Patricia Morcillo Sanz
Introducción
Con el paso de los años, las ciudades han cobrado gran importancia, situándose como centros neurálgicos de actividad económica y concentración de población. En ellas, se produce el 70% de la riqueza a nivel mundial, pero a su vez son responsables de una gran cantidad de problemas como el mayor consumo energético, aumento de emisiones contaminantes y GEI, mayor consumo de suelo, congestión, accidentes, etc., cuyo efecto o impacto está relacionado directamente con el número de habitantes de la aglomeración.
Su importancia y problemática queda reflejada en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de forma directa e indirecta, por ejemplo, en los objetivos 3, 7, 9, 11 y 13, donde se otorga importancia a garantizar una vida sana y activa, garantizar una energía asequible y sostenible, construir infraestructuras y asentamientos resilientes, lograr que las ciudades sean inclusivas, seguras y sostenibles, así como aplicar medidas urgentes para combatir el cambio climático.
Para resolver estos problemas, se está fomentando la realización de planes y estrategias que promuevan los tres pilares de la sostenibilidad (económico, medioambiental y social), en relación a diversos ámbitos como calidad del aire, movilidad u ordenación urbana.
En esta línea se han planteado los Planes de Movilidad Urbana Sostenible, una herramienta o documento cuyo objetivo es elaborar pautas y medidas que permitan satisfacer las necesidades de movilidad de la población, mejorando su calidad de vida y fomentando la realización de los desplazamientos de manera más segura, sostenible y limpia. Asimismo, ponen el foco en invertir la escala de prioridades de la movilidad, otorgando prioridad a los modos no motorizados como peatones y relegando a un segundo plano a los vehículos particulares. Por ello, se incentivan aspectos como la ciudad compacta, de usos mixtos y de distancias cortas, donde se fomente el comercio de proximidad y tradicional y se reduzca el uso del automóvil a la vez que aumenta la utilización del transporte público urbano.
Figura 1 – Escala de prioridades atendiendo a criterios de eficiencia energética, medioambientales, de equidad social, vulnerabilidad, siniestralidad y calidad de vida urbana. Fuente: IDAE
Estas herramientas de planificación agrupan diferentes medidas o actuaciones, que se implantan en diferentes horizontes temporales, es decir, se desarrollan a corto, medio y largo plazo, y cuya definición tiene un enfoque participativo por parte de la ciudadanía. De esta manera, esta se encuentra mucho más conectada con las propuestas y la efectividad del plan será más elevada.
Para dar apoyo a su elaboración, se dispone de numerosas normativas, tanto nacionales como europeas, como por ejemplo, el Libro Verde sobre Medio ambiente Urbano (1990), Carta de Aalborg sobre ciudades sostenibles (1994), Programa de Acción de Lillie (1997), Estrategia Europa 2020 (2010) o Pacto Verde Europeo (2019) entre otras a nivel europeo o Estrategia de Ahorro y Eficiencia Energética en España de la E4 (2003, por la que surgen los PMUS en España), la Estrategia Española de Medio ambiente Urbano (2008), Estrategia Española de Movilidad Sostenible (2009), Estrategia de Movilidad Segura, Sostenible y Conectada 2030 (2021) y Anteproyecto de Ley de Movilidad Sostenible (2022) entre otras a nivel nacional.
Implantación en otros países
En otros países europeos se pueden destacar antecedentes como Planes de Desplazamiento Urbanos franceses o PDU (creados por Ley de Orientación de los Transportes Interiores (LOTI) en 1982 y desarrollados a partir de 1996, por la obligatoriedad de estos en las aglomeraciones urbanas de más de 100.000 habitantes por la ley sobre el aire. Servían como herramientas de planificación de los desplazamientos y sistemas de transportes colectivos y no motorizados (a pie y bicicleta), Planes Transporte Local británicos o LTP (elaborados por el Ministerio de Medio Ambiente, Transporte y las Regiones a raíz del Libro Blanco de 2008 y la Ley de Transporte del año 2000, y por el que se impulsa en la coordinación sectorial a escala de condados, sin mínimo de población en las aglomeraciones urbanas), Planes Urbanos de Movilidad en Italia o PUM (elaborados conforme al artículo 22 de la Ley 340/2000 y el Plan Nacional de Transportes), Planificaciones de Movilidad de Alemania y Países Bajos y Planes de Acción de Tráfico y Medioambiente en Dinamarca.
Desarrollo y medidas de los PMUS
En la actualidad, es obligatorio la elaboración de PMUS en los municipios de más de 50.000 habitantes y de PMUS simplificados en los municipios de más de 20.000 habitantes. Estos se desarrollan en base a diferentes fases entre las que se encuentran el análisis del territorio en el escenario actual y tendencial, diagnóstico, definición de objetivos generales y específicos (como por ejemplo una movilidad más activa y saludable, segura, sostenible, equitativa y competitiva), definición de actuaciones y medidas (para promover un mayor uso de modos de transporte público, mejorar la accesibilidad, inclusión de MaaS, movilidad colaborativa, aplicación de nuevas tecnologías, gestión del tráfico, distribución urbana de mercancías eficiente…), presupuesto, evaluación mediante indicadores y seguimiento del plan tras su implementación. Además, se debe promover una adecuada comunicación pública para una mayor consenso y aceptación social, que conduzca a una mayor efectividad del plan.
Algunos PMUS españoles han recibido premios por sus buenas prácticas. Ejemplos de ello son los el PMUS de Bilbao (al que la CE le otorgó el premio de Seguridad Vial Urbana por su gran implementación de calmado de tráfico en la ciudad -1ª ciudad de más de 300.000 habitantes de todo el mundo en limitar la velocidad en todo el ámbito urbano a 30 km/h- y las actuaciones de comunicación y sensibilización hacia la ciudadanía), el PMUS de Rivas-Vaciamadrid (por su propuesta de “Caminos Escolares” donde se fomenta la seguridad vial, y la comunicación entre agentes sociales como padres y comunidad educativa, así como la reducción de los desplazamientos en coche, reduciendo el ruido y contaminación atmosférica), el PMUS de Pontevedra (por su política de “Ciudad 30”, donde se ha producido un gran aumento de la seguridad vial) o el PMUS de Murcia (por sus esfuerzos en la promoción de la movilidad urbanas sostenible, la mejora de la calidad del aire y seguridad vial). Otras ciudades como Palma o Vitoria-Gasteiz han sido candidatas a los premios europeos (SUMP- Awards, Urban Road Safety Awards, EIropean Mobility Week Award, etc.).
Figura 2 – European Mobility Week Award. Fuente: mobilityweek.eu