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Decidir el contenido de una evaluación a través de preguntas clave
Al diseñar y elaborar una evaluación comenzamos con la necesidad de determinar el nivel de análisis con que se van a abordar –junto con el cuidado de la homogeneidad para la comparación de resultados y organización de los flujos de información– y terminamos con la elaboración del documento final. Por el camino hemos de definir el contenido de la evaluación (por ejemplo a través de preguntas clave) y el modo de tratar cada uno de esos contenidos.
Toda evaluación comienza con el estudio del programa que se va a evaluar, de su contexto y política que lo enmarca. Este estudio permite comprender lo que se puede esperar del trabajo de evaluación que se va a llevar a cabo. A partir de entonces, se pueden definir las necesidades de información y comenzar a trabajar.
Definir el contenido de evaluación a través de preguntas clave
Decidido el nivel de análisis (local, regional, nacional o internacional) con el que se va a trabajar, es necesario realizar las evaluaciones de forma que pueda agregarse su información con otros trabajos de evaluación realizados bajo el mismo modelo. Un modo sencillo de conseguirlo lo constituyen las preguntas clave de evaluación. Junto a ellas se encuentra un conjunto de indicadores clave que se ha de definir representando parte de las respuestas y conclusiones a las que llega la evaluación.
El tratamiento de cada una de las preguntas clave –y en especial la respuesta, conclusiones y recomendaciones– ha de dar respuestas cualitativas concisas acompañadas de indicadores clave que permiten una agregación cómoda y sencilla. Es claro que la agregación a niveles superiores necesita de datos y métodos cuantitativos que faciliten esta agregación. Sin embargo no son suficientes y han de ir acompañados de datos y comentarios cualitativos que impidan que la información cuantitativa se desvirtúe en su flujo hacia niveles superiores.
La experiencia adquirida nos muestra que el fracaso que se obtiene en el campo de la evaluación es muchas veces consecuencia de no comprender y definir adecuadamente que se busca con una determinada evaluación. Para evitar esta primera desorientación, es interesante tener como guía la formulación de una serie de preguntas clave de evaluación, elaboradas específicamente para cada actuación de manera que permitan determinar cual es el objetivo y utilidad esperada de la evaluación que se emprende.
La definición de estas preguntas presupone un proceso previo de estructuración y es conveniente que vengan formuladas en los términos de referencia de la evaluación, con lo que desde el principio el cliente que encarga la evaluación deja claro que es lo que desea saber de la actuación que se puso en marcha.
Si es así, han de venir definidas de tal manera que al evaluador le ha de quedar claro que se espera de la evaluación y que aspectos son los que se han de tratar, pues como venimos viendo son muchos los aspectos que de un mismo programa podemos evaluar. Pero en muchos casos estas preguntas no vienen definidas y es el mismo evaluador el que ha de determinar un conjunto de preguntas clave que le permitan, a través de una metodología de respuesta, recoger adecuadamente la realidad del programa.
Las preguntas han de centrarse en los aspectos esenciales del programa sin descuidar con ello aspectos tradicionales como la importancia de las diferentes medidas previstas en el programa, el volumen de la financiación… Esto supone que, salvo en casos excepcionales, el modelo puede concentrarse en aquellas preguntas que respondan realmente a los aspectos clave y específicos del programa sin olvidar de tratar aspectos más generales. Esa especial dedicación no debe, de ningún modo, mermar el alcance y calidad de la evaluación.
En el caso de programas con un amplio ámbito de aplicación es especialmente delicado delimitar el interés de las preguntas. Por regla general, consideramos que se ha de hacer lo posible por no limitarlo a los beneficiarios del programa, sino que se ha de extender a los diferentes ámbitos administrativos que impliquen al programa (sectorial, regional, nacional, …). De este modo se garantiza la determinación de los resultados del programa en los diferentes niveles de intervención, aunque todo depende de cuales sean los objetivos de la evaluación que se está llevando a cabo. En definitiva se trata de establecer qué puedo evaluar para luego determinar qué quiero evaluar.
Tratamiento de cada pregunta: metodología de respuesta
En un modelo de evaluación basado en un conjunto de preguntas clave, es fundamental contar con una buena metodología de respuesta que permita tratar adecuadamente las cuestiones planteadas y sacar todo el provecho posible de cada una de ellas. Se establecen así para cada pregunta un conjunto de criterios e indicadores adaptados al programa, que permiten recopilar de forma coherente la información obtenida y evaluar los resultados conseguidos. También facilitan la agregación y comparación de los resultados.
Es recomendable aportar, en la medida de lo posible respuestas cuantitativas a las preguntas de evaluación, usando los indicadores apropiados. En cualquier caso siempre es necesario proporcionar una respuesta cualitativa bien justificada. Los pasos a seguir para el tratamiento de cada pregunta una vez formulada se señalan a continuación.
Finalidad y comprensión de la pregunta
Explicación de la pregunta haciendo una pequeña descripción de lo que se busca con ella. Es un punto donde se matiza, dentro de la amplitud de cada pregunta, lo que se va a estudiar en concreto y los aspectos en que se hará más hincapié. También se centra la aportación de la respuesta al contexto global de la evaluación y se da razón de su importancia para la evaluación.
Criterios para la evaluación
En este punto se especifican los criterios que ayudan a formular un juicio de valor sobre el éxito de los objetivos planteados a la vista de los resultados arrojados por los indicadores y demás información obtenida. Se trata de constatar los aspectos en los que nos vamos a fijar y el grado de exigencia con el que vamos a medirlos, para dar una respuesta a la pregunta.
El criterio sirve para evaluar el éxito de la ayuda examinada, al poner en relación el indicador con el resultado o impacto previsto. Dentro del criterio podemos distinguir lo que propiamente se llama criterio (aumento, disminución…) y el llamado nivel de objetivo, esto es, el nivel que ha de alcanzarse para satisfacer el criterio y concluir que se ha tenido éxito. Habitualmente, ese nivel se corresponderá con un objetivo cuantificado. Esta división es conveniente desde el momento en que los programas se crean en muchos casos para el logro de objetivos específicos de carácter regional, local o sectorial, en el marco de los objetivos fijados en una legislación más amplia. Por ello, para un determinado criterio puede ser necesario fijar diferentes niveles de objetivo en diversos programas.
El nivel de objetivo buscado (los niveles a los que el programa aspira) puede definirse en relación con un punto o línea básica de referencia, que normalmente será la situación de los beneficiarios al iniciarse el programa aunque puede venir dado por normas existentes o por el conocimiento de cuál es la mejor práctica en el sector, lo que se habrá determinado, por ejemplo, en la evaluación posterior de un programa anterior.
En la medida de lo posible es importante huir de una formulación genérica del nivel de objetivo dando simplemente una línea básica con un punto de referencia. Atendiendo a las características del programa y a las circunstancias locales hay que delimitarlo con mayor precisión.
Los niveles de objetivo buscados tendrían que venir expresados en el documento de programación a través de la evaluación previa. Pero no siempre el equipo evaluador se encuentra en esta situación. En muchas ocasiones no están definidos y es necesario hacerlo. Para ello se puede acudir a un nivel de objetivo expresado en forma más bien genérica dando una línea básica con un punto de referencia. En estos casos, corresponde al equipo evaluador, cuando proceda y atendiendo a las características del programa o a las circunstancias locales, delimitar el objetivo con mayor precisión.
Análisis para la respuesta
Se realiza aquí el análisis de toda la información obtenida para lograr una respuesta a la pregunta planteada lo más precisa posible. Son varias las tareas a realizar dependiendo de cada caso. Tras la recopilación y análisis de los datos y la posible necesidad de tener que reconstruir la situación de referencia es necesario tratar de definir algunos indicadores que permitan extraer algunas conclusiones y así responder a la pregunta.
Las preguntas pueden referirse a la eficacia, la eficiencia, la utilidad, etc., lo que hay que tener presente a la hora de recopilar información. Al mismo tiempo, para evaluar los efectos netos y lograr así que los resultados de la evaluación sean más fiables es necesario tener en cuenta factores exógenos, el efecto de desplazamiento, etc.
Una vez recopilados los datos, se efectúa la evaluación, analizándolos y determinando los efectos del programa concernientes a la pregunta que se esté respondiendo. Para analizar los datos y llegar a conclusiones que permitan formular un juicio, se pueden utilizar diversos instrumentos. La elección del instrumento depende del tipo de programa evaluado, su complejidad o el tipo de información que se busque. Así, por ejemplo, para formular un juicio en relación con aspectos específicos y bien delimitados del programa como son las realizaciones materiales, se puede recurrir al análisis coste-eficacia. En el caso de aspectos más complejos es más apropiada una técnica multicriterio.
Análisis de efectos
En algunos casos, deben analizarse los efectos de sustitución y de desplazamiento. Las entrevistas son útiles para determinar estos efectos. Posteriormente, puede determinarse el efecto neto del programa deduciendo del efecto bruto los efectos ajenos a la intervención, el efecto de sustitución y el de desplazamiento. Cuando proceda, deben analizarse también los efectos imprevistos, incluidos los negativos, y la influencia de factores exógenos significativos.
Con el fin de apreciar los efectos de complementariedad y de sinergia, hay que analizar la relación con otros programas y/o entre diversas medidas de un mismo programa. Distintas medidas o programas pueden generar un mismo impacto o reforzarse mutuamente.
También ha de plantearse el problema de los objetivos explícitos y de los objetivos implícitos, los primeros representan lo que se ha programado, anunciado y por ende, lo que debería llevarse a cabo normalmente. Los objetivos implícitos, por el contrario, corresponden a aquello que los agentes esperan del programa. Los agentes dominantes procuran, necesariamente, reorientar implícitamente el programa, en el sentido de sus propios intereses.
Obtención de indicadores
Es importante concluir el análisis con la búsqueda de indicadores que mejor recojan el análisis de la información realizado y preparen la respuesta a la pregunta. Como norma general, se eligen indicadores que puedan medir los progresos en la consecución de los objetivos del programa. Los indicadores relacionan las medidas implementadas con los resultados e impactos del programa. Sea cuál sea la fase de aplicación del programa, los indicadores se refieren a una realización, un resultado o un determinado impacto.
Así como una misma pregunta puede contener varios criterios, también puede tener varios indicadores. Los indicadores se cuantifican a través de los sistemas de seguimiento o basándose en los datos recogidos ex profeso para la evaluación. En principio deben referirse al mismo ámbito geográfico que el programa de desarrollo. Sin embargo se debe contemplar la posibilidad de que algunas medidas no sean aplicadas en la totalidad de la zona abarcada por el programa, o que persigan objetivos específicos adaptados a la zona cubierta.
Los indicadores son importantes para llegar a conocer los hechos, pero, a menudo, ni abarcan en su totalidad ni explican las causas que motivan esos hechos. Por tanto, deben ser considerados instrumentos que ayudan a responder a las preguntas de evaluación, pero no constituyen la respuesta completa. En la búsqueda de la respuesta se recomienda acudir a otras fuentes de información diferentes de los indicadores, tales como evaluaciones anteriores, estudios o investigaciones y en general cualquier tipo de información cualitativa.
Se deben elegir indicadores que puedan ofrecer información útil con relación a la lógica de intervención del programa, de manera que puedan utilizarse en las diferentes fases de la lógica de intervención. Dependiendo de cuál sea el nivel de evaluación tendremos: indicadores de realizaciones cuando se evalúan las realizaciones, de resultados cuando se evalúan los resultados y de impacto cuando se evalúe el impacto. Es importante apreciar también la interrelación existente entre los elementos de la lógica de intervención y detectar cuando una determinada realización puede producir varios impactos a la vez.
Es importante no perderse en interminables baterías de indicadores y concentrarse en los indicadores más significativos potencialmente. No es necesario definir demasiados indicadores, un buen sistema de indicadores deberá limitarse a los más pertinentes.
Respuesta: Conclusiones y recomendaciones
Basándose en toda la información recogida y analizada, tanto cuantitativa como cualitativa, se da una respuesta concisa fundamentada en los apartados anteriores. Como la evaluación es considerada esencialmente un análisis de lo que se ha hecho, estas respuestas deben permitir saber como ocurrieron las cosas y por qué.
Por otro lado se considera que la evaluación ha de estudiar especialmente los impactos logrados tanto a corto como a largo plazo, deteniéndose en los aspectos sociales, culturales, medioambientales… según corresponda a la pregunta en cuestión. Además se han de considerar aspectos como la utilidad y sostenibilidad de los impactos conseguidos, para sacar finalmente unas conclusiones y recomendaciones.
Evaluar para reprogramar de otra manera, este es considerado un objetivo de la evaluación. De aquí la idea de sustituir una programación que se ocupa de los programas uno tras otro, teniendo cuidado de comenzar el siguiente sólo cuando se ha terminado con el anterior. Esta procede por evaluaciones continuas, lo que le permite modificar permanentemente las intervenciones y la estructuración de las mismas. De esta manera se crea un proceso que pasaría por las siguientes secuencias: evaluación en curso, nueva elaboración, nueva programación, ejecución, evaluación, etc.
En la búsqueda de la respuesta se recomienda acudir a indicadores y contrastar su información con comentarios de tipo cualitativo. Todas las recomendaciones y conclusiones que se hagan han de venir justificadas por esta información y han de expresarse de manera clara y sencilla.
Limitaciones de la respuesta
Indicar aquí las posibles limitaciones de la respuesta dada en el apartado anterior, de manera que ésta se pueda valorar adecuadamente. Como limitaciones se pueden entender informaciones que hubieran sido valiosas pero no pudieron conseguirse, la relativa fiabilidad de algunos datos, la imposibilidad de resolver determinadas situaciones, la poca colaboración obtenida, la mala programación realizada con anterioridad… y en definitiva todo lo que constituya un obstáculo a la buena realización de la evaluación.
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El estudio de los resultados e impacto en la evaluación de los programas
En la evaluación previa se realiza un diagnóstico sobre los resultados que se esperan alcanzar con el programa que se implementa. En el sistema de seguimiento se constatan resultados e impactos que se van detectando aunque el primer estudio serio del impacto se realiza con la evaluación intermedia. Pero el único documento donde queda reflejado el impacto del programa a lo largo de su aplicación es el de la evaluación final. Este es muchas veces el aspecto clave en la realización de la evaluación final.
Conocer los resultados (efectos directos) de un programa supone conocer bien las características de la acción o acciones en las que se ha materializado el programa. Interesan especialmente aquellas características relacionadas con los objetivos del programa, por ejemplo los empleos creados, la población formada o los alojamientos creados. El impacto de una actuación o programa es una de las cuestiones que más interesan de un ejercicio de evaluación. Se ha de establecer de forma relativizada relacionándolo con cifras de población o superficie afectadas por el programa, con objeto de que se pueda comparar con otros programas u otras localidades.
En este tercer aspecto de evaluación, además de llevar el análisis de la eficacia y eficiencia más allá de las realizaciones puramente materiales, se aborda el estudio de la utilidad y sostenibilidad de los impactos producidos con la intervención, con los que se terminan de abordar los aspectos clave que normalmente deben analizarse en toda evaluación.
Reconstrucción de la situación de referencia: la situación sin programa
El análisis de los datos obtenidos se realiza de modo que sea posible efectuar comparaciones y llegar a conclusiones, de tal manera que la evaluación sirva para determinar si los efectos que el programa ha producido son suficientes frente a los objetivos marcados. El primer paso para ello es la reconstrucción de la situación de referencia, el punto de partida antes de la aplicación del programa. A partir de ahí el análisis de los datos nos muestra lo que ha ido ocurriendo, pero cabe siempre la pregunta de qué es lo que se debe realmente al programa evaluado: para ello se puede realizar la hipótesis de lo que hubiese ocurrido si el programa no se hubiese llevado a cabo.
Esta hipótesis se realiza partiendo de la situación de referencia o hipotética –a menudo es necesario reconstruir la situación de referencia a partir del pasado– y se analiza qué hubiese sucedido sin la intervención, definiéndose habitualmente como “la situación sin programa“. No se trata de la situación inicial sino de la situación que viviría el territorio si el programa no hubiera existido. En el caso de que cierto número de operaciones sean complementarias a otros programas existentes se hace especialmente importante tener esto en cuenta. Se trata de un trabajo costoso y laborioso.
El método que se emplea más corrientemente es aquel que consiste en elaborar tendencias a partir del análisis del período anterior a la aplicación del programa. Por supuesto, esto supone que se disponga de indicadores pertinentes, “variables“, es decir un fenómeno que evoluciona en el tiempo y en el espacio. Son los mismos indicadores que permiten caracterizar los objetivos operacionales, pues no son más que una modificación de la situación de referencia (modificación de la tendencia). Por lo tanto, se les caracteriza utilizando las mismas herramientas
Esta situación puede clarificarse mediante indagaciones sobre el valor añadido de la ayuda, si los promotores hubiesen invertido sin la ayuda. La comparación entre grupos puede también servir para determinar los efectos netos de la ayuda, es decir, lo que cabe atribuir directamente a la ayuda. Para ello, un grupo de beneficiarios se compara con otro grupo similar que no goce de ayuda, tal vez antes y después de la intervención. La comparación de grupos puede servir también para determinar los efectos ajenos a la intervención. A este respecto, la realización de una encuesta entre no beneficiarios puede servir para analizar si determinados proyectos se habrían llevado a cabo aun sin ayuda.
Ejemplos del estudio de la situación sin programa en la evaluación del POSEICAN Canario realizada desde el Dto. de Proyectos en 1999. En ellos se ve la evolución de las producciones de carne de gallina y ganado ovino de 1985 a 1996 y una estimación (líneas punteadas) de lo que hubiera sucedido si el programa no se hubiese aplicado.Fuente: Elaboración propia a partir de los Datos Estadísticos Agrícolas, Ganaderos y Forestales canarios del Servicio de Estadística de la Consejería de Agricultura, Pesca y Alimentación del Gobierno de Canarias.
Cualquiera que sea el fenómeno a analizar, siempre conviene elaborar un indicador que permita caracterizar tanto la situación de referencia como el objetivo, aún cuando este último sea decididamente de naturaleza cualitativa.
Aspectos globales y específicos
La definición y análisis de los objetivos globales y específicos (aspectos específicos) del programa constituye un punto de referencia fundamental a la hora de analizar el impacto del programa.
El estudio del impacto se aborda en primer lugar a través de los aspectos específicos del programa y su impacto en la zona de aplicación. El estudio se termina con un enfoque más global que trata de detectar los impactos ya a un nivel más general del programa en su conjunto. Se desarrollan por tanto dos tipos de preguntas de evaluación. Por un lado, preguntas específicas para cada uno de los objetivos específicos del programa (especificidades), por otro, algunas preguntas globales para cada uno de los objetivos globales, y que han de cubrir todo el programa en su conjunto. Las primeras tratarán de detectar cual es el valor añadido que aportan las especificidades del programa, mientras que las últimas analizan el impacto global, la relación existente entre cada una de las especificidades y medidas, así como su aportación al impacto global detectado.
Aspectos específicos
En un primer paso el estudio del impacto se centra en los impactos específicos, propios de un programa concreto, fundamentados en los aspectos específicos que presenta la intervención. En un segundo paso el estudio se centra en el impacto a un nivel ya más global que nos permita valorar en su conjunto el resultado e impacto del programa.
Orientadas a analizar el impacto global, las preguntas específicas para la detección de aspectos específicos del programa, aun siendo importantes en sí mismas, hay que responderlas teniendo en cuenta el contexto global. De esta forma responden no sólo al funcionamiento de esa especificidad sino que además ayudan a responder las preguntas sobre el impacto global del programa.
Aspectos globales: Combinación de resultados
El estudio del impacto global del programa responde a preguntas relacionadas con los logros para la generación de un desarrollo sostenible fundamentado en los propios recursos del territorio, en su capital territorial. Conocer el nivel de desarrollo alcanzado como consecuencia del programa y si éste es de carácter sostenible, analizando el apoyo en los recursos propios de la zona y su capacidad para reproducirse por sí mismo a nivel económico, financiero, social y cultural una vez desaparezcan las ayudas.
Comprobar si se ha logrado una participación de los agentes sociales y económicos. Analizar la influencia de las características específicas del programa en la consecución de los objetivos fijados inicialmente. También es importante valorar la consecución de un impacto global positivo en temas como los problemas medioambientales, la desigualdad de mujeres y jóvenes, la contribución a la creación de empleo o su conservación, el despoblamiento y envejecimiento de la población… o cualesquiera que sean los problemas más acuciantes del territorio con el que se trabaje.
La respuesta a estas preguntas globales no sólo deben ofrecer una imagen global del impacto. Debe complementar esta imagen con una visión de la relación entre las diferentes características específicas del programa y entre las diferentes medidas implementadas y la influencia de estos aspectos internos en el impacto generado. También es importante que reflejen el análisis sobre la influencia de los factores externos (incluidas las diligencias administrativas) en el impacto generado.
Examen de las relaciones causa-efecto
Durante el análisis del impacto se ha de dar importancia al examen de las relaciones causa-efecto entre las acciones y los resultados (efectos inmediatos) y entre éstos y el impacto (efectos a largo plazo) sobre los objetivos. Ante la dificultad de identificar estar relaciones se hace especialmente importante la participación social en la reconstrucción de las cadenas de causalidad.
Evaluación de los resultados e impacto en los ejercicios especiales de evaluación
Es bueno que durante el análisis del impacto se aplique la combinación de enfoques top-down y bottom-up de forma que se vayan realizando aproximaciones sucesivas a lo que realmente constituye el impacto del programa. Estas aproximaciones surgen del contraste de informaciones. Contraste de la información agregada obtenida con una perspectiva global por el enfoque descendente con la información deducida del enfoque ascendente por agregación. Contraste de la información detallada del enfoque ascendente con la deducida del enfoque descendente por desagregación. Para la agregación y desagregación de información se hace necesaria la participación social de forma que éstas se hagan con el mayor grado de corrección posible.
Cuando del contraste de información surgen desavenencias que hay que interpretar, corregir, reorientar… también se debe contar con la participación social puesto que la población local es muchas veces la que mejor puede interpretar y buscar una solución a estos resultados.
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El estudio de la aplicación y gestión en la evaluación de los programas
Cuando un programa ofrece incentivos a los agentes económicos para llevar a cabo determinadas actuaciones, la evaluación conlleva interesarse por la adecuación de la difusión (grado de conocimiento, idoneidad de los canales empleados, calidad de la información transmitida,…), de los trámites necesarios para acceder a las ayudas, de los requerimientos, de la asistencia técnica prestada, etc. y en definitiva cómo se ha aplicado y gestionado el programa.
Análisis de la aplicación del programa
Para responder a la pregunta sobre el cumplimiento de la programación prevista se han de examinar las medidas y verificar si éstas se han desarrollado y según qué modalidades. Sólo a este nivel se puede apreciar la conformidad en términos de “volumen” o de objetivos físicos de las medidas previstas. Se debe analizar cada medida del programa, por una parte, con relación al eje en el que se sitúe (análisis en su contexto) y, por otra, en relación con un cierto número de criterios de desarrollo provenientes de experiencias anteriores y difundidos ampliamente.
En los ejercicios especiales de evaluación a mitad o final del programa, se puede ir mucho más allá y examinar los detalles de las medidas administrativas, la distribución de responsabilidades entre gestores y operadores, los documentos de ejecución entregados a los operadores, los criterios de selección de proyectos, etc.
Análisis económico y financiero
En el trabajo de evaluación, son particularmente relevantes tres clases de análisis económico y financiero. Estos son la viabilidad financiera, el análisis coste-beneficio y el análisis coste-eficacia.
- La viabilidad financiera es normalmente muy simple, ya nos encontremos en actividades de producción o de desarrollo social. Se trata de estimar los costes reales en relación con los recursos financieros que están o estarán disponibles a lo largo del tiempo. Situarse estrictamente en el nivel financiero permite determinar la factibilidad financiera de las actuaciones, su autonomía en relación con la factibilidad económica. La estructura de la financiación (importancia relativa de la autofinanciación, de los empréstitos y de las subvenciones) puede dificultar la factibilidad de la acción en el plano financiero, cuando ésta es factible en el plano económico.
- El análisis coste-beneficio se utiliza principalmente cuando la utilidad de un programa puede medirse en términos monetarios. Esto puede hacerse en programas con un enfoque puramente productivo; pero es bastante más complicado, si no imposible, cuando se trate de programas que tienen un enfoque social u otro de carácter no productivo. Con el análisis coste-beneficio la pregunta que hay que responder es si el valor de rentabilidad del programa, su beneficio, justifica los costes en los que se incurre.
- El coste-eficacia puede estimarse después de transcurrido cierto tiempo. Se trata de enfrentar los recursos (costes) del programa con los resultados obtenidos (beneficios) y analizarlos en relación con el número de usuarios, con programas similares en otra parte, etc. para valorar si los resultados son aceptables para la inversión realizada. Aquí el evaluador debe preguntarse si podrían haberse alcanzado resultados similares a un coste menor; por ejemplo, utilizando otros medios o formulando el programa de manera diferente. Debe asimismo considerarse si podrían haberse reducido los costes sin un impacto demasiado negativo sobre los resultados.
Para obtener los costes basta recurrir a los gastos de las medidas encaminadas al mantenimiento de la administración del programa, su gestión, seguimiento y evaluación. La suma de estos gastos nos da el coste total del programa. El estudio de los beneficios es más complicado. Es necesario recurrir al estudio del impacto y hacer un análisis global que nos lleve a los principales logros del programa. Solución de problemas como el empleo, la contaminación ambiental, la desigualdad entre hombres y mujeres, la dificultad al acceso laboral de los jóvenes, la falta de capital territorial, la falta de iniciativa local… u otros problemas coyunturales formarán parte de estos principales logros. Finalmente, es importante ilustrar este análisis con indicadores cuantitativos como el coste de gestión por proyecto, o por nuevo puesto de trabajo fijo creado… Indicadores que ilustran las magnitudes que se manejan y que constituyen tan sólo un apoyo a todo el análisis realizado.
Al final de este análisis económico-financiero se conoce el nivel de realización de cada uno de los objetivos operacionales señalando cual ha sido el funcionamiento de cada una de las medidas aplicadas. Nos permite hacer una primera estimación de cómo y porqué las operaciones y acciones han permitido o no alcanzar los objetivos propuestos.
Realizaciones
Los ejercicios especiales de evaluación comprueban la realización efectiva de la actividad determinando el grado de cumplimiento del programa (retrasos sobre la programación). También estudian el grado de acogida o aceptación y las razones que explican su éxito o fracaso de acogida.
Estas evaluaciones realizan un análisis de porcentajes de realización según volumen de medios utilizados, del alcance (beneficiarios), plazos y duración prevista con la ayuda de indicadores. Esto permite medir la eficacia del programa en este ámbito más inmediato (efectos directos o inmediatos), examinando, a través del análisis de los indicadores, el grado de consecución de los objetivos más inmediatos propuestos. Este análisis determina la aportación de cada medida aplicada permitiendo formar un juicio sobre la calidad y rendimiento de cada una de ellas.
Para formular un juicio en relación a estos primeros aspectos específicos y bien delimitados de un programa puede recurrirse al análisis coste-eficacia.
Desviaciones encontradas
Se ha de terminar con el análisis de las desviaciones encontradas. Se trata de identificar las desviaciones observadas entre los objetivos, por un lado y las medidas por otro, con el fin de determinar las relaciones entre los dos. Toma un papel importante en este caso la participación social para valorar qué agentes han causado la desviación, externos o internos, y de que manera lo han hecho. Se hace necesario responder a la razón de estas desviaciones: las medidas pueden no ser eficientes, pueden no ser pertinentes o coherentes con los objetivos, los objetivos operacionales pueden no ser suficientes para poner en práctica el eje en cuestión… También es importante considerar si las capacidades humanas y materiales movilizadas son las adecuadas y si existe suficiente coordinación institucional para asegurar el buen funcionamiento. Habría que determinar si para la solución de estas desviaciones bastaría con las financiaciones obtenidas o, si al contrario, habría que emprender acciones a una escala mucho más grande.
Valoración de la gestión y seguimiento
En la valoración de la gestión y seguimiento se valoran numerosos aspectos tales como la correcta gestión interna del equipo administrador del programa –en cuanto a procedimientos establecidos, criterios de valorización y selección, y requisitos exigidos–; el adecuado control por parte de las instancias superiores al programa –verificaciones iniciales, apoyo técnico, plan de controles e informes realizados–; y la existencia de una correcta coordinación entre las diferentes instituciones implicadas en la gestión a nivel local, regional y demás niveles superiores, así como el grado de autonomía y flexibilidad alcanzados.
Resultados de los controles de aplicación
Como primer paso conviene analizar los resultados de las verificaciones iniciales y controles realizados por las instituciones implicadas en el programa. En los informes de control deben haberse recogido los resultados sobre el cumplimiento de los procedimientos establecidos, de las normas legales y principios que rigen el programa. Una vez comprobado que estos controles fueron bien realizados, que las comprobaciones se hicieron de la manera idónea y que, en definitiva, su información es fiable, esta información puede utilizarse como punto de partida para la evaluación de la gestión del programa.
Organización interna y toma de decisiones
Estos resultados han de complementarse con el estudio de la gestión interna y el sistema de seguimiento (realizaciones y beneficiarios) implementado. Se analiza la comunicación con los beneficiarios potenciales de forma que éstos conozcan los procedimientos para la concesión de las ayudas, los criterios de subvencionabilidad, los requisitos exigibles y la documentación a aportar así como las características generales del programa. Se aborda también el estudio del modelo de toma de decisiones –su estructura y adecuación– los requisitos exigidos a los beneficiarios y los criterios de subvencionabilidad.
Los ejercicios especiales de evaluación estudian el vínculo entre los criterios de selección de proyectos y los objetivos del programa En ese caso de detección de anomalías, la evaluación debe contribuir a la elección de criterios que sean más acertados a los objetivos que se plantean (sobre todo en el caso de evaluación intermedia). Estos criterios constituyen un factor clave para el éxito del programa, por el tipo de proyecto que se selecciona o por la asignación de prioridades.
Coordinación y retrasos
La administración interna de un programa nunca es un ente aislado, sino que forma parte de un engranaje administrativo diferente según el país donde nos encontremos. Por ello es importante analizar la coordinación existente entre la administración del programa y el resto de instituciones que de alguna manera están implicadas en el programa, bien en su control, bien en su financiación, bien en su apoyo técnico.
Es posible que el estudio de esta coordinación detecte fallos que hayan llevado a numerosos retrasos en la aplicación del programa, en la llegada de las ayudas, en la realización de los controles… En estos casos es necesario analizar las causas e intentar facilitar vías de solución para mejorar la coordinación del programa (evaluación intermedia) o bien pensando en futuras programaciones (evaluación final).
Es importante también el estudio de aspectos como la flexibilidad (aparición de rigideces) y el grado de autonomía alcanzado por la administración interna del programa. En ambos casos valorar si se trata de una flexibilidad y autonomía adecuadas a las circunstancias que se presentan.
Otro aspecto a estudiar es la existencia en la modulación de gastos, sueldos, viajes, alquiler de locales, teléfono, fax, internet… de forma que no aparezcan gastos y sueldos de programas similares con diferencias difíciles de justificar.
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El estudio de la lógica de intervención en la evaluación de los programas
En los ejercicios especiales de evaluación se ha de estudiar la lógica de intervención y hacer una reconstrucción de la cadena de relaciones que conduce de las medidas a los resultados más inmediatos y al impacto más a largo plazo del programa y esquematizarla de una manera sencilla. No se trata únicamente de describir el programa sino de determinar las relaciones existentes entre los objetivos que se persiguen con la intervención, las medidas aplicadas para alcanzar dichos objetivos y los resultados obtenidos. Se trata de realizar un análisis crítico que permita dar respuesta a la pregunta de cómo las medidas contribuyen al logro de los objetivos.
Para responder a la primera pregunta sobre lo adecuado de la programación planteada es necesario reconstruir la estructura del programa. Esta estructura debe existir puesto que ha servido de base para la construcción del programa. Sin embargo, muchas veces no está bien definida y faltan pasos intermedios que conviene clarificar. En estos casos, es necesario precisar los objetivos del programa en sus diferentes niveles. Esto se hace en general identificando los grupos de acciones concretas que persiguen una meta análoga. Se define esta meta y se expresa en términos de objetivo determinando en que se desea modificar la situación de referencia.
Una vez tenemos la estructura del programa se realiza el análisis de su lógica de intervención. Este análisis debe haber sido realizado en la programación a la vez que revisado en las primeras etapas de evaluación (evaluación previa) y corroborado en etapas posteriores. Por tanto no debe ser necesario más que un pequeño análisis crítico que permita dar respuesta a los criterios de evaluación de pertinencia y coherencia.
Pertinencia
En el caso de una evaluación de fase intermedia, el equipo de evaluación debe examinar hasta qué punto están evolucionando las necesidades socio económicas y los problemas de desarrollo, si empeoran o mejoran, e intentar explicar por qué. El objetivo es examinar si la estrategia establecida mantiene su pertinencia en vista de las nuevas circunstancias que puedan darse. En caso de no ser así la evaluación intermedia debe permitir adecuar el programa al nuevo contexto territorial.
El objeto de este cuestionamiento en la evaluación final es sobre todo el de conocer si el programa bajo estudio es el medio para resolver los problemas que se están abordando, o por el contrario debe apostarse por otras vías de solución.
Una buena herramienta para analizar este criterio es la realización de una matriz donde se crucen las matrices DAFO con los objetivos del programa que se estén desarrollando. De este modo se evalúan si quedan cubiertas las principales debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades con los objetivos propuestos.
Claridad y coherencia de los objetivos: Coordinación con otros programas
Es importante la reconstrucción de los objetivos que realmente se han seguido si éstos no coincidieran con los inicialmente planteados. Esto nos debe servir para estudiar su coherencia interna y la claridad con que fueron definidos.
En el caso de la coherencia externa, el principal riesgo es la aparición, a medio camino, de otras intervenciones que duplican o contradicen el programa evaluado. Si fuera necesario, la evaluación intermedia debe revisar las políticas similares y estudiar si prolongan, complementan, solapan o contradicen el programa en marcha. Este estudio consiste en entrevistas con los gestores y operadores de programas y con cualquier otra persona en situación de proporcionar información fiable.
En el caso de la evaluación intermedia la posible detección de estos cambios en las políticas e intervenciones relacionadas con el programa deben llevar a un replanteamiento de la intervención en caso de que se vea necesario. En el caso de la evaluación final el objetivo es el de verificar la efectiva coordinación de la lógica de intervención con el resto de intervenciones a lo largo del programa.
Coherencia interna entre los objetivos y medidas
La búsqueda de la coherencia interna entre las medidas y los objetivos del programa tendrá una gran importancia en el caso de la evaluación de fase intermedia, cuando el programa aún puede mejorarse. En ese caso, la evaluación debe contribuir al reorientación de las medidas hacia los objetivos en caso de que sea necesario: bien porque los objetivos hayan cambiado, bien porque las medidas no hayan sido correctamente orientadas.
En la evaluación final el estudio de esta coherencia busca la comprobación de que ésta se haya dado a lo largo de la aplicación del programa. En caso negativo, el estudio debe llevar a comprender las razones de la falta de coherencia detectada y así contribuir al aprendizaje para próximas programaciones.
La herramienta que se aconseja es la realización de una matriz que enfrente las medidas aplicadas con los objetivos que se persiguen. Esta matriz permite verificar que las medidas cubren todos los objetivos y lo hacen de una manera adecuada.
Calidad del documento de programación
Así como la evaluación previa vela por el logro de un documento de programación con una calidad adecuada, la evaluación intermedia y sobretodo la final, comprueban que efectivamente se da esa calidad. Las perspectivas son distintas, cuando se realizan estas dos últimas evaluaciones el programa está en marcha o ya ha terminado con lo que ya existe una experiencia práctica del programa. Con ella se detectan posibles desajustes, faltas de claridad, incoherencias… que antes de poner en práctica el programa son difíciles de identificar.
El objetivo es analizar si los defectos detectados en el documento de programación son justificables por las circunstancias y medios empleados en su momento, o por el contrario responden a una falta de profesionalidad o de buen hacer. Los criterios de calidad que se proponen son los siguientes:
- Satisfacción de las necesidades: ¿Aporta la evaluación la información suficiente para preparar un plan y se ajusta a las condiciones establecidas?
- Alcance: ¿Incluye el fundamento del programa y los resultados e impactos esperados?
- Concepción: ¿La concepción de la evaluación es apropiada para responder a preguntas clave en el momento preciso?
- Datos: ¿Son adecuados los datos útiles recabados y se tiene suficientemente en cuenta su fiabilidad?
- Validez del análisis: ¿Se somete la información disponible a los análisis oportunos?
- Credibilidad de los resultados: ¿Se derivan lógicamente del análisis los resultados y están justificados por el mismo?
- Imparcialidad de las conclusiones: ¿Son las conclusiones objetivas y operativas y están libres de la influencia de las opiniones de los interesados?
- Claridad: ¿Está el informe escrito de una forma fácil de comprender?
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El contenido de los ejercicios de evaluación
Los ejercicios especiales de evaluación ─evaluaciones en profundidad que típicamente se encargan y realizan a mitad o final de un periodo de programación─ pueden comprender los tres principales aspectos de evaluación: la lógica de intervención, la aplicación e impacto del programa. En el caso de una evaluación final se suele poner más énfasis en el impacto y la aplicación (y especialmente en el análisis de los resultados e impacto), y en el caso de la evaluación intermedia se suelen centrar más los esfuerzos en la aplicación y gestión del programa pues se trata de un momento donde todavía se puede cambiar su rumbo.
El estudio de la lógica de intervención es posible gracias a la estructura misma de los programas, una estructuración en medidas que puede ser asimilada por una estructuración en objetivos, que se encuentran directamente vinculados al diagnóstico que orientó la realización del programa. La evaluación de esta primera etapa debe dar respuesta a la pregunta de si la programación ha sido adecuada y estaba orientada correctamente. Para ello hay que analizar la pertinencia, coherencia y claridad del programa, con el fin de averiguar si la estrategia seguida era en principio oportuna. En definitiva comprobar la lógica de intervención: el correcto planteamiento de la actuación.
Contenido de los ejercicios especiales de evaluación dentro de un sistema de S&E
El diagnóstico realizado en la etapa de diseño lleva a una apreciación de problemas y necesidades y a la definición de unos objetivos. Los objetivos definidos de esta manera tratan de alcanzarse después con la aplicación y gestión de una serie de recursos humanos y financieros. La evaluación debe responder a la pregunta de si se ha cumplido la programación prevista con una gestión adecuada: pregunta que realmente englobaba dos, por un lado está el estudio de las realizaciones materiales y por otro el análisis de la gestión. Se trata de verificar si se ha respetado efectivamente el proceso de programación y de aplicación del programa. Es necesario recorrer las diferentes cadenas que vinculan los objetivos con las medidas, verificando si lo que se ha realizado corresponde a lo que se pronosticó en la programación. En definitiva una evaluación de la puesta en funcionamiento y gestión.
En un proceso de feedback, la respuesta a la segunda pregunta aporta nuevos datos para responder la primera y reorientar tal vez su respuesta o matizarla de alguna manera. Primeramente se elabora un acercamiento teórico para ver si la programación es adecuada. Una vez el programa ha pasado a su aplicación se confronta esta visión teórica con los resultados prácticos. Las conclusiones de ambas preguntas se han de retroalimentar mutuamente para activar un proceso de aprendizaje.
El estudio del impacto se ha de centrar muy bien especificando qué impactos tratamos de descubrir. Unas pocas preguntas bien formuladas han de bastar para centrar el estudio del impacto. Normalmente estas preguntas están muy relacionados con los aspectos específicos del programa que evaluamos: aquellos aspectos que dan respuesta a los principales objetivos de la intervención. El análisis de cada pregunta se centra en primer lugar en el estudio de cómo ha funcionado ese aspecto concreto del programa para pasar luego al estudio de cómo estos resultados han contribuido a un impacto global. Pues el estudio del impacto suele finalizar con un enfoque global con preguntas del tipo: ¿Ha conseguido el programa generar un desarrollo sostenible, interno y local gracias a sus propios recursos? En este caso la pregunta trata de detectar el desarrollo generado en la zona y analizar si este es sostenible, es decir, capaz de reproducirse por sí mismo a nivel económico, financiero, social y cultural. También se busca analizar si ese desarrollo se basa en los recursos propios de la zona.
Estas son las líneas generales, pero el contenido de un ejercicio de evaluación no es algo fijo. Depende no sólo del tipo de evaluación como hemos visto, también depende de la orientación que se le quiera dar y los objetivos que busquemos con ella (evaluaciones temáticas, nivel de análisis…). Es por ello necesario formular preguntas clave que fijen el contenido de una evaluación concreta en unas circunstancias determinadas.
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Puesta en marcha de un sistema de autoevaluación para el seguimiento
Después de abordar la puesta en marcha de un sistema de información, abordamos a continuación el segundo elemento fundamental con el que ha de contar el seguimiento: el sistema de autoevaluación. Al introducir la autoevaluación, hay que tener cuidado y asegurarse de que no redunda en un aumento del volumen de trabajo improductivo. El apoyo logrado debe verificar la calidad del proceso y ha de permitir comprender mejor los aspectos financieros y relacionados con la gestión. Un buen sistema de autoevaluación debe contar con tres características:
- Este tipo de evaluación se refiere a un proceso continuo y no a ejercicios especiales. Proporciona información retroactiva constante al administrador a fin de que se puedan adoptar medidas correctivas.
- Consiste en ejercicios sencillos internos que no suponen mucha recopilación de datos. Las evaluaciones sobre la marcha se basan invariablemente en los productos del sistema de información del seguimiento.
- La evaluación acentúa principalmente las recomendaciones prácticas que surgen del programa.
La autoevaluación permite analizar las últimas actividades y preparar mejor el futuro. Por su proximidad al terreno, la autoevaluación pone de relieve tanto los elementos más visibles y fácilmente objetivables como aspectos poco visibles que en general son poco reconocidos o puestos de relieve por una evaluación externa, en particular, los aspectos cualitativos e inmateriales. Las ventajas de efectuar una evaluación sobre la marcha son obvias:
- En primer lugar proporciona información retroactiva sistemática a los administradores de programas y de este modo facilita la integración del seguimiento en el programa.
- En segundo término, toda vez que la evaluación sobre la marcha corre a cargo del propio personal del programa para consideración interna, el personal tiene un motivo poderoso para estimar objetivamente los puntos débiles y fuertes del programa; no necesitan mostrarse defensivos ni evasivos acerca de su progreso.
- En tercer lugar, dado que el personal tiene un convencimiento íntimo de las actividades del programa, las recomendaciones que se derivan del proceso de evaluación deben ser prácticas y pertinentes. Es más probable que los administradores las lleven a la práctica que las recomendaciones de gentes de fuera, quienes pueden creer que no comprenden sus problemas ni aprecian sus perspectivas.
Ahora bien, una evaluación sobre la marcha no es un sustituto de las evaluaciones externas llevadas a cabo en las distintas etapas de una intervención. Es, eso sí, un buen complemento y en gran parte, su fundamento.
Relación entre el sistema de información y la autoevaluación
La relación entre el sistema de información y la autoevaluación constituye un engranaje fundamental dentro de un sistema de seguimiento para la consecución del aprendizaje sobre la marcha durante la etapa de ejecución. Los datos obtenidos a través del sistema de información pueden convertirse en conocimiento útil a través de la autoevaluación. La difusión de conclusiones y recomendaciones derivadas de esta autoevaluación posibilita el aprendizaje, tanto de la población como del equipo que gestiona, sigue y evalúa el programa.
El sistema de información y la autoevaluación han de estar diseñados uno en función del otro, de manera que en el sistema de información se incluyen casi todos los campos cubiertos por una evaluación interna sobre la marcha. En realidad, la línea divisoria de ambos es muy tenue, no es posible decir dónde se detiene el sistema de información y comienza la autoevaluación. Cualquier diferencia entre estos dos conceptos, muchas veces es meramente de énfasis. El sistema de información tiende a enfocarse más en las cuestiones de ejecución del programa, en tanto que la evaluación sobre la marcha aborda los resultados probables de las intervenciones.
Relación entre el sistema de información y la autoevaluación
Verificación y utilización de las recomendaciones
Las conclusiones que se vayan extrayendo de la autoevaluación han de ser verificadas y utilizadas. Un problema importante para diseñar un sistema de seguimiento es que los funcionarios u organizaciones que tienen acceso original a la información se muestran reacios a menudo a cotejarla y difundirla. Hay una tendencia consciente e inconsciente a pasar por alto información que advierte que hay un desempeño deficiente o bien a exagerar hechos positivos. También está el temor a que la información pueda ser utilizada en contra de los trabajadores. En la medida en que el personal del programa suministra información al sistema global, se ha de hacer hincapié en que esa información debe ser verificable y registrada de manera objetiva. Los datos tendenciosos pueden ser más perjudiciales para el sistema que un vacío, que se puede llenar más tarde mediante la recopilación directa de datos.
Por esta razón se hace hincapié en la palabra “interno” de manera que la información tenga un uso interno antes de su difusión. A nivel interno, dentro de la propia administración del programa se reduce enormemente esta tendencia a pasar por alto información. A nivel interno pueden ponerse sobre la mesa todos los problemas para poder buscar una solución, la realidad tal y como está siendo. No un dar cuentas sino un buscar soluciones. No un demostrar que se hacen bien las cosas sino hacerlas de hecho.
Intervención y especificación de metas
Por último se hace necesario definir el modelo de intervención del seguimiento y especificar metas para un eficaz uso de las recomendaciones de la autoevaluación por parte del equipo de gestión. En la ejecución de programas, el progreso hacia el logro de objetivos a corto plazo se mide por la consecución de metas para la conclusión del programa y por la adopción de servicios por la población señalada como objetivo a diversos intervalos.
Algunas de esas metas se especifican en los documentos de evaluación previa del programa, pero otras es necesario elaborarlas en la etapa de ejecución, en particular en el contexto de la preparación de los planes y presupuestos anuales. En los documentos de evaluación previa, algunas metas, aunque cuantificadas, puede que no sean fáciles de verificar a corto plazo. Una meta cuantificada que se pueda verificar con carácter regular y sin demora como parte del proceso de seguimiento, se denomina una meta verificable. Es importante que estas metas, se expresen con referencia a la población beneficiaria prevista y sus grupos de interés.
El sistema de seguimiento se fundamenta en un modelo de intervención –ya sea explícito o no– que explica la relación existente entre éste y el programa, entre las recomendaciones derivadas del seguimiento y el programa. Esta conexión proporciona continua supervisión del programa con la mira puesta en avanzar de las condiciones existentes hacia el estado deseado.
Redacción de informes: el enlace entre el seguimiento y el control
Es necesario definir en qué forma se transmitirá la información. El sistema de información deber ser un proceso de participación conjunta en el que intervenga cada nivel de administración. Su participación activa no sólo estimula a crear un diseño más representativo y que se ajusta más a las necesidades reales, sino que también establece redes de comunicaciones y relaciones que pueden contribuir más tarde a la difusión más amplia y la utilización más provechosa de las comprobaciones y recomendaciones del proceso de seguimiento.
El seguimiento realizado ha de finalizar con la redacción de los informes de seguimiento, recopilación de toda la supervisión realizada hasta el momento de su redacción. Estos informes suponen el suministro –más o menos continuo– de información al sistema global por parte de la administración del programa. Se trata de informes de redacción sencilla que han de contener lo esencial de los hallazgos, haciendo uso de anexos y apéndices en caso de querer extenderse a mayores detalles.
Las administraciones que actúan a cada nivel deben enviar informes periódicos a sus superiores. La redacción de informes durante la etapa de ejecución supone el enlace formal entre la supervisión realizada por el equipo de seguimiento del programa y el control realizado por las autoridades permanentes. Todos los informes realizados por el equipo de seguimiento sirven de base para la realización de los controles y de los informes de control.
El objetivo de estos informes es informar sobre la marcha de los dos principales contenidos del seguimiento, los datos físicos y financieros y las relaciones con los beneficiarios. Principales incidencias, decisiones tomadas, resultados obtenidos… datos que han de ir acompañados de cuadros y tablas que aclaren el mensaje que se desea transmitir e ilustren los puntos sobre los que se desea hacer hincapié.
En el caso de todas las intervenciones plurianuales es conveniente la presentación de informes de seguimiento y control cada año. En los informes se presentarán de forma pormenorizada los progresos de la ejecución de la intervención durante el año anterior. Estos informes se deben elaborar sobre la base de los siguientes elementos:
- Datos sobre el contexto de ejecución de la intervención.
- Progresos realizados en la consecución de las prioridades y objetivos específicos de las medidas y, en su caso, los progresos efectuados en los grandes proyectos, demostrados cuantitativamente mediante los indicadores de seguimiento adoptados al efecto.
- Ejecución financiera de la intervención a nivel de la medida, sobre la base de indicadores cuantificados.
Un aspecto importante para facilitar la transmisión de la información es su informatización. La base de datos creada para el seguimiento ha de permitir emitir los informes de una manera sencilla y rápida en cualquier momento en que se necesiten.
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Puesta en marcha de un sistema de información para el seguimiento
Para la puesta en marcha de un sistema de seguimiento es necesario poner en funcionamiento un sistema de información y un sistema de autoevaluación.
Desarrollo del sistema de S&E durante la etapa de ejecución con la puesta en práctica del seguimiento
El sistema de información se constituye como pieza clave del mecanismo de integración en la etapa de ejecución. Ya desde el inicio del programa empieza el intercambio de información del programa al sistema de seguimiento. Se da continuidad así a la integración de las actividades de S&E en el programa.
El proyecto constituye la unidad de recogida de información por excelencia del sistema de información. Aunque luego haya varios niveles de reflexión a nivel actuación, medida, eje… es necesario recoger la máxima información de utilidad que a nivel proyecto se pueda conseguir. La principal ventaja de este sistema de información a nivel proyecto está en la cercanía del gestor a éste a la hora de aportar información. Cuando se realiza un ejercicio especial de evaluación es difícil contar con que los expertos evaluadores lleguen a conocer todos los proyectos. El que mejor los conoce es el encargado de gestionarlos y seguirlos, y es importante que llegue a sistematizar la recogida de los aspectos clave de los proyectos implementados.
Las tareas preparatorias para establecer el sistema de seguimiento servirán para detectar las deficiencias del sistema de información. Podrá ser necesario recurrir a asistencia técnica o a expertos independientes para solventar las posibles deficiencias y carencias, mejorar las condiciones generales de aplicación y aumentar la eficacia del seguimiento.
A su vez el mecanismo de aprendizaje a través de la autoevaluación produce continuas recomendaciones, como resultado de las reflexiones a nivel proyecto, medida, eje…una vez se ha ido agregando la información de los proyectos (o aportando nueva información en cada uno de estos niveles). Las recomendaciones han de ser asimiladas por el programa y garantizar así su contribución a un verdadero desarrollo de las potencialidades del territorio sobre el que actúa. Este flujo de recomendaciones garantiza la integración del programa en las actividades de seguimiento.
Exponemos a continuación el desarrollo del sistema de información que caracteriza parte de esta integración. Posteriormente, al hablar del aprendizaje, desarrollamos el segundo elemento clave del sistema de seguimiento: la autoevaluación.
Definición de las necesidades de información
El primer paso para la creación del sistema de información del seguimiento es definir la información mínima esencial que se recogerá a nivel de cada uno de los proyectos. Como se explicará más adelante en el apartado sobre el contenido del seguimiento, este sistema de información habrá de centrarse en el seguimiento físico y financiero y en el seguimiento del contacto con los beneficiarios.
Es difícil determinar estas necesidades de información debido, en parte, a que con mucha frecuencia los propios usuarios no han decidido lo que necesitan realmente. La experiencia habida en muchos programas muestra que los administradores describen los temas o cuestiones sólo en términos generales. Por lo tanto, los diseñadores del sistema de información deben tratar de ayudar a los gestores e identificar partidas específicas de información siguiendo los siguientes pasos:
- Examen del programa y su contexto: El diseño del sistema de información debe incluir un examen del programa y de su contexto. Ha de hacerse un análisis del diagnóstico y de la jerarquía de los objetivos del programa con objeto de determinar las poblaciones consideradas como objetivo, las actividades críticas y las tareas que han de seguirse comparadas con los objetivos convenidos.
- Identificación de prioridades: Después de este examen, el primer paso al diseñar un sistema de información consiste en identificar la prioridad de los usuarios (las personas encargadas de la gestión que realizarán el seguimiento y harán uso de ese sistema de información). La identificación de las necesidades de éstos requiere un marco para el diálogo que ha de sostenerse entre el usuario y el diseñador del sistema. La experiencia también indica que no debe utilizarse un marco conceptual elaborado por expertos externos con objeto de identificar necesidades de información. Los programas que no han incluido el diálogo necesario con los usuarios para identificar necesidades reales de su gestión diaria, o que han hecho meramente una estimación superficial de tales necesidades, han tendido a producir sistemas costosos que en gran parte no tienen conexión con las necesidades de los usuarios.
- Selección de prioridades: Habida cuenta de los limitados recursos de personal, dinero y tiempo, es improbable que el sistema de información satisfaga plena y eficazmente las necesidades de todos los usuarios. Esto demanda que se asigne la máxima prioridad a las necesidades de seguimiento del personal del programa, después vienen las demandas de los organismos que supervisan y controlan. Los responsables del seguimiento deben definir, sobre la base de las prioridades y de la capacidad, la estructura del sistema de seguimiento y el grado de detalle necesario para poder satisfacer las necesidades de los diferentes grupos.
Diseño de un sistema de indicadores
El diseño del sistema de información ha de concretarse en la identificación de un sistema de indicadores. Estos indicadores deben informar a los gestores de los efectos a corto y largo plazo de las acciones emprendidas y, además, hacer posible una medición de los progresos realizados con respecto a los objetivos globales del programa. Varios criterios se pueden emplear para la selección de indicadores de calidad (Comisión UE, 2004; Innes & Boother, 2000):
- Se puede cuantificar a intervalos regulares con una frecuencia adecuada al programa. Teniendo en cuenta que tener un número no significa necesariamente el tener un buen indicador. El problema no consiste solamente en completar o reducir el número de indicadores, sino en la dificultad de los sistemas de seguimiento para garantizar la cuantificación periódica de los indicadores acordados y que ya existen en los programas.
- Puede utilizarse poco tiempo después de la recogida de los datos sobre los cuales se ha construido.
- Es directo y no da pie a ambigüedades. Se puede comprobar su sensibilidad y fiabilidad en relación con los fenómenos a medir.
- Permite comparaciones entre las medidas del programa, y con otros programas o grupos de destinatarios.
- Es transparente y no puede ser manipulado para mostrar logros donde no existen.
- Su obtención. Los indicadores deben ser identificados por participación. Deben ser desarrollados con la participación de aquellos que los usarán y aprenderán de ellos, pues solo serán realmente útiles si se convierten en parte de su modo de pensar.
Un seguimiento eficaz exige la elaboración de indicadores de realizaciones en relación con todas o la mayor parte de las medidas. No obstante, en lo que se refiere a los indicadores de resultados y de impacto puede admitirse un enfoque algo más selectivo. Los indicadores han de ser escogidos de forma que al final podamos contar con un sistema en el que podamos identificar:
- Indicadores clave o marco: Unos pocos indicadores globales de medidas que reflejen los valores centrales de la intervención. Han de ser cuidadosamente diseñados, claramente visibles, participados y consensuados y deben ayudar a enmarcar la intervención y a señalar la dirección en la cual se quiere avanzar. Con la idea clara de que los indicadores no son respuestas sino el punto de partida para la discusión.
- Indicadores de gestión: Un número mayor de indicadores que reflejen las principales actividades y resultados para los encargados de la gestión y seguimiento. Han de ayudar al diseño y rediseño (en caso de que no avancen en la dirección deseada) de la intervención, al mantenimiento de la eficacia, a diagnosticar la causa de los problemas, a realizar ajustes, a fijar prioridades y a responder a los cambios que se produzcan. Dada la gran importancia de la distribución territorial en el desarrollo es conveniente el uso de los sistemas de información geográfica en los indicadores.
- Indicadores rápidos de retroalimentación para todos los implicados en la intervención de forma que supongan una ayuda en su toma de decisiones diaria sobre sus propias acciones y a hacer un mejor uso sobre los recursos disponibles. El acceso individual a mejor y más puntual información es crucial en el proceso de desarrollo. Se trata de actuar con la mayor información disponible y poder escoger lo más conveniente. Una de las principales tareas aquí es la exploración de las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías de la información y tratar de utilizarlas en la medida de lo posible.
Una vez escogidos los indicadores, se recomiendan cuatro grandes criterios para comprobar la calidad del sistema de indicadores diseñado:
- Una buena cobertura del programa completo.
- Un buen equilibrio entre productos, resultados e impactos.
- Pragmatismo en lo relativo a las cifras.
- Pertinencia, es decir, una selección de indicadores que toman en cuenta la importancia estratégica y operativa de la información. El sistema de indicadores debe facilitar información dirigida a mejorar la calidad y la eficacia de la intervención.
Elaboración de una base de datos y recogida de información
Para el manejo y organización de esta información se hace necesaria la realización de una base de datos diseñada especialmente para cada programa y de fácil manejo para el personal que ha de operar con ella.
La recogida de la información en la base de datos ha de verse facilitada por la redacción de documentos: los cuestionarios para la petición de ayudas, las memorias de los trabajos para la selección de las subvenciones, los informes sobre las visitas de campo y la elaboración de fichas para el seguimiento de cada beneficiario. De una manera más informal – pero no por ello menos importante – está el continuo contacto con los beneficiarios en el día a día del programa.
Cuestionarios para la petición de ayudas
En el cuestionario para la petición de ayudas los beneficiarios potenciales del programa deben aportar sus datos personales, datos sobre la localización del proyecto, la descripción del mismo y sus objetivos, distribución de los gastos según medidas y el resto de ayudas públicas que se hubiesen solicitado. También ha de aportar la documentación y justificantes que sean precisos y el compromiso de cumplir los requisitos del programa para la concesión de una subvención. Se ha de aprovechar el cuestionario para la obtención de indicadores iniciales de tipo físico, económico y social y todo tipo de observaciones e información adicional para complementar la valoración del proyecto.
Memoria explicativa de los trabajos para la selección de subvenciones
Las herramientas utilizadas para la selección de las subvenciones han de evitar, en la medida de lo posible, apreciaciones subjetivas a la hora de conceder las ayudas, racionalizando y sistematizando el proceso de selección. También han de facilitar la función de control por las administraciones encargadas del programa y la autoevaluación del propio grupo.
El primer paso es la selección de unos criterios de decisión definidos y consensuados por todos los implicados en el programa de acuerdo con los objetivos y filosofía del programa. El segundo paso es la ponderación de los criterios en función de su grado de prioridad adjuntándoles un coeficiente de ponderación (normalmente tres, uno para prioridad muy alta, otro para la alta y otro para la prioridad normal).
Cada proyecto susceptible de recibir ayuda debe ser valorado con cada uno de los criterios establecidos. Esta valoración es definida según la repercusión del proyecto sobre cada uno de los criterios. Pueden establecerse cinco niveles de valoración: muy positivo, positivo, normal, negativo y muy negativo.
Es importante que el análisis de la subvencionabilidad se agilice haciéndolo de forma informatizada como puede ser una hoja de cálculo (Excel en entorno de Windows por ejemplo). Las únicas celdas a modificar serán las correspondientes a las valoraciones de cada criterio (y al máximo de subvención con cargo al programa establecido para el proyecto en caso de ser necesario). La hoja ha de estar diseñada para el cálculo automático de la valoración y subvención final para el proyecto.
Cada evaluación multicriterio realizada debe ser completada con una breve memoria explicativa con objeto de aclarar las valoraciones dadas a cada criterio.
Informes de las visitas de seguimiento
En las visitas de campo a los proyectos subvencionados se ha de constatar que las condiciones que llevaron a la selección del proyecto siguen siendo vigentes. Se ha de comprobar que el proyecto no ha cambiado de localización y se han mantenido las inversiones. Datos de interés son las posibles renovaciones, la ampliación o reducción de la inversión, horario de funcionamiento, mantenimiento de empleos, principales problemas o potencialidades detectadas y todo tipo de observación que se considere de interés.
Estas visitas han de dar lugar a un informe donde se ha de recoger toda esta información, junto con la fecha y lugar de la visita, título del proyecto y promotor junto con el nombre de las personas presentes en la visita. Es recomendable que el informe esté tipificado y el informe se realice con facilidad rellenando las casillas en blanco dejadas al efecto.
Fichas para el seguimiento de cada beneficiario
La sede administrativa del programa ha de contar con una ficha de seguimiento de cada uno de los beneficiarios del programa que vaya recogiendo las principales incidencias con cada uno de ellos. Es importante que esta información se informatice y pase a la base de datos del sistema de información.
Seguimiento informal
Aunque no se recoja en ningún tipo de informe de manera oficial, el seguimiento informal de los beneficiarios y del resto de la población afectada por parte del equipo de seguimiento se considerada esencial. Muchas veces constituye la fuente para una más adecuada valoración de los proyectos y de los beneficiarios. La fuente para detectar malestares entre la población o por el contrario una actitud de satisfacción hacia el programa.
Referencias citadas:
Comisión UE (2004). Indicadores comunes para el seguimiento de la programación de desarrollo rural 2000-2006. Dirección General VI de Agricultura, Bruselas.
Innes, J.E. & Boother, D.E. (2000). Indicators for sustainable communities. A strategy building on complexity theory and distributed intelligence. Planning Theory & Practice, 1(2), 173-186.
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Contenido del seguimiento: La aplicación y gestión de los programas
El contenido del seguimiento de un programa ha de estar centrado en su aplicación y gestión. Ha de ir comprobando el cumplimiento de la programación prevista, que los resultados son aceptables y que lo que se previó era lo más adecuado.
Contenido de seguimiento en la etapa de ejecución
Sin embargo, el estar centrado en este aspecto que conecta la lógica de intervención del programa con los resultados que se van obteniendo, le obliga a ir analizando estos resultados y volver sobre la lógica de intervención para analizar las causas de lo que pueda no estar funcionando. Esto supone un continuo aprendizaje que resulta de la puesta en práctica de lo que en un principio se conocía solamente en un plano teórico.
Aspectos concretos que son analizados de la aplicación del programa son la eficiencia y la eficacia, comprobando el logro sobre la marcha de unos niveles aceptables de ambos aspectos. Este examen es más riguroso en la evaluación intermedia, aunque las conclusiones finales sobre la eficiencia y eficacia del programa no se podrán dar hasta la etapa de terminación donde contaremos con la evaluación final.
Para el seguimiento de la aplicación y gestión, el seguimiento cuenta con dos contenidos fundamentales: la información física y financiera y las relaciones con los beneficiarios.
Seguimiento físico y financiero
El seguimiento coordinado de la información física y financiera es esencial para la ejecución y operación eficiente de todo programa. Esta parte del sistema de información y su uso debe reconocerse como la base para el desarrollo de la función completa del seguimiento.
Los datos físicos y financieros deben consistir principalmente en cantidades directas físicas y financieras para cada actividad. Los indicadores representativos apenas tienen lugar en este aspecto del seguimiento, aunque los porcentajes pueden ser útiles, en particular en lo que se refiere a fondos asignados de hecho gastados comparados con los totales presupuestados.
Ambos datos –físicos y financieros– han de estar relacionados, para asegurar el logro de los objetivos a costos reales aceptables.
Seguimiento del contacto con el beneficiario
Este seguimiento es la clave para que el seguimiento global del programa resulte un éxito. El seguimiento físico y financiero mide en general la provisión y suministro de servicios e insumos del programa. Pero los gestores de programas también necesitan saber si están aceptándose los servicios y cómo están integrándose en la zona de aplicación y en los diferentes sectores de población.
A medida que se va ejecutando un programa, las percepciones de sus futuros beneficiarios conducen a una creciente demanda de sus servicios o bien a que se vean fuera de propósito. Si los beneficiarios tienen incentivos diferentes de los que sustentan el programa, importa poco cuáles son los más sensatos desde el punto de vista financiero.
En el personal de seguimiento recae la responsabilidad primaria de iniciar y mantener contactos con los beneficiarios y de mantener bien organizados los registros del programa. Este personal también coteja y resume los datos derivados del seguimiento físico y financiero y más tarde integra esos datos a la información acerca de las reacciones de los beneficiarios.
En ambos seguimientos la elección de indicadores apropiados que se van a medir es crucial para establecer un seguimiento eficaz de las realizaciones del programa y las reacciones de los beneficiarios. Indicadores impropios pueden predestinar el fracaso a un sistema de información. Además, el fracaso se ratifica cuando los administradores eligen todos los indicadores que se les ocurren o aparecen en las listas de varios principios guía. A medida que se alarga la lista así también sucede con el número de indicadores impropios.
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El seguimiento por proyectos
Los evaluadores entienden el valor de las actividades de evaluación en los niveles locales y rurales, y por ello es necesario el seguimiento. Las actividades de seguimiento son de trascendental importancia para el control de cualquier programa por parte del personal responsable de su ejecución. Cuenta con dos instrumentos característicos principales: el sistema de información y la autoevaluación o evaluación continua sobre la marcha. La base a través de la cual se realiza el seguimiento son típicamente los proyectos.
El sistema de seguimiento ha de quedar definido en la etapa de diseño. La evaluación previa ha debido de asegurar las disposiciones para la construcción, mantenimiento y uso de un sistema de información y un mecanismo de autoevaluación, y poner así las bases para el correcto funcionamiento del equipo de seguimiento. Se aborda aquí el diseño del sistema de seguimiento dando unas pautas generales, los diseños precisos para la creación de sistemas de información y autoevaluación pueden diferir de un programa a otro según los objetivos, la índole y el ambiente del programa. No es posible dar un enfoque detallado estandarizado para cualquier programa.
Las características de integración, participación y aprendizaje iniciados en la etapa de diseño tienen su continuidad en la etapa de ejecución a través del sistema de seguimiento. Dicho sistema ha de ser flexible, de modo que una vez detallado en la etapa de evaluación previa puede ser modificado durante la ejecución y poder reaccionar así ante nuevos problemas y oportunidades. Aunque las rectificaciones en la etapa de ejecución son más difíciles que en a etapa de diseño, el concepto operativo central es el de aprender sobre la marcha, y para ello es indispensable la capacidad de observar el funcionamiento del programa. No obstante se puede puntualizar aquello que consideramos debe caracterizar a todo buen sistema de seguimiento.
La Integración
La integración sigue la misma dinámica indicada para la etapa de diseño y la evaluación previa. Simplemente recalcar el papel de esta integración entre el seguimiento y la evaluación intermedia que se realizan en esta etapa de ejecución del programa. Esta evaluación, como la final, tiene como base al sistema de seguimiento del que toma parte de la información que necesita. La mayor profundidad de análisis de los ejercicios de evaluación puede detectar la necesidad de modificar algunos aspectos del sistema de seguimiento. En tal caso, estas necesidades se concretan a modo de recomendaciones. Así se produce la integración mutua entre el sistema de seguimiento y los ejercicios especiales de evaluación.
La Participación
La participación tiene su papel –al igual que en la etapa de diseño aunque con los matices propios de esta nueva etapa de ejecución– en el sistema de información, en la autoevaluación y aprendizaje y en la dinamización de la población. El proceso de participación permite realizar el seguimiento de los proyectos llevados a cabo, que no pueden ser bien evaluados si no han sido seguidos a lo largo de su ciclo de vida.
La Participación como fuente de información
La participación local constituye una fuente de información fundamental para la continua mejora del programa y de su sistema de seguimiento. La participación de la población en el seguimiento ha de quedar reflejada en el sistema de información. A través de ésta supone una fuente de aprendizaje de dónde se extraen las recomendaciones y conclusiones que pueden ser contrastadas con otros datos que también vayan llegando del sistema de información.
Es fundamental el seguimiento de los beneficiarios de la intervención como medio de hacerse una idea completa de los proyectos en los que se basa nuestro seguimiento. Para mantenerse informado de las actitudes de los beneficiarios y de la marcha de los proyectos es necesario:
- Mantener registros (como los vistos en la recogida de información) con respecto a cada participante y analizar éstos de manera periódica para seguir la penetración del servicio y el establecimiento de una clientela.
- Establecer un calendario regular de visitas para analizar las reacciones de los beneficiarios
- Aprovechar el proceso de participación de la evaluación intermedia.
La Participación como fuente de aprendizaje
La autoevaluación supone la principal herramienta de aprendizaje en el seguimiento. En la medida de lo posible, ha de hacerse con la participación de otros agentes representativos de la sociedad local, buscando fomentar la participación de un número creciente de agentes locales. El número, la diversidad y la representatividad de las personas que participan en la autoevaluación, por una parte, y el nivel de profundización del análisis por otra, son los dos principales factores de fiabilidad de los resultados obtenidos del aprendizaje durante la etapa de ejecución.
La Participación como fuente de dinamización
Además, en la etapa de ejecución de los programas es esencial informar y sensibilizar a la población dando a conocer las iniciativas que se desarrollen, sus posibilidades y crear una imagen comarcal de desarrollo.
Es necesaria la dinamización tanto de los responsables políticos como de los técnicos con responsabilidad en el proceso de desarrollo. Estos agentes son esenciales para el buen funcionamiento del proceso y en muchos casos existen deficiencias por no saber hacer partícipe a los distintos agentes o no implicarse de forma directa.
Otros aspectos interesantes a resaltar para mejorar el éxito participativo en la ejecución de los programas de desarrollo son:
- La realización de proyectos colectivos.
- La identidad territorial o cultural.
- Constitución de los grupos de desarrollo.
- Transparencia en el funcionamiento.
El Aprendizaje
La autoevaluación es la pieza clave para el aprendizaje durante la etapa de ejecución. A través de ella, el modelo diseñado impulsa un continuo aprendizaje por parte del equipo planificador y evaluador y por parte de la población local convirtiendo el desarrollo en un proceso continuo que se pone en marcha desde el inicio del programa.
Es necesario un proceso sistemático de evaluación por parte del personal encargado del seguimiento centrado en los logros y emprendido con arreglo a los indicadores de seguimiento y criterios del éxito definidos en la evaluación previa. La autoevaluación se basa en la vigilancia sistemática de esos indicadores y en un examen oficial periódico a diferentes niveles de reflexión: a nivel de los proyectos, medidas, ejes y programa en su conjunto.
Es conveniente facilitar en este proceso un apoyo que pueda proporcionar a los gestores del programa, directivas metodológicas y observaciones sobre las valoraciones internas, y aumentar así el valor de los informes que se han de presentar periódicamente.
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Evaluación previa: Supervisión de la programación
Una vez realizados los trabajos previos pasamos a la tarea principal de una evaluación previa: la supervisión del diseño de la intervención, de su programación y puesta en marcha.
Preparación de la idea
En todos los procesos de desarrollo es necesario que exista un agente promotor de la idea. Existen tres posibilidades:
- Que la Administración defina una actuación sobre unos territorios concretos y específicos.
- Que los agentes locales preparen la idea y la integren en un programa marco de la administración.
- Que los agentes locales preparen y ejecuten un programa propio y definido con apoyo de la administración o sin él.
En virtud del principio de participación es importante incluir representantes de todos los intereses pertinentes y significativos en el desarrollo de la idea. El mejor agente promotor para preparar la idea y realizar una primera visión de conjunto del territorio lo constituyen los agentes locales: un grupo amplio y que reúna a todos los sectores representativos. Para la preparación de la idea desarrollan un papel importante las entidades colectivas, como asociaciones, cooperativas, organizaciones, etc… del territorio e incluso de un ámbito territorial superior, lo que supone una ayuda para el conocimiento de otras problemáticas en otros territorios. La evaluación previa debe:
- Asegurar la identificación y contribución de agentes y colectivos representativos de los diversos sectores y de líderes cuyo conocimiento permita concretar un análisis de todos los problemas y soluciones.
- Asegurar la interesante ayuda de profesionales externos que haciendo la evaluación puedan dar una visión muy válida e imparcial.
- Constituir una dinámica de reflexión generalmente referida a los siguientes aspectos sobre el programa de desarrollo: los recursos locales, las categorías sociales y sectores geográficos, los problemas que puede generar el programa, los objetivos del programa y las fuerzas de cambio.
El diagnóstico del territorio
La principal contribución de la evaluación previa es la posibilidad de comprobar la prioridad que debe atribuirse a las distintas necesidades socioeconómicas y establecer un entendimiento claro de la problemática a resolver. Para ello es indispensable realizar un diagnóstico de todos los sectores que afectan al desarrollo: un análisis DAFO de las dificultades, amenazas, facilidades y oportunidades.
Este diagnóstico constituye una condición previa para definir los ejes estratégicos y las prioridades. La evaluación previa ha de asegurar que se tienen en cuenta las siguientes variables generales, en el marco de un programa de desarrollo:
- El medio físico en todos sus aspectos (morfología, climatología…).
- Las incidencias del medio natural y del medio-ambiente.
- El sector socio-económico, las tendencias demográficas y del mercado de trabajo, sus infraestructuras y servicios.
- Sectores productivos, sus asociaciones y colectividades y su forma de organización.
- Marco legal e institucional sobre el territorio, con la aplicación de los distintos programas por sectores.
La evaluación previa debe supervisar además que:
- La información recogida se contrasta con la proveniente de la población local en la fase más avanzada de participación social.
- Son analizadas las operaciones previas y los resultados de evaluaciones anteriores de manera que sirvan al equipo evaluador de experiencia y no se vuelva a caer en los mismos errores. Tras el examen de las enseñanzas del pasado, es preciso proceder a un análisis más profundo del contexto socioeconómico.
Situación de base e indicadores de contexto
La definición de indicadores de contexto (que se aplican a todo un territorio o población) en el marco de la evaluación previa contribuye a evaluar la pertinencia del programa y sirve como base para todo el proceso de S&E. Forman parte del proceso de programación y sitúan el territorio en el conjunto de la región o país en el que se trabaja. Para ello han de recogerse a nivel local y a nivel regional o nacional. Al mismo tiempo, ofrecen una base para:
- Los análisis socioeconómicos y estratégicos que constituyen la base de la estrategia del programa.
- El seguimiento del contexto general.
- La ejecución y definición de objetivos cuantificados.
- La evaluación de los impactos socioeconómicos del programa.
La situación de base hace referencia al valor inicial respecto del cual se mide un indicador de contexto o de impacto. Dichos datos deben establecerse en relación con los objetivos del programa y son indispensables para que los indicadores del programa sean significativos.
En algunos casos, podría ser conveniente recoger datos específicos sobre los beneficiarios del programa. Otra serie de indicadores más detallados por sector de actividad, tamaño o sexo facilitarán una descripción más completa de los beneficiarios y permitirán establecer comparaciones.
Los datos de la situación de base se obtienen de las estadísticas oficiales, que en algunos casos tendrán que completarse con encuestas o indicadores indirectos.
Definición de la estrategia y objetivos: la clave de la adaptación
El diseño de la estrategia y objetivos del programa de desarrollo se obtiene del cruce de líneas surgido en el diagnóstico y evaluación de potencialidades y de la participación social generada durante la etapa de diseño. La labor de la evaluación previa resulta entonces crucial y puede resumirse en dos tareas fundamentales:
- La supervisión de la lógica de intervención de la estrategia
- La supervisión de la identificación de prioridades y objetivos.
El papel de la evaluación previa en la definición de la estrategia y objetivos de la intervención, punto clave para obtener un programa adecuado y evaluable
La supervisión de la lógica de intervención de la estrategia
Normalmente los programas de desarrollo poseen unas líneas específicas que se deben desarrollar, en caso contrario deben definirse en función de la potencialidad de cada territorio y sus características socio-económicas. La síntesis del diagnóstico de los recursos disponibles junto con las líneas de desarrollo preferente aportadas por los expertos y la población local suponen la base para la elaboración del programa.
Un paso obligado de cara a la definición del programa de desarrollo es la evaluación de las líneas y proyectos de inversión propuestas de cara a su adaptación al programa y a su contexto y de cara al cumplimiento de los criterios impuestos por la evaluación previa. Estos criterios que se han de definir con anterioridad conforme a los resultados del diagnóstico, la opinión de los expertos y la participación social. En el caso de que la propuesta cumpla estos criterios se propone su inclusión en la estrategia del programa. Estos criterios son de tres tipos:
- Criterios de contexto: derivados del diagnóstico realizado y con el objetivo de buscar la adaptación al contexto territorial, legal e institucional del programa.
- Criterios de programa: derivados de la filosofía, orientaciones y reglamentaciones del programa manejado. Su principal objetivo es la adaptación al programa.
- Criterios de evaluación: criterios de especial vigilancia en la evaluación previa como el fundamento, pertinencia, coherencia, evaluabilidad, utilidad, viabilidad y sostenibilidad.
Estos criterios servirán de base a la futura gestión del programa durante la etapa de ejecución donde una de las tareas fundamentales es la selección de proyectos de inversión para cada una de las líneas seleccionadas. En esta etapa de diseño, su aplicación tiene como resultado la clasificación de cada propuesta como:
- Rechazable: la propuesta no se adapta al programa.
- Indiferente: no resulta un proyecto típicamente desarrollable a través del programa pero tampoco es contrario.
- Aceptable: el proyecto reúne las características exigidas por el programa.
- Especial interés: el proyecto reúne las características y es especialmente novedoso o importante para la estrategia de desarrollo del sector primario.
- Replanteable: el proyecto puede encajar en caso de realizarse ciertas adaptaciones, o bien no existe suficiente nivel de detalle en la propuesta para la valoración de su adaptación al programa.
La supervisión de la identificación de prioridades y objetivos
Posteriormente la evaluación previa debe supervisar la asignación de los fondos para la ejecución del programa en función de las necesidades de los diferentes sectores del territorio. Para ello se evalúan, en función de los criterios anteriormente expuestos las propuestas realizadas y se realiza su agregación en función de las líneas más amplias de desarrollo. La evaluación previa debe vigilar la identificación de prioridades y objetivos de cada una de las medidas.
Normalmente no suele existir relación evidente entre la actividad diaria de los participantes y los objetivos globales de un programa, lo que los convierte en abstractos y poco dinamizadores. Es por ello que la supervisión realizada debe prestar especial atención en la selección de objetivos intermedios en los que los participantes vean la conexión con sus actividades diarias. Estas actividades pueden luego ser relacionadas así con los objetivos globales más difusos.
Por la especial necesidad de información sobre fuentes de financiación y otras posibles ayudas es conveniente indicar qué otras líneas de apoyo podrían existir para las propuestas presentadas en su ámbito.
Establecimiento de indicadores de cuantificación previa
Una vez definidas las prioridades, la cuantificación de los objetivos es un cometido importante para determinar los resultados que cabe esperar del programa. Los ejercicios de cuantificación se aplican tanto a los objetivos de la intervención como a las prioridades y medidas que se van a aplicar. Los objetivos cuantificados constituyen la base para todo el S&E del programa. Sin esta cuantificación será difícil evaluar en qué medida se están cumpliendo los objetivos originales.
La evaluación previa debe asegurar que se realiza esta cuantificación e incluir una opinión sobre su fiabilidad. Para realizarla es necesario un elemento de juicio además del tratamiento de los datos. Estos datos necesarios suelen encontrarse en la situación de base y los valores de referencia y de comparación de anteriores ejercicios de S&E:
- Los datos de la situación de base facilitan información sobre la situación socioeconómica del territorio en cuestión, incluidos los grupos a los que se dirige el programa y su nivel de eficacia o de innovación. Estos datos permiten la cuantificación y estimación de los efectos.
- Las bases de comparación ofrecen otra fuente adicional de información para cuantificar los objetivos asociados a las medidas y permiten comparar la eficacia y la eficiencia de las acciones en cuestión.
El nivel de cuantificación requerido depende del tipo de intervención y con frecuencia no es posible medir de forma precisa el objetivo perseguido. En tales casos, que no se prestan a la cuantificación directa, es más adecuado establecer una serie de objetivos posibles o basarse en indicadores cualitativos o indirectos, cuyos valores pueden refinarse durante la fase de ejecución.
Es importante ir estableciendo los indicadores de realización, de resultado e impacto con arreglo a la estrategia del programa, sus realizaciones esperadas y sus efectos previstos a corto y largo plazo. En función del avance del programa, la utilización de indicadores de resultados o de repercusiones será más o menos pertinente. Algunos efectos solamente pueden ser identificables al cabo de varios años de aplicación.
Redacción del documento de programación y evaluación previa
La última parte de la programación es la redacción y ejecución del programa. La labor de la evaluación previa consiste en conseguir que se plasme acertadamente todo lo expuesto anteriormente en el documento base de programación y evaluación previa. Todos los elementos del diseño del programa han de adaptarse convenientemente a los resultados de esta evaluación.
No es necesaria la realización de un documento de evaluación previa, si no que ésta va incluida en el documento de programación. Dentro del documento que perfila el futuro programa se constata su realización y principales logros. Es misión también de esta evaluación el asegurar que dicho documento alcanza la calidad deseada y contiene una descripción detallada de las funciones de seguimiento y evaluación que se vayan a realizar en el transcurso del programa. La redacción del programa debe incluir:
- Una descripción de las actividades de evaluación que han tenido lugar:
- Quién realizó la evaluación previa.
- Recursos que fueron necesarios (especialmente de tiempo).
- Actividades de evaluación específicas efectuadas.
- Un resumen de los principales resultados de la evaluación previa. De qué forma las conclusiones y recomendaciones de la evaluación previa fueron tenidas en cuenta en la programación y en qué medida condujeron a modificar la propuesta del programa.
- Conviene extraer conclusiones sobre la evaluabilidad, sostenibilidad y viabilidad de la intervención propuesta.
La redacción de este documento debe evitar la realización de un estudio teórico que cumpla unos requisitos administrativos. Se elabora de una manera prioritariamente práctica, emanando de los propios agentes afectados. No se limita a hacer una simple descripción del programa sino que ahonda en todos los aspectos presentes, de cara a tener una información exhaustiva para la futura toma de decisiones.
El documento se divide en función de las fases elaboradas: preparación de la idea, diagnóstico, participación social y descripción del programa (estrategia y objetivos).
Inicio del programa y control de retrasos
La ejecución del programa debe contar con la contratación de un equipo de gestión que organice y prevea la manera de abordar las actividades de S&E. Con la evaluación previa se ha de asegurar el buen funcionamiento de los equipos de gestión, especialmente de su equipo de seguimiento, pieza clave para la aplicación del sistema de S&E.
Entre las primeras funciones de la gestión está el control de los retrasos. Los retrasos prolongados en la iniciación de los programas son un indicador bastante exacto de que habrá problemas en el futuro. Los retrasos pueden tener su origen en muchos factores: problemas políticos, ambientales, falta de compromiso por parte de los interesados o mala gestión. Ya se trate de problemas que estén bajo el control de los responsables del programa u obedezcan a circunstancias externas, pueden representar una grave amenaza para el éxito del programa.
Todo buen plan de S&E debe incluir un mecanismo para señalar los retrasos en la iniciación que no sean razonables. Si es preciso realizar algunos ajustes para que el programa siga adelante, habrá que indicar las condiciones que se impondrán al respecto, como por ejemplo, una revisión de indicadores, nuevos datos de referencia, o el tiempo que se permitirá que tarde el programa en cumplir las condiciones.