El Puente de la Constitución (“Ponte della Costituzione”), más conocido como Puente de Calatrava, es el cuarto puente que cruza el Gran Canal de la italiana ciudad de Venecia. Su objetivo principal es el de unir la estación de trenes (Stazione di Santa Lucia), situada al norte, con la (Piazzale Roma), que se trata de la zona por la que los vehículos motorizados hacen su entrada a la ciudad, situada al sur. El Puente es, por tanto, una de las primeras visiones que toda persona, turista o no, tiene de la famosa localidad.
En 1997, Santiago Calatrava propuso al Ayuntamiento de Venecia un proyecto para la construcción de la pasarela, llamada, en primer lugar, “Cuarto puente sobre el Gran Canal”. En el año 1999, el Ayuntamiento de Venecia encomendó dicho proyecto al técico. El arquitecto valenciano proyectó un puente arco, de gran radio, de 81 m de luz, y con un ancho de 6 m en su base y 9 m en su centro, en donde la flecha alcanza los 10 m y que se construiría íntegramente en taller, para transportarlo a su emplazamiento final posteriormente. En esencia, se trata de un puente construido en acero y cristal, aunque, también está formado por piedra de Istria, que es un material de uso tradicional en la ciudad italiana. Finalmente, en la barandilla se encuentra una serie de luces LED que dotan a la pasarela de una mayor visibilidad y elegancia en las horas nocturnas. Las tareas propias de la construcción del puente, como la construcción de la propia estructura o el diseño de la cimentación, se llevaron a cabo por agentes ajenos a Calatrava.
Foto 1: Vista de la pasarela durante la noche. (Fuente: usuario “Nextors” de la plataforma “Flickr”).
Durante su construcción, el proyecto sufrió algunas modificaciones, lo que ocasionó que el presupuesto original de 6,7 M€ se elevará, finalmente, hasta los 11,2 M€. Aparte de ese sobrecoste, dichas modificaciones dilataron en el tiempo la finalización de la obra. En 2002, un año antes de empezar las obras, el plazo de conclusión de los trabajos se definió en año y medio, pero, finalmente, las obras concluyeron en casi 6 años. A escasos días de su apertura, programada en un gran acto el 18 de septiembre de 2008, como parte de las celebraciones por el 60 aniversario de la Constitución italiana, el alcalde renunció a asistir a la ceremonia por las denuncias emitidas por asociaciones de personas con baja movilidad y distintos partidos políticos, entre otros. La apertura del puente tuvo lugar el día 11 de septiembre de 2008, en un acto silencioso, al que asistió el mencionado alcalde.
El día siguiente a la inauguración de la pasarela, Calatrava, en una rueda de prensa, se defendió de las acusaciones diciendo que el puente es “el más bonito que ha diseñado”. Además de eso, justificó el retraso sufrido en las obras afirmando que el puente contaba, desde su diseño, con un sistema de acceso para personas de movilidad reducida y que consistía en dos plataformas contiguas al puente, pero que el Ayuntamiento de Venecia, tras recibir ciertas quejas de las asociaciones de minusválidos, hizo que este sistema se cambiara por unos elevadores, visibles hoy en día a los lados del puente. El arquitecto reiteró que su estudio hizo compatible el diseño de la pasarela con estos elevadores, pero que su proyecto y construcción eran competencia del propio Ayuntamiento. Finalmente, especificó que gran parte del presupuesto que se había visto incrementado se destinaría para realizar tareas de restauración de las zonas adyacentes al emplazamiento de su diseño.
A la vista de estos hechos, puede afirmarse que las críticas recibidas a la pasarela y al propio Calatrava son debido a tres razones principales:
En primer lugar, la ausencia de acceso para las personas de baja movilidad, aunque él mismo se eximió de culpa en la mencionada rueda de prensa. El sistema que debía instalar el Ayuntamiento se colocó en 2010, 2 años después de su apertura.
Seguidamente, su estilo modernista, que choca fuertemente con la estética toda la ciudad, que tiene es de un estilo medieval desde sus orígenes. Sin embargo, esta distopía parece del agrado de gran parte de la población. No es la primera vez, ni la última, que Calatrava sufre este tipo de críticas. Sobre su última obra, el “Oculus”, una estación de metro en la zona cero de Nueva York, el New York Times afirmó que existe una “incongruencia entre la extravagancia de la arquitectura y el limitado propósito al que sirve”.
Finalmente, la falta de necesidad del puente. Debido a que existen otras zonas en Venecia en las que un puente para cruzar el Gran Canal está a una distancia mucho mayor de la distancia a la que están los puentes contiguos al de Calatrava.
Foto 2: Pavimento de la parte central del puente. (Fuente: usuario “mariordo59” de la plataforma “Flickr”).
Independientemente de que el puente estuviera construido y abierto al público en 2008, el proceso judicial, de demandas, principalmente del Ayuntamiento contra Calatrava, persistió en el tiempo. En agosto de 2013, el arquitecto fue enviado a juicio cuando el fiscal Scarano argumentó que este y otros participantes en el proyecto habían producido errores de diseño que habían aumentado en sobremanera el presupuesto de la obra. Tras una interrupción en el juicio cuando Calatrava interpuso un recurso ante el Tribunal Supremo, que fue rechazado, el juicio se reanudó. En 2014, el Ayuntamiento demandó al arquitecto español por casi medio millón de euros en “obras mayores”. En esa época, además, Calatrava se encontraba en un proceso de juicios con la Generalitat Valenciana, la cual aseguró que iban a ser el arquitecto y su estudio los que pagasen los costes de reparación del “Palau de les Arts”, por motivo de la peligrosa caída del “trencadís” que conformaba la cobertura de la gran estructura. Finalmente, en marzo de 2015, Calatrava fue absuelto, al considerarse que no existía responsabilidad legal en lo que a sobrecostes o retardos en la construcción se refiere.
Como punto final, en octubre de 2018 se anunció que se planeaba cambiar 8 de los 24 peldaños de vidrio, y sustituirlos por piedra, en concreto traquita, aunque se baraja la posibilidad de sustituir la totalidad de los peldaños, a la vista de las más de 5.000 denuncias, algunas de ellas con sus respectivas indemnizaciones, de personas que han sufrido alguna especie de caída al cruzar la pasarela.
Daniel Gálvez Pérez