

Un caso que nos atañe de manera especial es el de los carriles-bici provisionales de Oviedo. Para su ejecución se delinearon con pintura amarilla las vías para ciclistas utilizando espacios de la hacera o la calzada. Esto provocó que, no solo los carriles bici ocuparan espacios designados para peatones o vehículos a motor, propiciando accidentes, sino que además la senda estaba infestada de papeleras, semáforos, farolas, escalones, etc. Un ejemplo más del poco respeto e interés que se pone por parte de las instituciones públicas en el uso de la bicicleta como medio de transporte urbano. 

Foto 1. Obstáculo en el final del carril bici de Oviedo

Foto 2. Farola colocada en el carril bici de Oviedo

[1] http://www.aviewfromthecyclepath.com/2011/05/state-of-art-bike-way-design-further.html

2 https://www.ocu.org/-/media/ocu/images/paper%20publications/ocucompra%20maestra/2013/384/carriles%20bici/reference/carriles%20bici/carril_bici%20(cm384%20%20septiembre2013)%20pdf.pdf

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