Tras una larga y próspera época en cuanto a construcción en la ciudad de Ávila durante el principio del siglo XXI, llegó la crisis económica global, de la que Ávila es un claro ejemplo del boom inmobiliario que se padeció.
A comienzos de siglo, el PGOU vigente era nítido y próspero, acorde con la ciudad abulense. Tras varias modificaciones, hasta la sexta modificación, se desvió el sentido común de todo plan. Tan solo se buscaba incrementar el terreno construido para beneficiar a unos pocos, en concreto en contraprestación del terreno donde se ubica la Nissan que se adquirió a cambio de otros terrenos o compensaciones económicas. Además, ganaban los constructores, y quién sabe si algún que otro político.
Todo esto ha tenido consecuencias graves en el impacto urbanístico de la ciudad. En las afueras, las calles están sin acabar, los edificios a medio hacer, las farolas no iluminan, y como colofón, los edificios no corresponden a la línea arquitectónica que hasta ese entonces seguía la ciudad patrimonio de la humanidad.
Ávila es por lo tanto un claro ejemplo de cómo no se debe proyectar de manera sobredimensionada. No solo la población no ha aumentado desde 2007, sino que ha disminuido según el censo, por lo que la inversión ha sido a fondo perdido. Hay más edificios, y menos personas. Un sinsentido en toda regla para cualquier ciudadano. Un sentido poco ético y poco técnico para algún ciudadano.
Teniendo en cuenta que Ávila es una de las joyas españolas a nivel cultural e histórico es una desgracia visitar hoy en día sus afueras. En lugar de apostar por esto, y definir una ciudad integradora, sostenible y compacta, se desarrolló un complejo PGOU para fomentar la expansión urbana, que a mi juicio, ha hecho mucho daño no solo visual, y medioambientalmente sino también a la cuantía económica de la deuda de las arcas públicas.
Hay un dato escalofriante, y es que en 10 años se ha urbanizado 2 veces la superficie que se ha desarrollado en Ávila durante 20 siglos. Pero no solo se queda ahí, sino que se proyectó urbanizar el doble de esta cifra, es decir, hasta 4 veces la superficie urbana que había en el año 2000. Finalmente el TSJ paró las continuas modificaciones de los PGOU ya que se consideraba que no eran ni urgentes ni necesarias para la ciudad.
Todo este proceso de expansión urbana, se ve perjudicado ya que lo primero que construyen es lo más alejado ya que tuvo menos problemas administrativos para conseguir la modificación del carácter y tipo de terreno. Además, el 10% del terreno recalificado se lo queda el ayuntamiento, sin coste. Aunque no pueda vender ese terreno, se puede endeudar con él, y así subsanar el problema de deuda existente en esa época. Es decir, que por recalificar, se financiaba el ayuntamiento.
Anteriormente, una ciudad o cualquier pueblo, tenía un reflejo muy fuerte de lo que era su cultura local en materia arquitectónica y urbanística, pero hoy en día, ha quedado reflejada esta época de gasto y expansión urbana y sin sentido, y esto se ha perdido.
Todo esto ha costado la quiebra de la caja de ahorros, la desaparición de pymes, y un gran impacto ambiental, que difícilmente se podrá recuperar.
No solo esto, sino que las personas que decidieron comprar un piso en uno de estos edificios, les ha llevado a vivir prácticamente aislados de la sociedad, sin recursos cercanos básicos, teniendo que andar hasta kilómetros para poder coger el autobús o ir a la compra.
Gracias al TSJ todo este desarrollo se paró de forma indefinida hasta que en un futuro se restablezca de forma resiliente el discurso de un nuevo PGOU que compacte la ciudad de una manera razonada y sensible a la ciudadanía.
El futuro es un misterio, pero debemos de aprender de los errores cometidos, y no volver a caer en ellos. Las ciudades pequeñas se deben preservar acorde con su historia y cultura, no en base a intereses solamente económicos. El problema principal que surge hoy, es cómo compactar los edificios aislados y alejados a la ciudad, cómo fomentar el alquiler y la venta de pisos en lugares que, de manera complicada, ven aumentar su población. Todo ello son los problemas futuros producidos por los errores pasados, pero que se pueden solucionar, en base a técnicas y políticas equitativas.
BIBLIOGRAFÍA:
Ayuntamiento de Ávila
Diputación de Ávila
Junta de Castilla y León
http://www.elmundo.es/suvivienda/2002/273/1036695992.html
http://www.eldiario.es/meseta/Plan-Urbanismo-principio-compacta-Avila_6_179242094.html
http://www.idecyl.jcyl.es/siucyl/index.html?codigo=05019
Autor: Manuel Hernández Muñoz