Jefferson Nieto Camacho. Máster en Sistemas de Ingeniería Civil.
Actualmente el crecimiento económico de un país cobra gran importancia para su sociedad, sin percatarse que en la búsqueda de ese objetivo la calidad de vida de los ciudadanos y la calidad al medio ambiente en muchos casos está en detrimento[a1] . Algunos factores generan un impacto directo en el medio ambiente son el crecimiento exponencial de la población mundial en los últimos 50 años, la consolidación de una sociedad más urbana y la dependencia de combustibles fósiles como fuente de energía y materia prima. Esta situación hace que como sociedad tengamos importantes retos que conllevan a replantearnos la forma de interactuar con el medio ambiente de manera que podamos disminuir el impacto que generan nuestras actividades diarias y el desarrollo territorial, alcanzando a su vez el tan anhelado desarrollo económico, ambiental y social al mismo tiempo. De ahí surge un importante cuestionamiento ¿es posible en el entorno actual alcanzar un desarrollo urbanístico en las ciudades disminuyendo nuestro impacto y mejorando la calidad de vida de sus habitantes?
Como respuesta a esta pregunta pareciera que el urbanismo ecológico o el modelo de ciudad sostenible responde en gran medida a este cuestionamiento que ha dejado de ser una disyuntiva para convertirse en una realidad y resulta necesario hondar un poco en sus pilares conceptuales para entenderlo.
Ilustración 1.Ciudad conectada a espacios verdes. Fuente: pexels-nancy-bourque
Según Salvador Rueda, (2011) la ciudad puede considerarse como un ecosistema toda vez que en ella tiene lugar una interacción entre los elementos físico y químicos con elementos biológicos. Urbanísticamente, este ecosistema está limitado por dos restricciones, una relacionada con la eficiencia del sistema que busca una sinergia entre disponibilidad de los recursos y la organización urbana. La otra restricción, hace referencia a la habitabilidad urbana que busca optimizar las condiciones de la vida urbana de las personas y su relación con el entorno, relacionando factores importantes como equipamientos, servicios básicos, edificación, cohesión social y biodiversidad.
A partir de estos conceptos se habla de un modelo urbano sostenible como una relación optima entre ciudad-medio, cuyos objetivos principales son la compacidad, la complejidad, la eficiencia y la estabilidad. La compacidad se entiende como la realidad netamente física, usos y funciones urbanas. La complejidad por su parte, se refiere a las interacciones entre la ciudad y las organizaciones, actividades económicas, asociaciones y equipamientos. La eficiencia como objetivo del modelo urbano sostenible busca que la relación entre flujos de materiales, agua y energía sea optima y la perturbación de los ecosistemas sea mínima. Por ultimo la cohesión social como objetivo busca un equilibrio entre las relaciones sociales y el sistema urbano, favoreciendo la mezcla social como efecto estabilizador del ecosistema urbano.
Desde estos pilares es posible en la actualidad cuantificar que tanto se ajusta el plan de desarrollo urbanístico de una ciudad a un plan de ciudad sostenible o ecológica. Los indicadores que permiten realizar esta evaluación son: la ocupación del suelo, el espacio público, la movilidad, diversidad de usos y funciones urbanas, biodiversidad, metabolismo, cohesión social y habitabilidad en la vivienda y el oficio.
Para entender un poco más este concepto resulta interesante analizar la planeación urbana bajo el modelo de ciudad sostenible, llevada a cabo en Lisboa, Portugal, lo que le permitió ser galardonada como capital verde europea 2020, premio otorgado por la Comisión de Medio Ambiente, Asuntos Marítimos y Pesca de la UE.
Ilustración 2 Puente 25 de abril y zonas aledañas. Lisboa, Protugal. Fuente: pexels-kaique-rocha
Dentro de los indicadores evaluados, Lisboa obtuvo resultados exitosos en cuanto calidad del aire, generación de residuos y uso del agua, gracias a que redujo sus emisiones de carbono en un 50% desde el año 2002 hasta el 2014, el consumo de energía en un 23% y el consumo de agua en un 17% entre el 2007 y el 2013. En cuanto a movilidad urbana la ciudad también es pionera, pues en 2017 incentivó programas para el uso de la bicicleta eléctrica, el 39% de su flota de buses es eléctrica y posee los puntos de recarga de vehículos mas grandes del mundo. En esta medida también se ha desincentivado el uso del vehículo, dado que el 93% de las personas en Lisboa viven a menos de 300m de un servicio de transporte público. En materia de uso sostenible del suelo, biodiversidad y naturaleza prevalece la construcción de estructuras verdes y redes conectadas a espacios ecológicos con el fin de mitigar los efectos que produce el cambio climático. Finalmente, las organizaciones también han contribuido a la disminución del impacto en el cambio climático implementando políticas y planes de sostenibilidad y promoviendo energías verdes.
Estas buenas practicas de urbanismo sostenible convierten a Lisboa en una ciudad referente de eco ciudad a nivel mundial y representa un caso de éxito en donde el desarrollo de la ciudad a nivel urbanístico, social y económico es posible pese a la tendencia mundial de los gobiernos por impulsar políticas en materia económica dejando de lado el desarrollo sostenible del territorio y la interacción con sus habitantes. Esta tendencia puede llevar en muchos casos a que las generaciones futuras tengan comprometido la disponibilidad de recursos necesarios para asegurar su existencia, por lo que el urbanismo ecológico se convierte en una solución prometedora capaz de reversar esta situación
BIBLIOGRAFIA
Salvador Rueda, (2011), Urbanismo Ecológico. Disponible en
Bioazul. Lisboa es galardonada como capital verde europea 2020. Bioazul: agua energía y medio ambiente. Disponible en
Morato, 2020, Lisboa de ciudad verde a ciudad innovadora, Clark +Modet. Disponible en:
[a1]Será la calidad del medio lo que esté en detrimento, no su afección.