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LA DEPURACIÓN DE AGUAS EN ZONAS RURALES

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Pablo Martín Lacambra

El siguiente artículo tiene como objeto la exposición de un problema generalizado en todo el territorio español en el que, la mayoría de las comunidades autónomas, no actúan con la suficiente precisión para minimizarlo. Se tratará de poner en conocimiento el deplorable estado de ciertas estaciones depuradoras que vierten sus efluentes sin una depuración óptima a ríos.

Cabe destacar la situación del medio rural en España, la cual sufrió un descenso de población notable en la mitad del Siglo XX debido a la migración de personas del campo a la ciudad. Este éxodo dejó muy mermada la población en una gran cantidad de municipios e incluso concluyó con el abandono de pueblos enteros, como es el caso del pueblo Arues, situado en la Comarca de La Ribagorza (Huesca). Dicha comarca fue una de las más afectadas por el éxodo rural en todo Aragón.

La situación descrita anteriormente dificulta el desarrollo económico de dichas zonas rurales, lo que desemboca en falta de recursos para lograr un correcto mantenimiento del medio ambiente.

Por otro lado, en ciertas zonas rurales, el mantenimiento del medio ambiente cobra vital importancia dado que el turismo puede llegar a ser un importante factor determinante para el desarrollo sostenible del territorio.

En los pueblos bañados por el río Ésera (situado en La Ribagorza, Huesca), la población aumenta notablemente en periodos vacacionales como el verano, lo que supone un aumento de vertidos residuales en el agua a depurar que, unido a depuradoras infra dimensionadas, acaban vertiéndose en el río Ésera sin control.

Además, existen municipios que ni siquiera tienen una estación depuradora. Es el caso de Benasque, que cuenta con una población de 2.157 habitantes (datos del año 2018, según el INE), la cual se estima en alrededor de 15.000 habitantes en verano debido a su alto valor turístico. Especialmente, este municipio ha sufrido sanciones económicas por los vertidos sobre el río Ésera; como, por ejemplo, la sanción impuesta en 2017 que ascendió a 8.228 euros y fue tipificada como “infracción leve” en la Ley de Aguas vigente en el territorio aragonés.

Si sumamos estos vertidos, con los vertidos producidos por las demás poblaciones, con la regulación del cauce del río Ésera mediante 10 saltos hidroeléctricos y el descenso de caudal en verano, ha concluido con unos efectos negativos en el cauce de dicho río, siendo apreciados a simple vista en forma de una espuma amarillenta en los remansos, tal y como se aprecia en la siguiente imagen, además de desprender mal olor.

Foto 1: Contaminación a simple vista del Río Ésera (Fuente: José María Lacoma, vecino de Perarrúa)

Como se puede ver en la imagen, la contaminación producida, no sólo reduce el valor paisajístico del río Ésera, sino que afecta a la fauna, flora e incluso a la salud de las personas en forma de problemas dermatológicos, alergias o virus estomacales.

Siguiendo con el ejemplo del río Ésera, cabe destacar el programa de ayudas emitido por el Gobierno de Aragón, el cual prevé un gasto de 6.3 millones de euros plurianuales para la ayuda de la construcción de depuradoras.

Como antecedente, cabe destacar el Plan Aragonés de Saneamiento y Depuración (PASD) aprobado en 2001, el cual destinó fondos para la construcción de estaciones depuradoras. Dicho Plan fue criticado, puesto que, en la actualidad, más de 430 municipios aragoneses (un 59% del total de municipios en Aragón) vierten sus aguas residuales sin tratar a cauces, lo que demuestra la ineficacia del PASD.

Este problema se extiende por todo el territorio nacional, donde ciertas comunidades autónomas destinan fondos para medidas que preserven el buen estado del Medio Ambiente y no siempre se destinan para las medidas previstas, lo que supone un mal uso del dinero público por parte de los ayuntamientos, así como una falta de precisión por parte del organismo autónomo competente; tal y como se ha comprobado en la Comunidad Autónoma de Aragón.

Es preciso el aumento de una mayor eficiencia en este tipo de medidas, no sólo por parte de los organismos municipales, sino a escala autonómica. Un problema que se minimizaría endureciendo los requisitos a la hora de solicitar subvenciones.

Como conclusión, cabe destacar la difícil situación del entorno rural, donde el turismo cada vez cobra un papel con mayor relevancia. Por este motivo, es necesario un cuidado extra efectivo del Medio Ambiente, sobre todo, a los elementos con mayor valor paisajístico, como ríos, entre otros.

Además, he sido una de las personas afectadas por los vertidos incontrolados al río Ésera en el verano de 2019 y realmente es frustrante ver un río caudaloso de alta montaña en estas condiciones. Los vecinos del municipio Perarrúa y Besians (situados a la ribera del río Ésera) redactaron una carta denunciando la situación.

En mi opinión, los municipios que vierten sus aguas residuales sin depurar no tienen interés en invertir fondos, ya que el problema no les afecta de manera directa, puesto que son los municipios situados aguas abajo los que sufren dichos vertidos. Por lo tanto, creo que se debería de endurecer las sanciones económicas a dichos municipios para que tomen conciencia del problema que generan.

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