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VENTAJAS DE LOS PLANES DIRECTORES DE ILUMINACIÓN URBANA

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María del Mar García Merino

El ser humano está estrechamente vinculado con la luz. Su actividad ha estado regulada y asociada, desde sus comienzos, por los ciclos del día y la noche y, por ende, con el sueño y la vigilia. Por ello, gracias a la luz artificial a partir de la invención de la electricidad, hubo grandes avances tecnológicos y un incremento de la productividad al poder aumentar las horas de trabajo dando lugar al progreso y el desarrollo del hombre.

El alumbrado público tiene unos fines bien definidos:

  • Otorga la adecuada seguridad en las vías de tráfico
  • Otorga la seguridad ciudadana al disminuir la criminalidad nocturna
  • Permite que las vías y demás espacios urbanos tengan un aspecto agradable favoreciendo la actividad comercial, social y cultural.
  • Favorece el turismo con una adecuada iluminación monumental

Es indiscutible el papel fundamental que tiene la iluminación urbana en la imagen, el medio ambiente y la economía de una ciudad. Y a pesar de ello, nuestras ciudades están lejos de tener una buena iluminación debida en gran parte al desconocimiento de que una iluminación sostenible y de calidad puede albergar grandes beneficios para el municipio no solo a nivel económico sino también una mejora en la calidad ambiental y en el confort del ciudadano. Por ello se hace indispensable la planificación en las actuaciones y un buen asesoramiento técnico para alcanzar dicho fin.

Figura 1: Luminaria en Metropol Parasol de Sevilla

Por lo que, la evolución natural de esta línea de pensamiento es la de la realización de unos planes directores de iluminación urbana que aboguen por el funcionamiento sostenible y eficiente de la luz de nuestras urbes.

Un plan director de alumbrado es un conjunto de actuaciones, normas y recomendaciones técnicas a seguir que se establecen, una vez conocida la situación existente en una población, con el fin de orientar el diseño, la gestión y el mantenimiento del alumbrado público según las tecnologías existentes y recomendadas.

El fin del alumbrado público es proporcionar unas condiciones de visibilidad aptas para la circulación de los vehículos y peatones y el deleite del entorno para todos aquellos que se sumerjan en él.

Una buena iluminación pública afirma la seguridad de las personas y el patrimonio reduciendo las infracciones en las vías públicas. También favorece a la disminución de accidentes en la calzada, y valoriza la ambientación urbana, dando personalidad al entorno, permitiendo la identificación de lugares por su iluminación.

En ese contexto, se crea una oportunidad de desarrollo de las urbes en cuanto a urbanismo, modernidad, sostenibilidad y tecnología se refiere. Oportunidad para crear una imagen coherente de la ciudad que ayude a ésta a fundar un ambiente atractivo y nuevo para el ciudadano que la visite o la explota. Aprovechando este momento para reducir los consumos energéticos y reducir los costes del alumbrado urbano gracias a la utilización de nuevas tecnologías y diseños superiores.

Cada vez son más las ciudades que se han percatado de las ventajas de implantar un plan director de iluminación urbana en sus sistemas de alumbrado público, no solo por el ahorro energético que ello supone sino también por el avance tecnológico y la protección del medio ambiente que acarrea.

Algunas de estas ciudades son referencia en cuanto a urbanismo se refiere como Curitiba (Brasil) o Barcelona y otras que, apostando por esta iniciativa de planificación se han aprovechado de sus ventajas, como Sunshine Coast (Australia) o Antequera.

Existen varias ramas de estudio en cuanto a planes se refiere, mientras que Antequera y Curitiba apuestan por un plan racional con unas pautas marcadas, las dos restantes apuestan por planes colaborativos en los que se otorgan unas recomendaciones a seguir.

Foto 2: Comparativa del antes y el después en la Curitiba

Tras un estudio comparativo de los cuatro planes directores y ver sus resultados reales se puede concluir que entre las ventajas principales de la implantación de un plan director de iluminación urbana está:

  • Iluminación apropiada y en consonancia con la imagen de la ciudad
  • Eficiencia energética y económica en los sistemas e instalaciones con un ahorro casi del 50% de la factura en algunos municipios
  • Pautas para el dimensionamiento a través de una jerarquía de actuación según la inversión de la que se disponga y de los elementos principales de la ciudad
  • Pautas para una gestión y mantenimiento que ayuden en la continuidad del ahorro.
  • Disminución en la generación de dióxido de carbono y el consiguiente efecto invernadero
  • Producción menor de desechos como por ejemplo las lámparas, las cuales tienen una mayor vida útil.
  • Disminución de la contaminación lumínica. La solución más eficiente es la de la adecuada orientación de la lampara.
  • Menores efectos sobre la flora y la fauna urbana. La solución es radical, pero a veces necesaria. Consiste en el apagado total en determinados periodos necesarios.
  •  Sistemas preparados para el desarrollo futuro de la tecnología como las Smart City
  • Conocimiento real y actualizado de la situación del sistema de alumbrado
  • Poner en valía algunas zonas de la urbe realzando su valor turístico y comercial

Además, la meta final del plan sería la financiación de las futuras actuaciones gracias a los ahorros recogidos en la regulación de la nueva iluminación implantada en el municipio.  Los objetivos específicos, así como la programación de las distintas fases de aplicación del plan, deberán ser definidos en conjunto con el equipo de trabajo municipal.

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