Presentado por: Lidia González Andrés
La Cátedra del Banco de Alimentos lucha por sensibilizar a los más jóvenes en este problema para hacer frente a los 1300 millones de toneladas totales de despilfarro alimenticio según la FAO. Bien sabemos que los más pequeños aprenden rápidamente por eso se deberían ampliar estas campañas escolares de concienciación. Para ello se plantean algunas tareas que, combinando aprendizaje de forma práctica y entretenimiento, pueden crear un cambio en los más jóvenes, quienes además tienden a transmitirlo a sus familias. Algunas de estas posibles actividades a llevar a cabo son: la creación de compost en el aula y su aplicación al jardín de la escuela pues el compostaje doméstico puede desviar potencialmente hasta 150 kg de residuos de alimentos por hogar al año, preparación de ricos batidos y zumos a partir de frutas golpeadas o endulzadas que pueden ser traídas por los alumnos, reconocimiento de alimentos realmente pasados de manera práctica. Todo esto junto con la mentalización de los pequeños del impacto medioambiental del despilfarre y de la insignificancia de la apariencia de un alimento natural pueden contribuir a la concienciación de las futuras generaciones que regirán la sociedad y la progresiva creación de un mundo mejor.
