Hace años, la situación del agua en Israel era especialmente preocupante; siendo un país relativamente joven, a lo largo del último siglo ha sufrido una sequía tan drástica que ha llegado a puntos críticos en determinadas zonas. La principal preocupación era la disponibilidad de agua potable para su población y no la agricultura, ya que a pesar de ser uno de los países del Creciente Fértil, su economía se basa en la alta tecnología, representando el sector primario un 2,8% del PIB israelí.
En 2008 se cruzó la denominada “línea negra” en el Mar de Galilea. Las implicaciones de este suceso eran terribles, ya que una vez sobrepasado dicho nivel, la infiltración de sal en el lecho del mar arruinaría para siempre las posibilidades de que de él pudiese drenarse agua para cualquier uso.
En 2007, Israel implantó medidas drásticas como restricciones, el uso de duchas de alcachofa y de retretes de bajo flujo o la instalación de sistemas de tratamiento de aguas que recogían cerca de un 86% del agua que iba a la red de drenaje y la destinaban a usos agrícolas. En este aspecto, Israel era el país que encabezaba la lista de países que reciclan su agua y, a pesar de ello, sufrió las consecuencias de no haberla sabido gestionar bien en el pasado. Dichas medidas proporcionaban al país alrededor de 1400 millones de metros cúbicos de agua, pero no era suficiente, el país tenía una demanda de 1900 millones de metros cúbicos. Los 500 que faltaban los tenían que sacar de algún lado: el Mar de Galilea.
Cabe decir, sin embargo, que Israel tuvo la capacidad de ver este problema con la suficiente antelación y tomó cartas en el asunto. Realmente fue un gabinete de ingenieros, científicos y responsables políticos que desarrollaron un nuevo punto de vista en lo que se refería al agua. Éste tenía como fundamentos los siguientes puntos:
1. El agua pertenece al Estado. El gabinete determinó que la gestión estatal del agua normalmente daba mejores resultados y que ese sería el modelo que seguirían en Israel.
2. Búsqueda de gente dispuesta a dar voz a la importancia de los problemas que podía acarrear una mala utilización de agua. El gabinete decidió que era el momento de alzar la voz y hacer que todo el mundo supiese lo que les esperaba si Israel se quedaba sin agua.
3. Creación de una cultura que respetara el agua. Se determinó inculcar desde la educación infantil que el agua era un bien preciado y tan valioso que sin él no se podría vivir, de este modo, las generaciones venideras tendrían una mayor conciencia que la actual.
4. Una innumerable lista de medidas para ahorrar y aprovechar cada gota de agua.
5. Rechazar que la teoría de que” cuando el consumidor está contento el productor también” es cierta para el caso del agua. Ya en los años 30 entendió que para que se valorase el agua no podía llevar a cabo la misma política de impuestos sobre el agua que llevan gran parte de los países occidentales en la que el consumidor paga únicamente un pequeño porcentaje del coste total del agua. En Israel, la población paga el 100% del coste del agua, de este modo, nadie la despilfarrará sin pensar antes en su bolsillo.
6. Expansión de la red de abastecimiento para que llegue a todos los puntos en los que hay consumo de agua. De este modo también se conseguía que la campaña de concienciación sobre la importancia del agua llegase a cada rincón.
7. Retirada del poder de decisión sobre los asuntos hidrológicos a los políticos y traslado del mismo a especialistas.
8. Búsqueda de innovación por parte de las entidades privadas e incentivación de la colaboración público-privada para desarrollar nuevas técnicas de ahorro o reutilización de agua.
9. Del mismo modo que los políticos no tienen voz en estos asuntos, los alcaldes tampoco. Las competencias en lo que al drenaje y a la gestión del agua se refiere, recayeron sobre un bureau tecnocrático de modo que se garantizase que los impuestos que la población pagaba sobre el agua se destinasen realmente a causas relacionadas con el tema.
10. Difusión de que se debe de actuar hoy pensando en el mañana, sobre todo en las localidades en las que la agricultura fuese su principal fuente de ingresos.
11. Establecimiento en forma de ley que no fluirá agua desde ningún lugar hasta un punto de consumo sin pasar antes por un aparato de medida. De este modo, se fue formando una gran base de datos que se podía usar para establecer patrones y detectar tendencias.
12. Incentivar la idea de que el momento de actuar es ahora.
Pero, como puede verse, aun sufrieron considerables problemas relacionados con la sequía a pesar de todas las medidas que se tomaron.
Ante la falta de agua, el gobierno israelí decidió instalar una primera planta desaladora en 2005. La planta de Ashkelon producía 127.000.000 m3, pero no eran suficientes para suplir la carencia antes mencionada de 500.000.000 m3. En 8 años se construyeron dos plantas más: en 2009 la de Hadera, que producía 140.000.000 m3 de agua potable y en 2013 la de Sorek, que producía 150.000.000 m3
Esta última es la desaladora de ósmosis inversa más grande del mundo y además introduce una novedad en las técnicas empleadas en este tipo de desaladoras: no usa productos químicos.
En Sorek la técnica empleada es someter el agua a un primer tratamiento con un biofloculador y luego hacerla pasar por un lecho de filtro mixto. Dicho lecho de filtro mixto está compuesto por una toba volcánica extremadamente porosa, lo cual amplía la superficie en la que se puede dar el desarrollo microbiológico y la proliferación de una biopelícula. Cuando se lava la toba de lava, los organismos que se han desarrollado hasta el momento, al ser más grandes, quedan retenidos en la segunda fase, dando lugar a un agua sin flóculos.
En conjunto las desaladoras producían 600 millones de metros cúbicos, compensando los 0,5 miles de millones de litros que había de carencia y dando 0,1 miles de millones de margen.
Gracias a todas las medidas y tecnologías explicadas, actualmente Israel es un país al que le sobra agua y un ejemplo a seguir. Por lo que, por último, queda decir que esta mentalidad de protección de cada gota de agua ha traído a este anteriormente desértico país nada más que ventajas, de modo que surge la siguiente pregunta: ¿por qué no siguen el ejemplo de Israel más países?
MARIA DE TOMAS PARDO DE ANDRADE