La presa de Robledo sobre el río Cofio fue construída a finales de los años 1960 por la entonces Diputación de Madrid, para el abastecimiento de la localidad de Robledo de Chavela y tenía 22,7 metros de altura, 60 metros de coronación, 9.000 m3 de hormigón y 220.000 m3 de volumen de embalse. Sin embargo, estaba sin uso desde el año 1990 al asumir tal servicio el Canal de Isabel II, habiendo presentado desde entonces diversas averías por los órganos de desagüe de la estructura hidráulica, lo que motivó en 2012 la liberación incontrolada de sedimentos al cauce, y el desarrollo de graves problemas ambientales. Aquello dificultó a su vez, poco después, la extinción de un incendio que quemó 1.200 hectáreas de arbolado y monte bajo en la zona; como el embalse estaba ya vacío, los helicópteros de emergencia tuvieron que ir más lejos a por agua.
Tras estas primeras averías, el Organismo de cuenca realizó entonces las primeras operaciones de urgencia, consistentes en la colocación de un sistema de barreras para evitar el arrastre de sedimentos aguas abajo y que llegaran al embalse de San Juan.
No obstante, y debido a dichas averías, se empezó a producir una contestación social y medioambiental en el entorno que reclamaba la demolición de la presa al no tener ya utilidad y presentar importantes afecciones medioambientales. Esta demanda estaba en consonancia con movimientos parecidos en otros países de la Unión Europea favorables a la demolición de presas y azudes que queden fuera de servicio para mejorar la conectividad de los ríos, pero en España hasta la fecha no se había procedido a demoler ninguna presa.
Finalmente, el pasado mes de septiembre de 2014 la Confederación Hidrográfica del Tajo procedió a la demolición de la presa mediante la voladura controlada del muro de la presa con la utilización de 1,2 toneladas de explosivos (Goma 2 EC).
No obstante, el objeto de la demolición de la presa era retornar la zona al estado natural previo a la construcción de la presa, para lo que previamente el Organismo de cuenca había vaciado de forma controlada el embalse, capturado y trasladado a varios miles de ejemplares de peces autóctonos, y había mejorado ambientalmente las márgenes. La demolición de la presa y el resto de actuaciones indicadas tuvo un presupuesto de aproximadamente 1,5 millones de euros. Ahora, tras la voladura de la presa, se procederá a continuar renaturalizando todo el entorno, que forma parte de una de las cinco zonas clasificadas como Zona de Especial Conservación (ZEC) en la Comunidad de Madrid.
Con la demolición de la presa se culminaba el proceso de restauración de la conectividad ecológica e hidrológica del río Cofio en la Comunidad de Madrid y se favorecerá la recuperación de los procesos fluviales alterados como consecuencia de la construcción, explotación y abandono de la presa, contribuyendo por tanto a la mejora del estado ecológico del río Cofio, y de las poblaciones piscícolas autóctonas en la cuenca del río Alberche, de la que el Cofio es un importante afluente.
La demolición de esta presa ha sido un proceso en el que han participado numerosas instituciones de la administración autonómica y locales (coordinadas por la Confederación Hidrográfica del Tajo) en coordinación con las más importantes organizaciones ecologistas, básicamente WWF España y AEMS Ríos con Vida o el Centro Ibérico de Restauración Fluvial. Esta colaboración entre instituciones de muy diversa naturaleza es un valor muy importante que pone de manifiesto el compromiso de toda la sociedad española con los valores ambientales y supone un ejemplo de gestión participativa en la recuperación de un tramo fluvial, en la que se ha evidenciado la importancia de la coordinación administrativa y técnica con diversos agentes sociales de la cuenca.
En consecuencia, la demolición de esta presa pone de manifiesto la necesidad de que los Organismos de cuenca impulsen y aceleren la recuperación de la conectividad ecológica de los ríos españoles, afectados por miles de obstáculos transversales, muchos de ellos carentes de uso y altamente nocivos para el medio ambiente fluvial.
La demolición de presas es una demanda social cada vez más importante. En España tenemos más de 1200 presas en servicio como consecuencia de la dificultad de la gestión de nuestros recursos hídricos. En la actualidad apenas se construyen nuevas presas, tanto porque no son necesarias como por la presión social y ambiental, que no solo impide la construcción de nuevas presas, sino que demanda la demolición de las que ya están obsoletas.
Javier Balairón