Inteligencia Colectiva en la toma de decisiones y la Evaluación

Inteligencia Colectiva en la toma de decisiones y la Evaluación
3 de diciembre de 2018 María Consuelo Fariña García

Un referente temprano del concepto de inteligencia colectiva (IC) es el libro del Apoyo Mutuo de Krotpokin (1902), al utilizar el concepto para mostrar las ventajas que poseen   los pequeños grupos de personas y los animales e insectos sociales. Otro precursor del concepto de inteligencia colectiva es el entomólogo William Morton Wheeler (1910) que estudió el comportamiento de las hormigas.  William observó que trabajaban tan coordinadas que llegaban a parecer un solo organismo. Las hormigas eran comparables a las células de un animal generando también una mente colectiva. A esta gran criatura la llamó superorganismo. Según Pierre Levy (1997), escritor, filósofo y profesor tunecino que desarrolló la noción de inteligencia colectiva,  la definió como una inteligencia repartida en todas partes, valorizada constantemente, coordinada en tiempo real, que conduce a una movilización efectiva de las competencias. Las nuevas tecnologías están generando una gran revolución en este concepto. Es imposible que todos seamos sabios de todo, pero sí podemos ser expertos en un área específica y a través de las nuevas tecnologías podemos juntar todos esos microsaberes creando un enfoque común. La inteligencia colectiva tiene la ventaja superar sesgos cognitivos individuales logrando lo que lo que Howard Bloom (1995) llamó el cociente Intelectual grupal.

Actualmente es un término generalizado de la cibercultura o la sociedad del conocimiento, vinculado a la toma de decisiones consensuada aplicable en bacterias, animales, seres humanos y computadoras. La inteligencia colectiva se destaca notablemente dentro de la Sociología, de las ciencias de la computación y del comportamiento de masas. Peter Russell en su libro Global Brain en 1983 explica como Internet está uniendo a la humanidad en una sola comunidad mundial, en un “cerebro global”. Tom Atlee (1993) trabajo en la co-inteligencia, una forma de inteligencia compartida e integrada que encontramos dentro y alrededor de nosotros que aparece al unir nuestras inteligencias personales para producir resultados más perspicaces y poderosos que la suma de nuestras perspectivas individuales. En este sentido, la tecnología facilita la interacción de los actores sociales de un grupo aunándolos bajo un denominador socio-cultural de saberes y conocimientos que permiten generar un vínculo cognitivo entre los mismos.

La inteligencia colectiva en la Evaluación

La participación de los implicados es un pilar fundamental en las evaluaciones de proyectos. Esta realidad refuerza la idea de utilizar la inteligencia colectiva como otra pata más de la participación o quizá, como la pata central de la participación. El hecho de poder contar con un mayor número de opiniones sobre las necesidades, los resultados o los impactos de un proyecto, permitirá al evaluador tener una idea más global de la visión de la población sobre el proyecto. Con la Web 2.0 aparecen nuevas formas de relacionarse, en las que los consumidores pasan a ser también creadores, acuñándose el término prosumidores, con espacios dedicados exclusivamente a la creación de contenidos a través de una inteligencia colectiva, como por ejemplo, la creación de software colaborativo de la plataforma Arduino, de fuente abierta y hardware abierto así como un proyecto y comunidad internacional que diseña y manufactura placas de desarrollo de hardware   iniciada en 2005. Sin embargo, también existen también controversias en este campo. Hugo Pardo Kuklinski, Doctor en Comunicación por la Universidad de Barcelona, expone el peligro de la aparición de “imprecisiones intelectuales” en los medios al aportar nuevos contenidos o modificarlos. Hugo compara la IC con la comida rápida. Bajo este concepto, se situarían en el mismo nivel a expertos amateurs y expertos profesionales“. Pierre Lévy plantea que la opinión promedio  puede perder racionalidad, porque se basa en tendencias, lo que hace que la objetividad se desdibuje.

Aplicaciones de la IC

Se pueden realizar estudios que recopilan datos proporcionados por usuarios de la web, redefiniendo el conocimiento y con una actualización constante. Mediante el análisis de las redes sociales se puede estudiar las preferencias de consumo de los usuarios para efectuarles diversas sugerencias. El beneficio de la inteligencia colectiva en la web, reside en que se obtiene una diversidad de opiniones proveniente de distintas personas, pertenecientes a distintas culturas, residentes en otras partes del mundo. Es entonces como la diversidad de los aportes permite obtener una idea o un dato más cercano a la realidad, abriendo un espacio hacia distintas cuestiones de manera global.

Un ejemplo de inteligencia colectiva que está llevando a cabo el Ayuntamiento de Madrid con su plataforma Decide Madrid para la toma de decisiones de una parte de sus presupuestos. Es lo que se denominan presupuestos participativos en los que toda la población censada puede participar con su voto para elegir en que se invertirán determinadas partidas del presupuesto. Otra iniciativa interesante de esta ciudad son los laboratorios ciudadanos como el Media Lab Prado un laboratorio ciudadano que funciona como lugar de encuentro para la producción de proyectos culturales abiertos. La ventaja de estos lugares es que cualquier persona, aunque carezcan de formación sobre una de formación técnica específica puede hacer propuestas o sumarse a otras y llevarlas a cabo de manera colaborativa. La actividad se estructura en grupos de trabajo, convocatorias abiertas para la producción de proyectos, investigación colaborativa y comunidades de aprendizaje en torno a temas muy diversos. Este tipo de espacios permite crear organismos sociales de trabajo con diferentes perspectivas tanto de ciudadanos de a pie como de personas expertas. Se unen aquí los experimentados y los expertos creando un ambiente a mitad de camino entre la IC y la participación.