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Desarrollo económico o protección ambiental. “El Despeñadero.”

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Alejandro López Escolano

En este post voy a hacer una reflexión acerca de una propuesta de proyecto para una zona natural.

En primer lugar, voy a situar el lugar donde se plantea la reflexión. El lugar donde se pensaba realizar la actuación es en Algar de Mesa, un pequeño pueblo dentro del Valle del Mesa, situado en la provincia de Guadalajara. Es el pueblo más al noreste de Castilla la Mancha, haciendo frontera con la provincia de Zaragoza, y se encuentra dentro del Geoparque de la Comarca de Molina de Aragón-Alto Tajo de la UNESCO, y a muy pocos kilómetros del Parque Natural del Monasterio de Piedra. Es decir, que está ubicado dentro de parajes naturales de gran importancia, ya no solo nacional, sino incluso, mundial.

Entre la fauna, desataca sobre todo el buitre leonado, que se encuentra en peligro de extinción, aunque en esta zona hay una gran cantidad de ellos.

Uno de los parajes más bonitos y desconocidos que hay, está en el municipio de Algar de Mesa. Este paraje se llama El Despeñadero. Es un lugar que es conocido por muy pocas personas que ofrece unas vistas espectaculares desde lo alto de una montaña a una parte del cañón del Valle del Mesa, en el cual hay un desnivel desde el río a la zona de la montaña donde ofrece las impresionantes vistas de más de 100 metros.

Para llegar a este paraje es necesario cruzar por medio del frondoso bosque que hay de encinas y sabinas sin haber un camino que te lleve hasta él. Es por ello que es bastante desconocido, y, además, el camino más cercano está a más de dos kilómetros de distancia.

En ese lugar, además de las vistas que ofrece se suelen posar y anidar muchísimos buitres, por lo que si se llega en silencio se puede observar desde bastante cerca estos animales en peligro de extinción.

Se había propuesto que se hiciera un camino y se estableciera una valla a lo largo del lugar para así evitar caídas y reducir el miedo que puede generar estar en este espacio.

En primer lugar, realizar un camino significa abrir una discontinuidad en el paisaje, teniendo que retirar árboles y plantas para así poder acceder al lugar y además usar máquinas pesadas para dejar un camino plano y en buen estado para poder acceder hasta el lugar del que tratamos. E incluir a posteriori, la colocación de la valla sobre la roca, lo que significa hacer perforaciones para poder anclar la valla. Esto conlleva una pérdida de flora grande, y además puede ocasionar perturbaciones a los animales de la zona, principalmente a los buitres que viven allí.

Y, en segundo lugar, la presencia de cada vez más personas que podría incluso llegar a ser masiva con el paso del tiempo debido al espectacular paisaje que se puede apreciar. La presencia de personas en esa zona de forma habitual puede hacer cambiar de hábitat de residencia a un animal en peligro de extinción, el cual debe estar lo más protegido y cuidado posible.

Entonces, ¿Es oportuno realizar estas obras para que pueda ser un destino turístico en última instancia, o debe seguir siendo un paraje desconocido pero que preserve su calidad natural?

En estos tiempos que corren, la España Vaciada como están llamando a las zonas despobladas, cada vez les cuesta más atraer gente para vivir. Es un hecho, la pérdida masiva de población que han vivido la mayoría de pueblos, llegando a su desaparición incluso. Son medidas como estas las que pueden atraer turismo e inversión a esta zona, pudiendo albergar bares, restaurantes, tiendas o demás establecimientos dependientes del turismo que pueden mantener con vida los pueblos. Son puestos de trabajo los que hacen que un pueblo sobreviva o no. Pero, qué sería de nuestra gran riqueza natural si todo ello no se preservara, y se perdiera.

Una posible solución para poder satisfacer a ambas partes sería realizar visitas periódicas, por ejemplo, una vez al mes, al determinado destino, donde no sean grupos muy grandes de personas, de máximo entre 20 y 30 personas. Estas personas pueden visitar el lugar y solo afectarían un día al mes el espacio, no trayendo consecuencias grandes al entorno, y así, además pudiendo gastar su dinero en el pueblo. Por lo que se respetaría en gran medida la naturaleza, y encima atraerían inversión y puestos de trabajo al municipio.

Otra medida podría ser la de establecer un “hide”, que no es más que una caseta con unos ventanales donde la gente entra y desde ahí puede observar el paisaje y los animales que allí habitan sin que estos se den cuenta de la presencia de los humanos. Esta puede ser una buena alternativa para no molestar y alterar el paisaje.

No siempre es fácil buscar alternativas que en mejor o peor medida beneficie a las dos partes implicadas, pero hay veces que cediendo cada una de las partes y con medidas sostenibles, preventivas y protectoras, se puede hacer de un espacio característico un lugar para visitar sin perjudicar el medio natural, y además aportar a la población de allí una nueva forma de vivir, aportando turismo que beneficie la economía local.

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