Carabanchel Alto y Leganés eran dos pequeños pueblos cercanos a Madrid. En el siglo XX su población creció rápidamente debido a la migración del campo a la ciudad. Ahora, solo infraestructuras del transporte dividen las dos ciudades.
QUÉ PASA AHORA
Actualmente, entre Carabanchel y Leganés hay una banda no urbanizada de 1,5 km de ancho. Esta distancia podría hacernos pensar que un modo de cruzarla es andando o en bicicleta, pero las dos carreteras que hay tienen dos carriles por sentido y una elevada densidad de tráfico, haciéndolo imposible.
Además, existen tres autopistas en esta franja, y un solo paso peatonal en un extremo.
Entre las autopistas existe un polígono industrial: Leganés Tecnológico. El primer sector fue urbanizado entre 2004 y 2007, y hoy es el único construido, pero está planeado que sea cinco veces mayor. Es irónico que en él se creara una calzada ciclista que comienza y termina en su interior.
CÓMO SE HA LLEGADO A ESTE PUNTO
El problema comenzó en los años 80 del siglo pasado, con la construcción de la carretera de circunvalación M-40. En ese momento, entre Carabanchel y Leganés, la franja sin construir era de 2,6 km de ancho y el movimiento peatonal era impensable. Probablemente, el flujo principal sería entre las dos poblaciones y Madrid, y no entre ellas. Cada una tenía sus servicios, y la distancia era mayor que ahora.
En 1981, el mayor centro comercial de Europa se abrió en Leganés, suponiendo un aumento de los desplazamientos entre las dos ciudades. Desde entonces, se ha ampliado varias veces, aumentándose con ello la relación entre Leganés y Carabanchel.
Al comienzo del siglo XXI, Carabanchel urbanizó la franja hasta la autopista M-40, y Leganés creó un nuevo barrio, Leganés Norte. Fueron diseñados con grandes avenidas y muchas plazas de aparcamiento libres, convirtiendo al coche en la opción preferida de transporte. Siendo dos ciudades diferentes, el estudio de comunicaciones de las expansiones no tuvo en consideración la movilidad entre ellas.
Alrededor de Leganés Norte se construyó una circunvalación de baja velocidad sin ningún paso peatonal que la cruzara.
En 2002 y 2004 se inauguraron dos nuevas autopistas: la M-45 y la R-5. A diferencia de la M-40, en la construcción de éstas, los caminos existentes no se cortaron, y se construyeron pasos subterráneos. El problema es que la M-40 ya había creado una barrera y los caminos finalizaban a ambos lados de la autopista.
Como se ha dicho anteriormente, en 2007 se abrió el polígono industrial Leganés Tecnológico. El diseño incluía una vía ciclista, quizás considerando la bicicleta como una opción de movilidad. La principal entrada es usando la M-425, una carretera de dos carriles por sentido y una densidad de tráfico elevada. Desde Leganés existe un camino no pavimentado que pasa cerca del polígono, y una estrecha vereda se ha creado para conectarlos.
CÓMO SE PUEDE CORREGIR
Hacer posible ir en bicicleta o andando desde Carabanchel a Leganés o desde cualquiera de los dos al polígono, debería haber sido parte de los planes parciales. En ese momento, habría sido sencillo crear caminos y pasarelas sobre la autopista M-40.
Ahora, el problema es mayor y la solución más difícil, pero no imposible. Al haber solo 1,5 km entre ellas, hace posible vivir en un lado y trabajar en el otro y moverse sin usar el coche. Un único itinerario no debe ser la solución: la frontera es de 2,5 km y, al menos, se deberían crear dos caminos.
Una opción puede ser usando la urbanización del polígono industrial. Solo sería necesaria una pasarela sobre la M-40 e intervenciones puntuales en el camino que conecta con Leganés.
Otra debería crearse en la zona central u oeste. Esta sería más complicada por la gran cantidad de enlaces entre las autopistas y la presencia de algunas construcciones. Esta intervención podría usarse para dar uso a algunas zonas entre las carreteras.
Una dificultas es la gran cantidad de administraciones que participan. Los dos ayuntamientos (Madrid y Leganés) deberían llegar a un acuerdo y promover el plan conjuntamente. Pero también el Ministerio y la Consejería deben ser tenidas en cuenta, están a cargo de las autopistas, y su opinión es vinculante.
Imagen 4. Mapa de planeamiento (Fuente: Servicio cartográfico de la Comunidad de Madrid)
En conclusión, resolver ahora el problema es difícil, pero no puede ser pospuesto ya que debemos proveer de más opciones de movilidad, especialmente aquellas sostenibles como andar o ir en bicicleta. Además, en el futuro las nuevas urbanizaciones deberían tener en cuenta todas las formas de movilidad, no solo dentro de la misma ciudad, sino también con las que la rodean.
Miguel Hernández Arranz