Lo que somos como seres humanos es producto del legado que nos han ido dejando nuestros antepasados a lo largo de los siglos. Nuestra cultura, ideología, costumbres y forma de vida han ido construyéndose durante la historia de la humanidad.

El legado cultural que hemos heredado de nuestros antepasados ha ido dejando sus huellas en las diferentes manifestaciones que han sobrevivido al paso del tiempo en forma de obras de arte, monumentos, edificios… que nos invitan a tener presente que por el mismo suelo que pisamos pasaron años, siglos y hasta milenios atrás civilizaciones que han ayudado a forjar nuestra identidad, pero…

¿Qué legado monumental quedará de nuestra civilización?

Si pensamos en los monumentos y edificios antiguos que han llegado a nuestros días ¿cuáles podrían ser las maravillas del mundo actual que podrían “competir” con las maravillas del mundo antiguo?

En la Edad Media se formó la lista definitiva de lo que actualmente se conoce como las Siete Maravillas del Mundo Antiguo y está compuesta por:

• La Gran Pirámide de Guiza.
• Los Jardines Colgantes de Babilonia.
• El Templo de Artemisa en Éfeso
• La Estatua de Zeus en Olimpia.
• El Mausoleo de Halicarnaso.
• El Coloso de Rodas.
• El Faro de Alejandría.

Debido a que todas estas construcciones, salvo la Gran Pirámide, han sido destruidas por diferentes razones a lo largo de la historia, en 1999 el suizo Bernard Weber inició un proyecto para elegir, mediante de una votación universal a través de internet y de mensajes telefónicos, las nuevas siete maravillas del mundo, entre numerosas construcciones candidatas que debían haber sido levantadas antes del año 2000. Así, el 7 de julio de 2007 se dieron a conocer las siete ganadoras:

• La Gran Muralla China.
• Petra (Jordania).
• El Cristo Redentor (Brasil).
• Machu Picchu (Perú).
• Chichén Itzá (México).
• El Coliseo de Roma (Italia).
• Taj Mahal (India).

Es cierto que el proyecto de Weber tuvo muchas críticas, primero por parte de la UNESCO que retiró su apoyo debido a que consideró que se trataba de un proyecto a título personal, que no se trataba de una votación universal, ya que aquellas personas sin acceso a internet no podrían participar, y sobre todo porque los criterios a la hora de elegir las candidaturas no son científicos ni educativos.

Además, recibió críticas por los fines a los que iban destinados los beneficios de la votación, aunque quedó demostrado que se destinarían a preservar los monumentos. Algunos expertos en arte y arqueología pusieron el grito en el cielo ya que se trataba de una idea que fomentaba la competitividad entre las construcciones, ya que comparar construcciones de épocas y civilizaciones diferentes no tiene sentido como tampoco el hecho de que los votantes fueran personas sin conocimientos en arte, arqueología o arquitectura.

A la luz de la última lista, resulta curioso ver como todas las construcciones elegidas, salvo el Cristo Redentor, fueron levantadas antes del siglo XX, por lo que podemos considerarlas herencia de civilizaciones pasadas, sin embargo inevitablemente surge una pregunta…

¿Qué construcciones modernas pueden ser consideradas en un futuro lejano, las maravillas de nuestro tiempo?

Llama la atención que en la civilización de la tecnología, de los grandes edificios construidos con un fin, habitualmente buscando beneficios económicos privados, no vemos proyectos como el Taj Mahal, por ejemplo, un palacio construido para honrar a la esposa fallecida de un rey.

La respuesta a la pregunta planteada es imposible conocerla, pero hay una apuesta con la que es fácil no fallar, los rascacielos como CN Tower, el Hotel Burj Al Arab , el Empire State o las torres Petronas, no cabe duda que serán protagonistas junto a los edificios en los que sus creadores intentan plasmar la modernidad y la ruptura con lo clásico y lo tradicional como la Ópera de Sydney, el Museo Guggenheim en Bilbao o la Sagrada Familia. No podemos olvidar tampoco construcciones que, sin duda, son grandes símbolos que representan nuestro tiempo como son la Estatua de la Libertad, el Golden Gate, la torre Eiffel, el Ojo de Londres o el Estadio Panathinaiko.

Vivimos un momento en el que presente y pasado se fusionan para construir el futuro y la herencia que dejaremos a nuestros descendientes, y no hay mejor forma de asegurarnos que nuestro legado es digna representación de nuestro tiempo que admirando, disfrutando, valorando y cuidando lo que hemos heredado de civilizaciones y tiempos pasados, porque somos lo que durante siglos nuestros antepasados han construido.

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María Aránzazu de Alfredo e Irigoyen

Universidad Politécnica de Madrid