A continuación se exponen una serie de conclusiones concernientes a las características que son aconsejables a la hora de diseñar un buen sistema de seguimiento y evaluación (S&E): la integración, la participación y el aprendizaje, entre otras.
En relación con la integración…
El S&E debe ser concebido como un proceso integrado y continuo. La integración supone la unión entre actividades de seguimiento y evaluación, y el vínculo de éstas actividades con el programa y su contexto territorial, legislativo e institucional. La continuidad supone el encadenamiento de las distintas actividades de S&E de forma que ninguna de ellas sea entendida como una tarea puntual en la vida de la intervención.
La integración del S&E con las actividades de programación resulta imprescindible para una buena adaptación a las necesidades de las intervenciones con las que se trabaja y proporcionarles una continua y adecuada orientación.
La integración permite evitar el desfase entre el ciclo de programación y de evaluación y las consiguientes dificultades que este desfase produce en el proceso de aprendizaje.
La autoevaluación facilita la integración del proceso de evaluación en el propio sistema de seguimiento, con lo que los trabajos de S&E se ven favorecidos en el suministro de información.
En relación con la participación…
El S&E debe comenzar con reuniones con los beneficiarios, averiguar dónde están, en qué están interesados, sus aportaciones al proceso de S&E, para luego unir las perspectivas de la evaluación con las locales.
El proceso de participación ha de ayudar a conseguir un proceso de S&E útil, que incremente el conocimiento que los diversos agentes tienen del programa, enriqueciendo el proceso de reflexión en torno al mismo y la resolución de los problemas o necesidades para los que éste surgió.
La participación ha de dar como resultado un programa que tenga relación con la actividad diaria de los participantes y no se pierda en ideas abstractas sin conexión real con la masa social.
El énfasis del proceso participativo ha de estar en la creación de significado local, de objetivos compartidos, un clima de consenso y construcción de una comunidad que comparte un enfoque común.
El mecanismo de participación ha de ser diseñado de manera que se asegure que en alguna de sus fases los participantes sean influenciados por los demás y se produzca así un proceso de socialización que de pie a la discusión y al diálogo.
Los ejercicios especiales de evaluación suponen ejercicios especiales de participación y aprendizaje al ser trabajos más amplios y profundos que el seguimiento continuo de los programas.
La utilización de la información extraída de la participación permite en muchos casos, suplir el bajo nivel de desarrollo de las bases estadísticas existentes y dar mayor credibilidad a los indicadores utilizados al facilitar el contraste entre fuentes de información.
La activación de un proceso de participación permite evitar el peligro de la exaltación de la objetividad. Con la participación, la atención se centra en la obtención y superposición de distintos puntos de vista tanto del conocimiento experto como del conocimiento local con el objetivo de enriquecer los trabajos realizados.
En relación con el aprendizaje…
Es necesaria la activación de un mecanismo de aprendizaje distinto del activado por la participación. Este mecanismo permite no conformarse con un simple aprendizaje pasivo ─como si se tratara de una ósmosis─ sino que activa un aprendizaje activo que aprovecha al máximo las posibilidades de retroalimentación.
Las actividades de S&E tienen un gran protagonismo en el aprovechamiento del capital intangible para la generación del desarrollo. Parte importante de este capital es el capital social.
La gestión del conocimiento y la innovación es parte importante del S&E como realidad obligada por el progreso tecnológico y la necesidad de crear un verdadero desarrollo.
La gestión del conocimiento e innovación ha de abordarse desde una perspectiva claramente centrada en los aspectos humanos pues sólo las personas desarrollan, incorporan y usan conocimiento. Una perspectiva basada en las posibilidades tecnológicas anteponiéndose a cualquier otra consideración, es errónea.
En relación con otras características…
La continuidad con los procedimientos y herramientas clásicas utilizadas hasta ahora en el S&E permite una mayor participación y un mejor hacer de los implicados por estar ya familiarizados con algunos de estos procedimientos y herramientas.
Un modelo de S&E ha de ser flexible. La flexibilidad permite la adaptación a las diversas situaciones encontradas en el dinámico contexto del S&E del desarrollo (diseño a la medida). Para lograr esta flexibilidad la cultura de la evaluación debe acrecentarse y enriquecerse y se hace necesario establecer marcos comunes guía en la concepción general de los procesos evaluativos.
Un enfoque positivo del S&E, más centrado en el desarrollo de las capacidades que en el análisis de problemas, permite entrar en una positiva dinámica de aprendizaje que valorice los resultados obtenidos, de cara a la mejora del programa y su perfeccionamiento en fases posteriores.
Conceder la debida importancia a los aspectos específicos que las distintas intervenciones puedan presentar evita centrar todos los esfuerzos en el estudio del impacto y el llamado reduccionismo economicista que centra los trabajos de manera excesiva en los aspectos económicos y financieros.
La definición de preguntas clave de evaluación permite concretar los objetivos de los trabajos centrando desde un principio los esfuerzos realizados
Un modelo sencillo que no precise de unos elevados conocimientos financieros, económicos, estadísticos o de cualquier tipo facilita el aprendizaje y la adquisición de una capacidad evaluadora por parte de la población local.
La aplicación de nuevas tecnologías al S&E de los programas de desarrollo permite reducir el tiempo de análisis de la información y facilita la estandarización y homogeneización de procesos y formatos, el aumento de la calidad de la información y la reducción drástica de errores.