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LA EXPO’92 Y LA TRANSFORMACIÓN TERRITORIAL DE SEVILLA

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Álvaro Santos García

El año 1992 marcó un antes y un después en la historia urbana de Sevilla. La celebración de la Exposición Universal de Sevilla, con motivo del V Centenario del Descubrimiento de América, propició numerosas transformaciones para la ciudad.

La Isla de la Cartuja, situada entre los dos brazos del río Guadalquivir, fue el enclave que albergó la Exposición. Hasta entonces, el desarrollo urbanístico de esta zona fue nulo, exceptuando el Monasterio de la Cartuja como único elemento singular del lugar y que se construyó entre los siglos XV y XVI. Para la Exposición, se construyeron numerosos pabellones y edificios, el Camino de los Descubrimientos y otra serie de avenidas que articulaban el territorio, tomando el lugar el aspecto del entramado de una ciudad de tipo medio. Además, fue necesario la puesta en marcha de un conjunto de obras de instalaciones de redes hidráulicas, eléctricas, gas y telecomunicaciones. En la actualidad, algunos de estos edificios han desaparecido y otros siguen en pleno uso. La Isla de la Cartuja se ha convertido en una zona de desarrollo tecnológico y empresarial para la ciudad. No obstante, Sevilla no termina de sacarle partido en la medida que no se produce una apertura a la ciudanía o al turismo. Un hecho relevante es la ausencia de viviendas, a pesar de haber farmacias, guarderías…

Sevilla carecía por aquel entonces de las infraestructuras necesarias para garantizar la viabilidad del proyecto por lo se necesitó proveer a la ciudad y su entorno de la de la infraestructura adecuada para el asegurar el normal desarrollo de este acontecimiento tan importante. Estas necesidades quedaron identificadas en el Plan General de la Exposición, aprobado el 14 de febrero de 1986.

En lo que se refiere a infraestructuras de transporte vinculadas a la Expo’92 destacan por un lado la doble conexión Sevilla – Madrid a través del desdoblamiento de la N-IV, -dando lugar a la actual Autovía del Sur-, y el tren de Alta Velocidad que conecta la capital andaluza con Madrid en tan sólo dos horas y media y que supuso un gran reto al ser la primera línea de alta velocidad que se construía en España. A día de hoy estas infraestructuras siguen siendo claves en la relación de la ciudad con la capital del país. Por otro lado, destacan las autovías de la red interior de Andalucía que permitieron configurar las relaciones internas de la Comunidad Autónoma conectando las capitales de la región con Sevilla. Esta red quedó configurada por la A-49 que unió Sevilla con Huelva y la A-92 que unió Sevilla con Granada y con Málaga por su desvío en Antequera. La conexión Sevilla – Cádiz ya estaba resuelta por la Autopista de peaje hasta Puerto Real.


En cuanto a la transformación urbana se construyeron 75 kilómetros de nuevo viario entre las siete rondas y cuatro nuevas avenidas que contribuyeron en gran medida a resolver los problemas de tráfico, así como a acabar con el aislamiento que sufrían numerosos barrios. Además, la nueva circunvalación SE-30 ha tenido una gran influencia en el área metropolitana dando lugar a un desarrollo espectacular de zonas como el Aljarafe.

Otro gran hito en la transformación territorial y urbana de la ciudad fue la construcción de seis nuevos puentes sobre el río Guadalquivir. Por un lado, mencionamos los dos puentes pertenecientes a la ronda exterior, el puente del Alamillo –situado al norte- y el puente del V Centenario –situado al sur-. Por otro lado, el puente de la Barqueta, el puente del Cristo de la Expiración, la pasarela de la Cartuja y el puente de las Delicias, que reemplazó al puente de Alfonso XIII, tienen un carácter diferente, limitándose su función al orden urbano.

Se llevaron a cabo varias actuaciones que permitieron recuperar el río. Por un lado se eliminó el tapón de Chapina, construido como protección de las frecuentes crecidas y riadas del Guadalquivir. Además, la eliminación de las vías ferroviarias de la calle Torneo permitió la creación de una avenida que discurriera en paralelo al río, devolviendo a la ciudad siete kilómetros de orilla fluvial urbanizada, siendo en la actualidad una de las principales arterias que circunda el centro de la ciudad.

La red ferroviaria de la ciudad también experimentó una gran transformación. Gracias al soterramiento de las vías que discurrían bajo el Puente de San Bernardo y que permitían la llegada de trenes procedentes de Cádiz por el sur, se puso fin a la división de Sevilla en dos partes separadas por la vía ferroviaria. Como colofón a la transformación de la red ferroviaria se construyo la actual Estación de Santa Justa, a dónde llegaría la nueva línea de Alta Velocidad que unía Sevilla con la Capital del país.
Por último, cabe destacar la transformación que experimentó el aeropuerto de Sevilla multiplicando su capacidad, recibiendo en la actualidad aproximadamente cuatro millones de viajeros al año.


Para cumplir, el impacto que tuvo la Exposición Universal de Sevilla, tal y como hemos visto, se dejó notar más allá de los Pabellones y del reciento que acogió a la Exposición. Así, se dotó a la ciudad y su entorno de nuevas infraestructuras que permitieron mejorar la accesibilidad regional, sobre todo de Andalucía occidental. Además, se mejoraron las comunicaciones entre Sevilla y su entorno. Todas estas transformaciones, evidentemente, supusieron un crecimiento de la economía andaluza y una importante creación de puestos de trabajo. Con todo ello, Sevilla quedaba preparada para la entrada del nuevo milenio.

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