Inicio » Entradas etiquetadas como «evaluación de proyectos»

Archivos de la etiqueta: evaluación de proyectos

Herramientas para el análisis de redes sociales

Es cierto que existen multitud de herramientas, formatos y tipos de aplicaciones analíticas que se han desarrollado de manera exponencial en los últimos años. Para aplicar las redes sociales de manera efectiva y que puedan mantener estos esfuerzos que se están realizando, las organizaciones tienen que ser capaces de evaluar las ventajas y desventajas de cada una de las redes sociales, qué tipo de datos se pueden obtener de cada una de las redes y cómo los programas pueden ser usados para mejorar estos esfuerzos.

La evolución y desarrollo de las redes sociales también ha influido en la manera de hacer ciencia e investigar. La metodología ARS (Análisis de Redes Sociales) es una nueva manera de investigar centrada en la “cartografía y la medición de las relaciones y los flujos entre las personas, los grupos, las organizaciones, los ordenadores, las direcciones URL y otras entidades de la información/conocimiento conectado” (Orgnet.com). Actualmente, el ARS está siendo aplicado a diferentes escenarios de las ciencias sociales y computacionales enmarcadas dentro de las TIC. El interés que se ha generado en el ARS radica principalmente, en que es un tópico que representa un enfoque atractivo en las relaciones que tienen lugar entre las entidades sociales y en las métricas e implicaciones de dichas relaciones y además profundiza en el conocimiento de los fenómenos sociales. Actualmente, el ARS está siendo aplicado a diferentes escenarios como el ámbito económico, el ámbito de la salud o de la educación entre otros. Antonieta Kuz et.al, en el simposio argentino sobre tecnología y sociedad muestran tres campos de actividad:

REDES SOCIALES

 

 

1.Campo de la salud: estudios vinculados a enfermedades infecciosas, pero los de mayor importancia están dirigidas a la difusión del SIDA, intentando establecer el tamaño y las características de estas poblaciones ocultas como el caso de las poblaciones que consumen drogas como la cocaína, así como las probabilidades de contagio con diferentes relaciones de riesgo. Por ejemplo, en la Asociación Americana de Evaluación (AEA por sus siglas en inglés) se pueden encontrar trabajos diversos trabajos como, el uso de las redes sociales para evaluar la obesidad en las comunidades y fomentar iniciativas de prevención.

 

2. Campo social: este campo incluye el concepto de “capital social” una aplicación de este concepto es la hipótesis de los “lazos débiles”. La idea básica es que las personas tienen a su alrededor un núcleo fuerte de lazos que le proporcionan la información, los recursos y el soporte emocional que necesitan. También, a través de las redes sociales puede evaluarse el nivel de compromiso en una comunidad y el impacto social que ésta tiene. Otro punto muy importante en el desarrollo de las redes sociales es lo que llaman laboratorios de ideas o Think Tank. Son organizaciones sin ánimo de lucro donde se trabaja de manera multidisciplinar en la elaboración de análisis y recomendaciones políticas. Estas organizaciones buscan promover y crear espacios de diálogo y debate, desarrollar y capacitar a futuros tomadores de decisiones y cuadros políticos, legitimar narrativas y políticas de los regímenes de turno o los movimientos de oposición y ofrecer un rol de auditor de los actores públicos. En España se han desarrollado multitud de organizaciones independientes donde cabe destacar CIDOB (dedicado a la investigación en los ámbitos de relaciones internacionales y los estudios de desarrollo); FRIDE, que busca proveer conocimiento innovador sobre el papel de Europa en las relaciones internacionales; el Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos o el Instituto Complutense de Estudios Internacionales.

Redes sociales y Organizaciones sin ánimo de lucro. Como comentábamos en un post anterior el uso de las redes sociales para la evaluación y análisis de distintas actividades organizadas en campos sociales, como el educativo o el médico también están cobrando importancia en los últimos años, no sólo en el marketing de grandes empresas multinacionales. Como nos dice Jan Rezab, el uso de las redes sociales puede crear un mundo mejor. Y aquí entran en juego las organizaciones sin ánimo de lucro. El uso de las redes sociales en aquellas organizaciones sin ánimo de lucro, ya que su presencia en las redes e Internet debe ser fundamental en los tiempos que corren hoy en día, pero al mínimo coste. La situación económica actual ha desbancado a muchas de estas organizaciones y los fondos que obtienen se han reducido. Además, tiene que competir con las empresas comerciales, tanto en el mundo físico como en el digital. Es por ello que las organizaciones sin ánimo de lucro tienen que rentabilizar sus esfuerzos de la mejor manera posible. Deben centrarse en ser útiles, generar valor e interés en lo que se publica y no utilizarlas, en un primer momento, en canalizar fondos. La idea es divertir y entretener. Las donaciones vendrán luego. Hace falta trabajo previo para construir una comunidad fidelizada y comprometida con la causea que difunda el mensaje y que esté dispuesta a pasar a la acción en el mundo online. Desde esta perspectiva, Allison H. Fine ha fundado una organización sin ánimo de lucro, Networked Nonprofits, dedicada a la transformación de la evaluación para el cambio social. Esta entidad está dirigida a descubrir y discutir los desafíos particulares y las nuevas oportunidades para medir el uso de las redes sociales por organizaciones de todo tipo, las conexiones y relaciones creadas a través de los medios de comunicación social con el fin de comprender mejor las formas en que los medios digitales están dando forma a los esfuerzos de cambio social. Esta red se dedica a contactar a diversas personas y organizaciones que compartan su trabajo con el fin de crear conciencia de los problemas sociales y organizar a las comunidades para prestar servicios de legislación. En el largo plazo, el objetivo es crear un mundo más seguro, más justo y más saludable para vivir. ¿Cómo funciona? Conecta a las personas, más allá de sus muros, a través de las conversaciones y las relaciones que se mantienen a través de sus redes. Así, se construye una responsabilidad común creando una lista de “cosas pendientes” donde todos los participantes puedan remar en la misma dirección. Alguno de estos medios sociales son las conversaciones generadas en Twitter, Youtube y blogs; la colaboración que se genera en grupos de Google; o las redes construidas a través de Facebook o MySpace. Las redes sociales tienen una gran fuerza en la vida de los individuos de hoy en día, conectando a personas que se encuentran en polos opuestos de la tierra en tan sólo décimas de segundo. Esto hace unos años era impensable. Las redes sociales han despertado la creatividad y esto es un gran canalizador para luchar por aquellas causas en las que las personas creen. ¿Lo mejor de todo? Es espontáneo.

3. Campo educativo: a través de la sociometría y los test sociométricos es posible obtener métricas y determinar la utilidad que reviste instrumentos para mejorar las relaciones sociales dentro de la clase y favorecer la integración de los alumnos aislados y los rechazados. Otro punto muy importante es el cambio de paradigma de la educación, donde las redes sociales e internet han conseguido cambiar la forma en la que se enseña y el acceso a la educación. Es el caso de los cursos MOOC. Anant Agarwal nos cuenta por qué estos cursos masivos y abiertos son importantes. También para evaluar las políticas antes realizadas y la medición de sus impactos. Encontramos un caso en la Asociación Americana de Evaluación que explica cómo se participa en las evaluaciones, cómo se involucra la población y de qué manera. En el siguiente enlace podemos ver toda la información.

Social media y educación. Continuando con uno de los temas incluidos en el Análisis de las Redes Sociales y el campo educativo, nos centraremos en la educación y cómo se pueden evaluar las tendencias de aquellos alumnos y graduados que finalizan sus estudios y comienzan a trabajar. ¿Cómo ha sido ese resultado? ¿Ha sido el esperado? ¿Dónde se encuentran trabajando hoy en día? Para ello, es importante determinar una estrategia de seguimiento para recoger los datos de los resultados y evaluar estos planes de educación superior. Se debe recopilar la información de los participantes de primera mano. Puede ser un trabajo largo y laborioso, por la cantidad de participantes que pueden entrar en dichos programas.

Es por ello que el uso de las redes sociales nos puede facilitar mucho trabajo y darnos pistas clave para identificar a dichos participantes, ya sea por su localización, el puesto laboral que desempeñan en la actualidad u otras actividades (voluntariado, por ejemplo) que nos ayuden a determinar perfiles. Algunas de estas herramientas son LinkedIn, ResearchGate o Educa, donde además de la información personal básica se puede recoger información relacionada con publicaciones, comunicaciones, artículos científicos, premios o menciones que completen esa información. Todo esto nos puede ayudar a dibujar un primer mapa con información de la muestra a estudiar de una organización o una especialidad en concreto, por ejemplo: ¿la tendencia de aquellos graduados del 2005 que estudiaron Administración y Dirección de Empresas en la Universidad Autónoma de Madrid? Otro filtro podría ser, ¿cuál es la tendencia de los alumnos que estudiaron la carrera de ciencias de la comunicación en la Comunidad de Madrid en todas las Escuelas? Algunas de etas herramientas pueden ser las encuestas online y su difusión a través de la base de datos recogida gracias a las redes sociales. Algunas de estas herramientas gratuitas son Google Forms, Survey Monkey, Survey Gizmo. Entre aquellas de pago podemos utilizar Qualtrics, SurveyAnalytics, SurveyMonkey o SurveyGizmo. La metodología cualitativa te puede ayudar a profundizar en la personalidad y las perspectivas de cada uno de los participantes.

 

Una de las aplicaciones más utilizadas en esta nueva metodología ARS es NETLYTIC, una aplicación en forma de nube gratuita que usa la interfaz de programación de aplicaciones (API) de las distintas conversaciones existentes en las redes sociales, para ayudar a los Community Managers a descubrir trending topics, conversaciones y participantes influyentes en la red. Actualmente, los datos provienen de redes sociales como Facebook, Twitter, grupos y páginas, post de Instagram y comentarios de Youtube. Los informes que genera esta aplicación y las palabras, pueden ser reagrupadas para así identificar temas populares en la red. También representan cluster de redes sociales donde se muestran las correlaciones entre los participantes. Lo que te permite esta herramienta es profundizar más en cada una de las palabras, como en la ocurrencia de postearla o el listado con los tweets y comentarios realizados. Otra herramienta muy interesante y utilizada en la metodología ARS para analizar el impacto de redes sociales es el programa software NodeXL. Es una aplicación complementaria al Excel y tiene una función de estudiar las redes que se forman a partir de los mensajes y comentarios que se realizan en Twitter. Tiene un gran potencial para analizar redes sociales de comunicación a través de Twitter y el impacto de los eventos estudiados. En el siguiente enlace podemos acceder a un tutorial para ver cómo funciona este programa.

El potencial que tienen las redes sociales hoy en día es imposible de cuantificar. Podemos acceder a gran cantidad de información y datos, y analizar todos estos recursos en función de qué queremos estudiar. En el campo de la evaluación, hay multitud de casos de estudio donde las redes sociales son la herramienta fundamental e indispensable para hacerlo posible.

 

Referencias:

http://comm.eval.org/HigherLogic/System/DownloadDocumentFile.ashx?DocumentFileKey=0cfa30f7-97b4-74d0-3b1c-2e2ba8bd3be9&forceDialog=0

http://www.eval.org/

http://comm.eval.org/search?executeSearch=true&SearchTerm=social+media

Cómo hacer análisis de redes con los comentarios de Twitter usando NodeXL

http://nodexl.codeplex.com/https://netlytic.org/home/

http://revista-redes.rediris.es/recerca/jlm/ars/ars_ects.pdf?

http://comm.eval.org/HigherLogic/System/DownloadDocumentFile.ashx?DocumentFileKey=0cfa30f7-97b4-74d0-3b1c-2e2ba8bd3be9&forceDialog=0http://www.eval.org/

 

¿Cómo pueden adquirirse las competencias necesarias para ser un evaluador?

adquirir competencia

Si un evaluador con las competencias necesarias sirve para dar mayor credibilidad al proceso de evaluación es importante determinar la forma de adquirir dichas competencias.

Como con cualquier habilidad o destreza humana, una competencia de evaluación se puede tener de manera innata o no. Las personas con habilidades innatas solo cuentan con cierta ventaja inicial frente a las personas que no las tienen de forma natural. Al mismo tiempo siempre habrá que trabajar para desarrollarlas al máximo, refinarlas y conocer la mejor manera de llevarlas a la práctica.

Si no se poseen las competencias necesarias, estas se pueden adquirir mediante trabajo y esfuerzo. Según Stevanh, King, Ghere y Minnema (2005) hay cuatro formas de adquisición de las competencias: mejora de la formación, aumento de la práctica reflexiva, avance en la investigación de la evaluación y profesionalización del campo.

1º. La mejora de la formación pasa por el establecimiento de asignaturas y materias a nivel educativo, ya sea universitario o no. Esto se ha de realizar para que los futuros evaluadores ya tengan de base ciertas competencias básicas técnicas como herramientas de observación o de análisis. Pero no solo se puede enseñar las herramientas técnicas, materia habitual en los ámbitos educativo, también se pueden enseñar algunas competencias interpersonales y personales como saber realizar correctamente una entrevista o aprender de los éxitos y fracasos propios.

2º. El aumento de la práctica reflexiva consiste en la continua puesta en marcha de las habilidades de evaluación. Además, en esta puesta en práctica de las competencias el evaluador ha de saber automonitorizarse e ir viendo en todo momento sus propias fortalezas y debilidades. Este mecanismo sirve para ir evolucionando entre los distintos tipos de evaluadores que se puede encontrar en la realidad: accidentales, nuevos evaluadores, en transición y experimentados. Cuanto mayor sea la puesta en funcionamiento de las competencias el evaluador irá creciendo hasta convertirse en un evaluador experimentado.

3º. En el avance de la investigación sobre evaluación se ha de focalizar los recursos en desarrollar nuevas teorías, mejorar en la concepción de las preguntas adecuadas y optimizar al máximo la práctica reflexiva. Investigar y evaluar son dos conceptos parecidos y complementarios. Investigar la evaluación contribuye de la manera ya vista y evaluar la investigación puede ayudar a corregir los fallos y optimizar los aciertos.

4º. La última manera de adquirir las competencias es la profesionalización del campo ya que de esta manera se establecerían criterios, acreditaciones o licencias que de una manera formal distinguirían al evaluador profesional del accidental. Sería más sencillo y simple distinguir al charlatán del verdadero evaluador.

Así que, como se puede observar, hay varios caminos para adquirir y mejorar las competencias. Las dos últimas formas de avanzar en este ámbito se refieren al desarrollo del propio campo en sí, con el impulso en la investigación y en la profesionalización de la evaluación. En cambio, las dos primeras tienen más que ver con aspectos más personales y propios del evaluador, aunque hay que señalar que se trata desde distintas perspectivas. La primera de las maneras de mejorar las competencias presenta un enfoque de aprendizaje externo al evaluador, una institución o entidad ha de establecer mejor su programa o metodología para que se adquieran de una forma más eficaz las competencias necesarias. En cambio, el aumento de la práctica reflexiva refleja la necesidad del propio aprendizaje interno y personal del evaluador para conocer cómo se pueden poner en práctica los conocimientos teóricos aprendidos. Además con dicha reflexión se puede entrar en un análisis personal para descubrir como potenciar sus fortalezas y disminuir sus debilidades.

Finalmente solo queda subrayar que todas estas maneras de progresar en el campo de las competencias de los evaluadores no son opuestas unas de otras, sino complementarias. Sería un error pensar que el campo debe centrarse en uno u otro aspecto olvidando los otros tres. Ha de haber una serie de sinergias entre todos los caminos de progreso para que se avance tanto en el campo de la definición de las competencias como en el campo de la puesta en prácticas de las mismas.

Autores: @adrian_gse y @emmanueldejesus

Referencias citadas:

Kirkhart, K. (1981). Defining evaluator competencies: New light on an old issue. American Journal of Evaluation, 2, 188-192.

Moreno, T. (2015). Las competencias del evaluador educativo. Revista de la Educación Superior, 44 (174), 101-126.

Stevahn, L., King, J. A., Ghere, G., & Minnema, J. (2005). Establishing essential competencies for program evaluators. American Journal of Evaluation, 26 (1), 43-59.

Scriven, M. (1980). The Logic of Evaluation. Inverness CA: Edgepress.

 

¿Qué competencias debe tener un evaluador?

evaluador

 

Una vez establecidas las razones por las que cuales es necesario crear un marco (más o menos flexible según el enfoque) en el cual quede reflejado las competencias necesarias del evaluador según el enfoque de Stevahn, King, Ghere y Minnema (2005).

Según dicho enfoque las competencias o habilidades que debe tener o adquirir un evaluador se pueden agrupar en las siguientes 6 categorías:

1- La práctica profesional

Las competencias de la práctica profesional tienen que ver con el rigor y seriedad a la hora de trabajar. Este tipo de competencias profesionales se centran en las normas fundamentales y valores prácticos de evaluación, la adhesión a las normas de evaluación o la correcta ética a la hora de evaluar.

2- La investigación sistemática

Las competencias referidas a la investigación sistemática se centran en los aspectos técnicos de las prácticas de evaluación; tales como el diseño, la recogida de datos, conocimiento de distintos métodos de trabajo (mixto, cualitativo o cuantitativo), el análisis de los datos o la presentación de informes. De esta manera, la evaluación podrá seguir el procedimiento adecuado y podrá ser contrastada por otras personas.

3- Análisis de la situación

Estas competencias se refieren al contexto en el que se desarrolla la evaluación. El evaluador ha de ser capaz de adaptar y modificar la evaluación si es necesario, de utilizar la información que le proporcionan y de solucionar posibles conflictos.

4- La gestión de proyectos

En la categoría de gestión de proyectos se agrupan las competencias referentes a aspectos prácticos de la realización de una evaluación como la negociación de los términos de referencia, la realización de presupuestos, la justificación de los gastos, la coordinación de recursos o la supervisión de los procedimientos.

5- La práctica reflexiva

Se centran en la capacidad del evaluador para aprender con su propia experiencia y que se necesita para el crecimiento como profesional. Algunos ejemplos podrían ser el conocer las fortalezas y debilidades propias como evaluador, la evaluación de las necesidades personales de prácticas mejoradas o participar en el desarrollo profesional hacia esa meta.

6- La competencia interpersonal

Este tipo de competencia se centra en las habilidades referentes al trato con las personas como la comunicación, la negociación, el conflicto, la colaboración o las habilidades interculturales.

Autores: @adrian_gse y @emmanueldejesus

Referencias citadas:

Kirkhart, K. (1981). Defining evaluator competencies: New light on an old issue. American Journal of Evaluation, 2, 188-192.

Moreno, T. (2015). Las competencias del evaluador educativo. Revista de la Educación Superior, 44 (174), 101-126.

Stevahn, L., King, J. A., Ghere, G., & Minnema, J. (2005). Establishing essential competencies for program evaluators. American Journal of Evaluation, 26 (1), 43-59.

Scriven, M. (1980). The Logic of Evaluation. Inverness CA: Edgepress.

¿Se pueden definir las competencias que ha de tener un evaluador?

competence-2741773__340

Se entiende por competencia entre otras acepciones la pericia, aptitud o idoneidad para hacer algo o intervenir en algo (Real Academia de la Lengua, 2001). En otras palabras, son las capacidades y habilidades que tiene una persona o que tienen un grupo de personas para poder desarrollar satisfactoriamente una labor, un trabajo etc.

Por otro lado Michael Scriven define la evaluación como el proceso de determinación del mérito, valor e importancia de algo, ya sea un producto, una actuación, un programa de desarrollo rural, una política, etc. Además se entiende al evaluador o evaluadores como la persona o las personas encargadas de realizar dicha evaluación. Por tanto los evaluadores son los responsables de determinar el mérito, valor e importancia de algo como podría ser un programa educativo.

Si se unen ambos conceptos, se determina que las competencias de un evaluador son todas aquellas habilidades o aptitudes que tiene una persona para desarrollar satisfactoriamente su labor que no es otra que la de evaluar; la de determinar la calidad, el valor y la importancia de algo.

1. ¿Por qué determinar las competencias de un evaluador?

Definir las competencias que ha de tener un evaluador es importante ya que de ellas dependerá la calidad y validez de la evaluación. Hay aspectos de la propia persona que evalúa que puede poner en duda la credibilidad del proceso como podría ser la dependencia o falta de objetividad del evaluador o la incapacidad para analizar la situación.

Si un evaluador no posee las herramientas adecuadas de análisis y fundamenta su evaluación en simples observaciones, opiniones o creencias propias, sin contrastarlas con ningún tipo de dato o de evidencia, entonces parece lógico pensar que la persona a la que va dirigida la evaluación dude de la validez de la misma. Así mismo, cuando el evaluador o grupo de evaluadores está muy vinculado o es muy dependiente de aquello que se evalúa es normal que se llegue a cuestionar la objetividad de la misma.

De este modo, resulta que las competencias y habilidades que tenga un evaluador son muy influyentes a la hora de realizar una evaluación creíble. No solo ya en lo referente a la evaluación en sí, sino también a la hora de presentar los resultados, la evaluación despierte la confianza del público. A lo que se suma la creencia de que la definición de las competencias puede servir para contribuir a la mejora del campo profesional de la evaluación de varias formas (Stevahn, King, Ghere & Minnema, 2005; Moreno, 2015):

– Estableciendo una base para orientar los programas de formación de nuevos evaluadores.

– Ayudando a la mejora continua de los profesionales experimentados.

– Llevando a cabo revisiones periódicas que aseguren la integridad del campo.

2. ¿De qué competencias hablamos?

Las competencias que ha de tener un evaluador son múltiples y existe cierto debate en torno a ello. Antes de entrar en dicho debate se ha de realizar un pequeño razonamiento para tener una primera idea de las aptitudes básicas que precisaría tener un evaluador.

Si el objetivo de un evaluador es realizar una evaluación, el evaluador deberá cumplir con los procesos y procedimientos que se exigen para realizar una evaluación correctamente. Michael Scriven (1980) describió en su gráfico de diamante los procesos básicos que se han de realizar: estructurar, observar, analizar y juzgar. Procesos que suelen comenzar con situaciones en las que el evaluador cuenta con poca o nula información, por lo que ha de profundizar en el tema evaluado observando evidencias, recopilando datos y preguntando a personas claves. Cuando la cantidad de información aumenta se ha de analizar para llegar a síntesis que desemboquen en juicios de valor y conclusiones. Por tanto, el evaluador ha de estructurar el plan, observar las evidencias y recolectar datos, analizar la información recogida comparando datos y estimando los efectos para, por último, establecer un juicio de valor y sintetizarlo de tal manera que sea útil y comprensible.

Pero, ¿es solo esto lo necesario para realizar una buena evaluación? La respuesta en la inmensa mayoría de los casos es que no. Aunque éste sea el esquema básico para poder llevar a cabo una evaluación, deben también contemplarse todos los elementos internos y externos que afectan en el objeto a evaluar y que obligan al evaluador a ir más allá del esquema básico. Además de estas competencias técnicas y básicas, se ha de contar con muchas otras competencias de ámbito más personal y contextual como la objetividad, la ética o las habilidades interpersonales.

3.Tres enfoques para abordar la cuestión

Ahora que se va perfilando las distintas competencias de un evaluador hay que conocer los distintos enfoques que existen en la bibliografía especializada acerca de este asunto. Se podrían resumir los enfoques en 3 grandes vertientes (Moreno, 2015):

1º. Una primera postura entiende que en el campo de la evaluación no ha de haber una lista de competencias fijas. Al ser un proceso flexible y adaptable las competencias han de ser también flexibles y adaptables. En esta postura se encuentran autores como Kirkhart (1981).

2º. Un segundo grupo defendido por la American Evaluation Association (AEA) en la que se establecen principios rectores para guiar a los profesionales del campo pero que no abordan concretamente las competencias que ha de tener un evaluador.

3º. Autores como Stevahn, King, Ghere y Minnema (2005) que establece una lista de las competencias que ha de tener un evaluador.

En la siguiente entrada utilizaremos este último enfoque para profundizar en las competencias que un evaluador ha de tener por ser el más concreto y el que quizás más pueda contribuir a que se puedan apreciar mejor de un modo general cuáles son esas competencias o, por lo menos, su naturaleza.

Autores: @adrian_gse y @emmanueldejesus

Referencias citadas:

Kirkhart, K. (1981). Defining evaluator competencies: New light on an old issue. American Journal of Evaluation, 2, 188-192.

Moreno, T. (2015). Las competencias del evaluador educativo. Revista de la Educación Superior, 44 (174), 101-126.

Stevahn, L., King, J. A., Ghere, G., & Minnema, J. (2005). Establishing essential competencies for program evaluators. American Journal of Evaluation, 26 (1), 43-59.

Scriven, M. (1980). The Logic of Evaluation. Inverness CA: Edgepress.

La visualización de datos en la evaluación

La visualización de datos en la evaluación

Estamos en la era del Big Data, lo que significa que hay más datos que nunca, siendo la cantidad de información a nuestro alrededor excesiva. Los datos se convierten en un factor indispensable en nuestra actividad. Pero un montón de datos no organizados, comprendidos y presentados de la manera adecuada lleva a ninguna parte.

Si queremos obtener buenos resultados, no podemos limitarnos a obtener datos y más datos sin llegar a una correcta comprensión de los mismos. Pero cuando la información es tanta, es imposible que podamos procesarla y entenderla para obtener un conocimiento de ella. Es ahí donde entran en juego las herramientas de visualización de datos, haciéndose imprescindibles. A través de las herramientas de visualización, no solo podemos llegar a comprender el verdadero “mensaje” que hay detrás de nuestros datos, sino que también seremos capaces de mostrar dichos datos a otras personas de manera clara y sencilla, con el objetivo en ambos casos de llegar a lmapa antiguoa toma de decisiones más adecuada.

La visualización de datos es el proceso de búsqueda, interpretación, contrastación y comparación de datos que permite un conocimiento en profundidad y detalle de los mismos de tal forma que se transformen en información comprensible para el usuario. Este concepto abarca un conjunto de métodos cuya única finalidad estriba en convertir un conglomerado de datos en una explicación clara y concisa de la información que subyace en los mismos.

La visualización de datos comenzó hace miles de años, un ejemplo son los mapas de Babilonia (6200 a.c.). Estos mapas grabados en tablillas de arcilla han sido considerados como el primer mapa conocido. Tiene un tamaño de 7.6cm x 6.8cm, lo suficientemente pequeño como para caber en la palma de la mano. (Friendly and Denis, Milestones in the history of thematic cartography, statistical graphics and data visualization 2001).

En la siguiente línea del tiempo podéis observar algunos ejemplos a lo largo de la historia:

historia tiempo

En la evaluación, la visualización de datos se ha utilizado para ayudar a entender el objetivo de las mismas, simplificando la información a proporcionar. El objetivo es dar al demandante la mejor forma de entender los datos recabados y la información procesada con el objetivo de tener una toma de decisiones adecuada y oportuna.

homer

Dentro de los procesos de evaluación podemos utilizar dos tipos de métodos para visualizar los datos: los softwares de visualización de datos, para los primeros procesos de toda evaluación; y los softwares para crear infografías.

evaluacion procesos

A continuación os mostramos algunos ejemplos de infografías que representan distintos tipos de datos:

ejemplo 1

 

Para mayor información, tenéis a disposición la siguiente presentación, que complementa la información publicada.

 

Encuesta a una biblioteca

ejemplo cv

ejemplo cv 2

CV originales

Complementación de enfoques: seguimiento detallado frente al seguimiento de procesos

Cuando se diseña un programa es necesario dictar disposiciones para la construcción, mantenimiento y uso de un sistema de información, uno de los elementos fundamentales de todo buen sistema de seguimiento. Entre los medios más comunes para diseñar un sistema de información están los enfoques detallado y de procesos.

Para el enfoque detallado, el equipo de planificación y evaluación previa formula planes minuciosos de trabajo antes de la ejecución del programa. En esos planes se especifican los objetivos del sistema, los datos que se precisan, los estudios que han de emprenderse y las necesidades de personal y presupuestarias.

Este enfoque no da al personal de seguimiento la flexibilidad suficiente para responder a necesidades inesperadas de información, que pueden presentarse durante la ejecución. Estos imprevistos surgen con frecuencia debido a que no se pueden prever todas las eventualidades. Los expertos preparan el plan detallado partiendo del supuesto de que todo lo relacionado con el programa, incluidos los riesgos y las dificultades, se llevará adelante como se había previsto. Y no siempre ocurre así. Además, este enfoque ofrece al personal del proyecto poca o ninguna aportación directa en la formulación del sistema de información y seguimiento. Los gestores no se identifican con esos sistemas, pues a menudo no responden a sus necesidades de gestión diarias, y los consideran como distintos de sus preocupaciones de gestión. Muy a menudo da lugar a un uso deficiente de esos sistemas.

El enfoque de procesos, por el contrario, asume un punto de vista evolutivo de las necesidades de información, de herramientas para su obtención y del sistema de autoevaluación. No se especifican planes y programas de trabajo: simplemente se esbozan. Las actividades específicas son determinadas a medida que van siendo necesarias. El enfoque de procesos hace que el sistema de seguimiento sea un instrumento eficaz para los gestores. Les permite utilizar sus recursos para recopilar y analizar datos sobre los temas y problemas que ellos consideran importantes para la ejecución y gestión diaria del programa.

 

complementación del enfoque2Complementación del enfoque detallado con el enfoque por procesos del sistema de seguimiento

La experiencia indica que el éxito del enfoque de procesos depende en gran medida de la iniciativa y la capacidad del personal de seguimiento. Este es el principal problema que se plantea con ese enfoque, ya que los programas de desarrollo se ubican en zonas que se enfrentan a la escasez de personal cualificado y con experiencia. Es difícil contratar profesionales locales con las aptitudes e iniciativa necesarias, y es complicado conservarlos en una función de seguimiento.

En estos casos, el enfoque detallado puede resultar más práctico, pero es importante estar abierto a la flexibilidad que da el enfoque de procesos y combinar ambos enfoques cuando se vea posible. De esta forma, en la etapa de evaluación previa puede detallarse un diseño amplio para el sistema, y durante la ejecución actuar con un grado considerable de flexibilidad que permita reaccionar ante nuevos problemas y oportunidades. Se puede dar cabida así a las necesidades de seguimiento a medida que se vaya desarrollando el programa.

 

Complementación de enfoques: La evaluación de objetivos frente a la evaluación de procesos

En la planificación y ejecución de políticas, programas o proyectos es común distinguir entre la gestión por objetivos y la gestión del proceso. En el primer concepto se hace hincapié en que la planificación se dirige hacia un objetivo predeterminado; en el segundo el acento se pone en ajustar el rumbo del programa según la experiencia adquirida en su transcurso. De igual forma, en el trabajo de evaluación podemos distinguir entre el enfoque por objetivos y el enfoque por procesos:

  • Evaluación de objetivos: Análisis de los efectos de una intervención considerados en relación con los objetivos establecidos en la misma; es decir, en qué medida los impactos son causados por la intervención o se deben a factores externos.
  • Evaluación de procesos: Análisis de una intervención y de cómo ésta funciona en un contexto social, a fin de comprender los procesos generados y sus consecuencias en el sentido más amplio.

Con el enfoque por objetivos el principio fundamental es formular hipótesis sobre la base de una teoría establecida, imaginando sus consecuencias, por ejemplo, en forma de objetivos; aquéllas son después contrastadas con la realidad observable en el momento de realizarse la evaluación. Una ventaja encontrada en este enfoque es que, en gran medida, toma como punto de partida la experiencia existente, lo que facilita la selección de datos y las posibilidades de interpretación.

La principal crítica a este enfoque es que puede fácilmente conducir a una situación en que tanto los temas como las áreas problema están tan estrictamente delimitadas que podrían pasarse por alto aspectos importantes. En ocasiones, los programas cuentan con objetivos poco claros o formulados inadecuadamente; además, las intervenciones normalmente dan lugar a impactos no previstos –tanto positivos como negativos– que pueden dejarse de lado si la evaluación se centra únicamente en lo que se ha identificado previamente como el objetivo de la intervención.

Por contraste el enfoque por procesos no se establece sobre un conjunto de teorías o hipótesis acerca del desarrollo. El investigador comienza con una actitud abierta e interrogante. A través de la observación y la investigación, surgen temas que sucesivamente demandan nuevos conocimientos, conduciendo de manera gradual a nuevas revelaciones. Este enfoque consume tiempo y demanda mucho esfuerzo. Una de las objeciones principales es que, a fin de evitar desviaciones subjetivas, es a menudo necesario conceder un énfasis especial a la selección de datos, perspectivas y métodos y explicar estos aspectos en detalle.

En la práctica los enfoques de evaluación por objetivos y por procesos pueden complementarse (NORAD-UD, 1997). En la planificación y ejecución esto puede hacerse analizando de nuevo y, si es necesario, redefiniendo la formulación de la intervención sobre la marcha, a medida que se adquiere nueva experiencia. Esto permite asegurar el grado de flexibilidad necesario en la gestión y dirección de programas. En ese caso, los estudios de proceso pueden ser de considerable valor.

En el trabajo de evaluación, esto se puede conseguir ampliando la perspectiva más allá del marco que fue inicialmente planificado –productividad y eficacia– para incorporar varios aspectos imprevistos o difícilmente predecibles como los impactos, pertinencia y viabilidad. En el fondo se trata de estar abiertos a las necesidades de evaluación que se puedan presentar y abordarlas de la forma que mejor se considere dentro del marco previsto de objetivos, tiempos y recursos inicialmente programados para la evaluación.

 

complementación del enfoqueComplementación del enfoque por objetivos con el enfoque por procesos para la mejor adecuación a las necesidades de evaluación de los programas

Referencias citadas:

NORAD-UD (1997). Evaluación de proyectos de ayuda al desarrollo. Manual para evaluadores y gestores. Agencia Noruega de Desarrollo-Unidad de Evaluación del Ministerio Noruego de Asuntos Exteriores. Instituto Universitario de Desarrollo y Cooperación (IUDC) – Universidad Complutense de Madrid – Fundación Centro Español de Estudios de América Latina (CEDEAL). Madrid.

Complementación de enfoques: Cuanti y Cuali

En la actualidad, es muy frecuente encontrarse con evaluaciones que combinan aspectos procedentes de varios enfoques y modelos, lo cual permite satisfacer necesidades de información de muy distinto signo y enriquecer los resultados obtenidos. Las fronteras entre los diferentes modelos son cada vez más difusas y es importante encontrar para cada ocasión un equilibrio entre las exigencias de rigor —fundamentalmente de tipo técnico (obtención de información fiable para la toma de decisiones) y financiero (control de fondos)— y las demandas de participación de la población local. Por otro lado, debido a la multiplicidad de los tipos de programas, disponibilidad de datos, restricciones de tiempo y circunstancias de las distintas regiones y países, cada evaluación es diferente y requiere cierta combinación de enfoques y prácticas adecuadas.

En esta línea, cada vez hay más aceptación sobre la necesidad de complementar los métodos cuantitativos y cualitativos. Existen significativas ventajas y desventajas en la selección de unos u otros. Los métodos cualitativos permiten estudiar cabalmente los temas, casos o hechos seleccionados y pueden proporcionar información decisiva sobre las perspectivas de los beneficiarios, la dinámica de una determinada reforma o los motivos de ciertos resultados observados en un análisis cuantitativo.

Al combinar los dos enfoques, los métodos cualitativos están capacitados para dar forma a las cuestiones principales de la evaluación, diseñar los cuestionarios empleados, estratificar la muestra cuantitativa y analizar el marco social, económico y político dentro del cual se llevaba a cabo un programa. A su vez, los métodos cuantitativos pueden apoyar con sus resultados las conclusiones de los métodos cualitativos.

integracón de los enfoquesIntegración de los enfoques cuantitativo y cualitativo para la mejor satisfacción de las necesidades de seguimiento y evaluación de los programas de desarrollo

Las ventajas de este enfoque integrado son claras:

  • Se pueden incorporar controles de coherencia con la ayuda de procedimientos de triangulación que permiten realizar dos o más estimaciones independientes de las variables clave.
  • Se pueden obtener diferentes perspectivas.
  • Los análisis se pueden conducir en diferentes niveles. Logrando buenas estimaciones del bienestar individual, familiar y a nivel de la comunidad, así como un buen análisis de los procesos sociales.

Se pueden proporcionar oportunidades de retroalimentación para interpretar los resultados. Los métodos cualitativos permiten un seguimiento rápido en terreno para verificar aparentes incoherencias. En la mayoría de las investigaciones cuantitativas, una vez que finaliza la fase de recolección de datos no es posible regresar al terreno para verificar esos aspectos. La mayor flexibilidad de la investigación cualitativa significa que a menudo es posible regresar al terreno para reunir datos adicionales. Los investigadores de encuestas también utilizan métodos cualitativos para verificar los valores atípicos: respuestas que se desvían de los patrones generales.

Enfoque de evaluación realista

the real world evaluation

Referencias citadas:

Bamberger, M., Rugh, J. & Mabry, L. (2012). Real World Evaluation: Working under Budget, Time, Data, and Political Constraints (2nd ed.). Thousand Oaks, CA: Sage Publications.

 

Una clasificación de modelos de evaluación

Los enfoques y modelos de evaluación constituyen una filosofía de trabajo que definen lo que el evaluador busca en el fondo cuando realiza su trabajo, la razón y objetivos básicos con los que realiza la evaluación. Son numerosos los modelos y enfoques que enriquecen la práctica evaluadora (Christie & Fleischer, 2010; Patton, 2008; Stufflebeam & Shinkfield, 2007) y se aconseja ser pluralista en este aspecto, conocer bien los distintos modelos y aplicar los que más convengan en cada caso. Una tendencia muy común es incluso mezclar varios métodos (mix-methods) en una misma evaluación con el objetivo de sacar el máximo partido de las actividades de evaluación.

Tradicionalmente se ha venido hablando de la evaluación cuantitativa en situaciones en las que podemos cifrar los resultados y buscar patrones de comportamiento; por otro lado tenemos la evaluación cualitativa que captura más la diversidad y humaniza los números de la evaluación cuantitativa.

Pero ésta es una división clásica muy genérica. Otras clasificaciones más precisas (Stufflebeam, 2001; Stufflebeam & Shinkfield, 2007) pueden hacernos una idea de los numerosos modelos de evaluación existentes que compiten en el mercado de la evaluación. En esta clasificación podemos encontrar varios tipos de modelos: los orientados a preguntas, los que conllevan una agenda social, los orientados a la mejora y rendición de cuentas, y los eclécticos.

 

Modelos orientados a preguntas y métodos

Este tipo de modelos se caracterizan por estar enfocados a responder preguntas específicas —para lo que se suelen emplear multitud de métodos y herramientas de evaluación—; o por estar enfocados a utilizar un determinado método de evaluación. Si estas preguntas o métodos son los apropiados para valorar el mérito, valor o importancia de la intervención es otra cuestión. Lo que se determina en este caso son las preguntas o los métodos a utilizar, y lo que cabe desear es que sean las preguntas o métodos adecuados. En cualquier caso, ambos tipos de modelos son algo estrechos en sus miras y a menudo se quedan cortos a la hora de hacer una valoración del mérito, valor e importancia de lo que se evalúa.

Algunos modelos orientados a preguntas y métodos son: evaluaciones basadas en objetivos (goal-based/objectives-based evaluations) (Scriven, 1974), los estudios de coste–beneficio (costs-benefits studies) (Belfield, 2012; Shaffer, 2010), las evaluaciones basadas en la teoría (theory-based/theory-driven evaluation) (McMeekinga et al., 2012; Coryn et al., 2011; Weiss, 1997a; 1997b), las pruebas de control aleatorias (RCT, Randomized Controlled Trials) (Ong-Dean et al., 2011) como el grupo de control o de comparación, y los casos de estudio que analizan en profundidad algún fenómeno concreto.

Modelos que conllevan una agenda social

Los modelos que conllevan una agenda social se caracterizan por tratar de contribuir a la justicia social a través de la evaluación. Buscan asegurar que todos los estratos de la sociedad tienen igualdad de oportunidades y servicios, y parte de sus acciones se encaminan a dar un trato preferencial a los más desaventajados. Para ello favorecen enfoques constructivistas de la evaluación y el uso de métodos cualitativos.

Algunos modelos que conllevan una agenda social son: los modelos centrados en el cliente (responsive/client-centered evaluation) (Mertens & Wilson, 2012; Stake, 2004) que buscan satisfacer las necesidades de información del cliente; los modelos constructivistas (constructivist/4th generation evaluation) (Mertens & Wilson, 2012; Guba & Lincoln, 1989) que buscan entender los programas bajo el punto de vista de los que se han visto afectados por el programa e interpretar su experiencia; las evaluaciones deliberadamente democráticas (deliberative democratic evaluation) (Mertens & Wilson, 2012; House & Howe, 2000) que utilizan proceso democráticos (inclusión, diálogo, principios deliberativos…) para llegar a conclusiones válidas donde hay puntos de vista conflictivos; el empowerment evaluation (Fetterman, 2001; Fetterman & Wandersman, 2005; 2007; Fetterman, Kaftarian & Wandersman, 2014) que busca construir capacidades entre la población afectada por el programa que se evalúa; y la investigación apreciativa (appreciative inquiry) (Preskill & Catsambas, 2006) que busca analizar lo mejor de una organización para a partir de ahí crear un mejor futuro para ella.

 

Modelos orientados a la mejora y rendición de cuentas

Los modelos orientados a la mejora y rendición de cuentas se caracterizan por examinar por completo el mérito y valor de lo que se está evaluando, tratando de comprender las causas y considerando una batería completa de preguntas y criterios. En muchas ocasiones emplean un examen de necesidades como fuente de criterios básicos para la evaluación y buscan todo tipo de resultados relevantes, no solo aquellos señalados por los objetivos marcados por la intervención evaluada.

Algunos modelos dentro de esta categoría son: El modelo contexto, entrada, proceso, producto (context, input, process, product) (Stufflebeam, 1983) que utiliza la evaluación para mejorar aquello que se evalúa y retroactivamente para juzgar su valor; los estudios orientados al usuario (consumer-oriented studies) (Scriven, 1991) donde la principal justificación de la evaluación es la satisfacción del usuario de la evaluación, se basa en una visión profundamente razonada de la ética y el bien común, y donde se apuesta por la evaluación independiente y externa.

 

Modelos eclécticos

Los modelos eclécticos se caracterizan por no estar conectados a ninguna filosofía concreta de evaluación, ni a ningún enfoque metodológico, ni a ninguna misión social. Se trata de modelos donde prima el pragmatismo y utilizan lo que se cree más conveniente de cualquier otro enfoque de evaluación. Están diseñados para acomodarse a las necesidades y preferencias de un amplio espectro de clientes y trabajos de evaluación. Como modelo ecléctico destaca especialmente el enfoque centrado en el uso de la evaluación (Fleischer) (Patton, 2008), que busca fomentar el uso adecuado del proceso y resultados de evaluación.

 

Referencias citadas:

Belfield, C. (2012). Book Reviews: Multiple Account Benefit–Cost Analysis: A Practical Guide for the Systematic Evaluation of Project and Policy Alternatives. American Journal of Evaluation, 33(1), 141-142.

Christie, C. & Fleischer, D. (2010). Insight into Evaluation Practice: A Content Analysis of Designs and Methods Used in Evaluation Studies Published in North American Evaluation-Focused Journals. American Journal of Evaluation, 31(3), 326-346.

Coryn, C., Noakes, L. Westine, C. & Schröter, D. (2011). A Systematic Review of Theory-Driven Evaluation Practice from 1990 to 2009. American Journal of Evaluation, 32(2), 199-226.

Fetterman, D.M. (2001). Foundations of empowerment evaluation. Thousand Oaks, CA: Sage.

Fetterman, D.M. & Wandersman A. (2005). Empowerment evaluation: Principles in practice. New York: Guilford Publications.

Fetterman, D.M., & Wandersman A. (2007). Empowerment evaluation: Yesterday, today, and tomorrow. American Journal of Evaluation, 28(2), 179-198.

Fetterman, D.M., Kaftarian, S., & Wandersman, A. (2014). Empowerment Evaluation: Knowledge and Tools for Self-Assessment, Evaluation Capacity Building, and Accountability. Thounsand Oaks, CA: Sage Publications.

Guba, E.G. & Lincoln, Y.S. (1989). Fourth generation evaluation. Newbury Park, CA: Sage Publications.

House, E.R. & Howe, K.R. (2000). Deliberative Democratic Evaluation. En K.E. Ryan & L. DeStefano (Eds.), Evaluation as a Democratic Process: Promoting Inclusion, Dialogue, and Deliberation, New Directions for Evaluation 85. San Francisco, CA: Jossey-Bass.

McMeekinga, L., Basileb, C. & Cobb R. (2012). An organizational model to distinguish between and integrate research and evaluation activities in a theory based evaluation Evaluation and Program Planning, 35(4), 508–516.

Mertens, D. M. & Wilson A.T. (2012). Program Evaluation Theory and Practice: A Comprehensive Guide. New York: Guilford Press.

Ong-Dean, C., Hofstetter, C. & STrick, B. (2011). Challenges and Dilemmas in Implementing Random Assignment in Educational Research. American Journal of Evaluation, 32(1), 29-49.

Patton, M. Q. (2008). Utilization-Focused Evaluation (4ª Ed.). Thousand Oaks: Sage Publications.

Preskill, H., & Catsambas, T. (2006). Reframing evaluation through appreciative inquiry. Thousand Oaks, CA: Sage Publications.

Scriven, M. (1974). Evaluation perspectives and procedures. En J.W. Popham (Ed.), Evaluation in education: Current applications. Berkeley, California: McCutcheon Publishing Corporation.

Scriven, M. (1991). Evaluation Thesaurus (4ª Ed.). Newbury Park, California: Sage Publications.

Shaffer, M. (2010). Multiple Account Benefit–Cost Analysis: A Practical Guide for the Systematic Evaluation of Project and Policy Alternatives. Toronto: University of Toronto Press, Scholarly Publishing Division.

Stake, R.E. (2004). Standards-based and responsive evaluation. Thousand Oaks, California: Sage.

Stufflebeam, D.L. & Shinkfield, A.J. (2007). Evaluation theory, models, and applications. San Francisco: Jossey-Bass.

Stufflebeam, D.L. (1983). The CIPP Model for Program Evaluation. En G.F. Madaus, M. Scriven, & D.L. Stufflebeam (Eds.), Evaluation Models: Viewpoints on Educational and Human Services Evaluation. Boston: Kluwer Nijhof.

Stufflebeam, D.L. (2001). Evaluation models. New Directions for Evaluation, 89. San Francisco, CA: Jossey-Bass.

Weiss, C. (1997a). How can theory-based evaluation make greater headway? Evaluation Review, 21(4), 501–524.

Weiss, C. H. (1997b). Theory-based evaluation: past, present, and future. En D. Rog & D. Fournier (Eds.), Progress and Future Directions in Evaluation: Perspectives on Theory, Practice, and Methods. California: Jossey-Bass.