Desde hace unos años a esta parte han ido publicándose cada cierto tiempo noticias sobre el retroceso de los glaciares del mundo. Estas noticias normalmente ponen la atención en la demostración del calentamiento climático que supone dicho retroceso. Sin embargo, el paulatino deshielo de los glaciares no solo es una consecuencia de incremento de las temperaturas en el mundo, si no que también tiene como resultado la afección de la biodiversidad, los servicios medioambientales y las actividades socieconómicas de las regiones donde se encuentran.
Una de las funciones más importantes de los glaciares es la de regulador hidrográfico. Los glaciares son un medio de amortiguamiento esencial durante la época de altas precipitaciones y proveen de agua para la actividad humana en estaciones secas. La mayor parte de la nieve que cae sobre los grandes sistemas montañosos se acumula en un principio en los glaciales en forma de hielo. Hielo que más adelante se funde gradualmente.
Por esto, los glaciares son una importantísima reserva de agua dulce, encontrándose mayoritariamente en los casquetes polares (Antártico, Ártico y Groenlandia) y habiendo algunos otros de menor tamaño en la alta montaña, los cuales son los que se tratan este artículo. El agua dulce en forma líquida producto del deshielo de los glaciares se mezcla con el agua salada de los océanos provocando las corrientes marinas de la llamada circulación termohalina, las cuales regulan el clima.
Además, también ejercen de regulador climático reflejando entre el 45% y el 85% de la luz solar que llega del espacio, enfriando el planeta y frenando en cierta manera el calentamiento climático.
Por todo esto, se puede afirmar que el estado de los glaciares es un factor a vigilar puesto que su desaparición o una fuerte reducción afectaría directa y negativamente a nuestro vivir diario y al equilibrio del planeta.
Dentro del retroceso general de los glaciares del mundo (ya sean polares o montañosos), los glaciares de los Alpes sufren una situación especialmente crítica. Esto no solo se debe a su pequeño tamaño, si no a que también fueron los primeros en empezar a retroceder. Estos glaciares, los únicos de Europa Occidental, comenzaron a derretirse previamente al cambio climático y antes de que lo hicieran el resto de glaciares del globo debido a la rápida y precoz industrialización europea. Este desarrollo industrial emitió desde la década de 1850 en adelante una gran cantidad de hollín y humo negro que terminaron atrapados en las capas de los núcleos de hielo en forma de partículas de partículas de carbón.
Este factor, sumado al posterior calentamiento global y a la actividad turística de la zona (construcción de albergues, la aproximación de medios de transporte mecanizados y contaminación, entre otros), ha puesto en serio peligro la conservación de los glaciares alpinos. De hecho el geólogo Giovanni Mortara afirmó en 2015 haber observado un retroceso de hasta 10 centímetros diarios en algunos glaciares de esta cadena montañosa. Otros estudios son igualmente pesimistas al respecto, como el realizado por investigadores de la Universidad de Alaska incluyendo datos de la evolución de hasta 300 glaciares desde 1961 hasta 2004 y publicado en la revista Nature Geoscience en 2011, el cual estimaba que la mayoría de los glaciares de los Alpes podrían derretirse por completo para el año 2100 si se cumplen las previsiones de incremento térmico de la atmósfera.
Estos pronósticos ponen la voz de alarma en la necesidad de conservar estas masas de hielo para evitar las consecuencias negativas tanto para el medio ambiente como para las actividades humanas en la zona antes mencionadas.
[FIGURA 1] Glaciar suizo de Aletsch, el más grande de los Alpes con 120 Km² de superficie y 23 Km de longitud
Dado que la principal causa del deshielo de los glaciares es el calentamiento global, resulta obvio que la mejor manera de frenar dicho deshielo sea combatir el cambio climático.
Para ello se necesitan una serie de políticas que apuesten por las energías renovables, la reforestación, la disminución de emisiones de Dióxido de Carbono y Gases de Efecto Invernadero, la protección medioambiental y la concienciación ciudadana entre muchas otras. Dichas medidas se conocen desde hace años, sin embargo lo que hace falta es determinación y coordinación entre gobiernos para llevarlas a cabo de forma eficaz y profunda.
[FIGURA 2] Evolución temporal del estado del glaciar Mer de Glace en el macizo del Mont Blanc (Francia)
Debido a su extensión y las complicadas condiciones orográficas del terreno donde se ubican los glaciares alpinos, existen pocas posibilidades de actuaciones específicas para su conservación a parte del control del desarrollo turístico en la zona.
Sin embargo en los últimos años se ha intentado desarrollar métodos desesperados para evitar su retroceso. Como en la estación de esquí de Gemsstock (Suiza), donde desde hace unos pocos años se han cubierto las zonas más sensibles de su glaciar con lonas de poluiretano durante los meses de verano para protegerlas de las radiaciones solares con un resultado sorprendentemente bueno.
Como síntesis se podría decir que la conservación de unos glaciares alpinos que son vitales para la región viene condicionada por la eficiencia de las medidas contra el calentamiento climático a nivel global. Si bien se debe continuar investigando sobre posibles soluciones específicas a corto plazo y la posibilidad de la redacción de leyes específicas para su conservación como existen en Argentina y Chile.
BIBLIOGRAFÍA:
· LA IMPORTANCIA DE LOS GLACIARES Y SU PROTECCIÓN JURÍDICA (Karla Raquel Amaya Granados)
http://www.csj.gob.sv/ambiente/DOCUMENTOS/DIC10_IMPORTANCIA_GLACIARES.pdf
· LA RELEVANCIA DE LOS GLACIARES (Jorge Álvarez)
https://www.veoverde.com/2013/12/la-relevancia-de-los-glaciares/
· https://prezi.com/homurlakbnv_/conservacion-de-glaciares/
· http://www.intropol.es/es/2-blog-poliuretano-para-proteger-los-glaciares
· Javier Castillo Lario
· S.Nussbaumer
Íñigo Uraga Palacio
E.T.S.I. Caminos Canales y Puertos
UNIVERSIDAD POLITÉCNICA DE MADRID