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4. La variable ambiental y la sostenibilidad

Antes de llegar a los años 80, las variables técnico-económicas fueron predominantes en la búsqueda del desarrollo, pero repetidos fracasos en diversas experiencias, sobretodo en los países en vías de desarrollo, llevaron a cambiar de planteamiento y a la introducción de nuevas variables. Los factores técnico-económicos se consideran importantes, pero no suficientes. Un proceso de desarrollo es algo mucho más global y multirrelacional (Mayor, 1987) y el desarrollo sostenible implica un constante cambio evolutivo, auto-organizativo y adaptativo (Bossel, 1999).

La introducción del desarrollo sostenible

La Conferencia sobre Medio Ambiente Humano que tuvo lugar en Estocolmo en 1972 supuso el inicio del entendimiento y reconocimiento del vínculo entre medio ambiente y bienestar humano. Fue la primera conferencia global sobre medio ambiente, y la primera en enfocarse en un solo tema. Fue aprobada una declaración de principios que sirvió de cimiento para el desarrollo del derecho ambiental internacional durante los decenios de 1970 y 1980. Otro importante resultado de la Conferencia fue el posterior establecimiento del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), principal órgano de las Naciones Unidas en la esfera del medio ambiente y principal autoridad ambiental mundial.

El proceso preparatorio se inició en 1968. En este año, un grupo importante de personalidades creó el Club de Roma, el cual viene publicando informes desde 1972 llamando la atención sobre las dificultades del planeta para sostener un desarrollo basado en el despilfarro y en el consumo masivo de los recursos naturales.

En un principio se planeaba tratar solamente temas ambientales, pero los Estados en vías de desarrollo insistieron en la inclusión de los temas de desarrollo.

common futurePara conmemorar el décimo aniversario de la Conferencia de Estocolmo se celebró en Nairobi, en mayo de 1982, un período de carácter de sesiones extraordinario del Consejo de Administración del PNUMA. Ese período de sesiones supuso una oportunidad única para reunir a la nueva generación de encargados de la adopción de decisiones ambientales de todo el mundo para dar nuevos bríos al programa. Se planteó la necesidad de fomentar el desarrollo sostenible a partir de una mayor conciencia creada en muchos países acerca del deterioro ambiental y, específicamente, de sus repercusiones globales.

Ante esta situación, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció, en diciembre de 1983, la Comisión Mundial del Medio Ambiente y Desarrollo (CMMAD) como órgano independiente_para proponer estrategias ambientales a largo plazo encaminadas a lograr el desarrollo sostenible para el año 2000 y más adelante. La Comisión se dedicó al análisis y documentación del vínculo entre desarrollo y medio ambiente, llegando a la conclusión de que ambos procesos pueden ser armónicos.

En 1987, la publicación del Informe de la Comisión Mundial para el Medio Ambiente (World Commission on Environment and Development, 1987) (conocido como el Informe Brundtland), titulado Nuestro Futuro Común, llamó la atención al mundo sobre la urgente necesidad de encontrar formas de desarrollo económico que se sostuvieran sin la reducción dramática de los recursos naturales ni daños al medio ambiente.

Este informe marcó su importancia en la definición de desarrollo sostenible como aquel que atiende a las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las

necesidades de las futuras generaciones (World Commission on Environment and Development, 1987). Este informe fue definitivo en la decisión de la Asamblea General para convocar a la Cumbre sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, dada la clara necesidad de redefinir el concepto de desarrollo para que incluyera el desarrollo socio-económico y detuviera el deterioro del medio ambiente. Esta nueva definición podría surgir solamente de alianzas entre los países desarrollados y aquellos en vías de desarrollo.

Portada del Informe de la Comisión Mundial para el Medio Ambiente de 1987

La definición dada parte del supuesto de que “es técnica y económicamente realizable lograr una sociedad sostenible” (Calvo et al., 1997) y dan a entender que el desarrollo sostenible comprende, al menos, dos perspectivas que se pueden sintetizar en dos objetivos. En primer lugar, el objetivo actual, es el mejoramiento de la calidad de vida de todos los habitantes. El objetivo futuro, no menos importante, consiste en no comprometer el futuro de las futuras generaciones restringiendo sus alternativas de desarrollo. Con ello incorpora un aspecto nuevo y es el de la justicia intergeneracional o transgeneracional que debería ser parte inherente a toda política de desarrollo.

Pero el desarrollo sostenible ha sido criticado por la ambigüedad de sus interpretaciones, ya que representan una cosa distinta para cada persona y, por lo tanto, permite justificar acciones de muy diversa naturaleza (Mitchell, 1999).

La Cumbre de la Tierra en Río

cumbre ríoCon el antecedente del informe Brundtland, comenzó el proceso de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD, conocida como Cumbre de la Tierra), que tendría su clímax en Río de Janeiro en 1992, cuando los líderes de las naciones se reunieron durante dos semanas para establecer los lineamientos de las políticas locales, nacionales e internacionales necesarias para tener un medio ambiente más sano.

La Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro no tuvo precedentes en otras conferencias de la Naciones Unidas, tanto por su tamaño como por la magnitud de los temas a tratar. El mensaje de la Cumbre fue claro: era necesaria una transformación de nuestras actitudes y comportamiento, la cual lograría los cambios necesarios para la subsistencia sana del planeta y sus habitantes.

Logo cumbre de la Tierra

A pesar de que los procesos de negociación limitaron su alcance, la Agenda 21 es sin duda el principal logro de la Cumbre de la Tierra. Este documento es un programa de acción de gran alcance destinado a remodelar las actividades humanas para minimizar el daño ambiental y garantizar la sustentabilidad en los procesos del desarrollo.

A largo plazo, los resultados positivos de la Cumbre incluyeron las reacciones en la mayor parte de los Estados de todo el mundo, como la vigilancia a la producción de componentes tóxicos, la búsqueda de fuentes alternativas de energía, el énfasis sobre la importancia del transporte público y el incremento en la preocupación por la creciente escasez de agua.

En paralelo a los trabajos de la CNUMAD, a partir de 1989, aproximadamente 7.890 ONGs y Movimientos Sociales del mundo se reunieron para formar el Foro Global de Organizaciones No Gubernamentales. El logro principal de sus trabajos fue la vinculación de las organizaciones no gubernamentales tanto de intereses ambientalistas como las de desarrollo y otras causas regionales y globales, conformando redes de enlace e intercambio de información.

Objetivos incumplidos y nuevas esperanzas

Cinco años después de Río, los líderes de las naciones se reunieron en Nueva York para evaluar los adelantos que se habían logrado a partir de los objetivos planeados en Río. A su vez, las ONG y los movimientos sociales se reunieron una vez más en Río de Janeiro con el mismo objetivo. La evaluación, desgraciadamente, resultó negativa. Los intereses económicos que provocan la destrucción de los recursos naturales y las dificultades que se presentan entre los gobiernos para llegar a acuerdos no habían permitido que los cinco años que habían pasado fueran suficientes para lograr adelantos significativos. Los resultados positivos se concentraban más que nada en la concienciación de la población global acerca de los problemas ambientales.

Al finalizar esta Cumbre la comunidad internacional se fijó como meta realizar en 2002 otra gran Cumbre en Johannesburgo para revisar los avances mundiales en la ejecución de la Agenda 21. La Comisión de Desarrollo Sustentable de las Naciones Unidas (CDS) fue creada en ese entonces como un organismo ad–hoc para analizar, año tras año, los avances y guiar la política internacional.

Lo que el mundo deseaba de Johannesburgo, según lo que afirmaba la Asamblea General, no era un nuevo debate filosófico o político sino más bien una cumbre de acciones y resultados. Desde cualquier punto de vista, la Cumbre de Johannesburgo ha puesto los cimientos y ha abierto el camino para la acción. Sin embargo, entre las metas, calendarios y compromisos que se acordaron en Johannesburgo no ha habido ninguna solución milagrosa en la lucha contra la pobreza y contra el continuo deterioro del medio ambiente natural. No ha habido ninguna solución mágica, pero lo que sí ha habido ha sido una comprensión de que era necesario adoptar medidas prácticas y sostenidas para enfrentarse a muchos de los problemas más acuciantes que existen en el mundo.

Pero en muchos sentidos, tanto estructuralmente como en cuanto a resultados, Johannesburgo también ha marcado un avance importante respecto a anteriores conferencias de las Naciones Unidas, lo cual podría tener un efecto muy positivo en el modo en que la comunidad internacional se plantee la solución de estos problemas en el futuro.

La cuestión es si serán realmente diferentes las cosas después de Johannesburgo se preguntaba el Secretario General de la Cumbre, Nitin Desai. Esta será la prueba a la hora de poner en práctica las propuestas de la conferencia.

“Río+20”

rio 20«Rio+20» es el nombre abreviado de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, celebrada el pasado junio de 2012 en Río de Janeiro —Brasil—, veinte años después de la histórica Cumbre de la Tierra en Río en 1992.

En el escenario de una gran crisis financiera en Europa y en otras partes del mundo, en la Conferencia Río +20, los líderes mundiales, junto con miles de participantes del sector privado, las ONG y otros grupos, se unieron para dar forma a la manera en que puede reducir la pobreza, fomentar la equidad social y garantizar la protección del medio ambiente en un planeta cada vez más poblado.

Actualmente una de cada cinco personas vive con menos de 1,25 dólares diarios o menos, mil millones y medio de personas no tienen acceso a la electricidad, casi mil millones de personas pasan hambre cada día, las emisiones de gases de efecto invernadero continúan aumentando… Río +20 ha sido también una oportunidad para mirar hacia el mundo que queremos tener en 20 años.

Las conversaciones oficiales se centraron en dos temas principales: cómo construir una economía ecológica para lograr el desarrollo sostenible y sacar a la gente de la pobreza, es decir la economía verde, y cómo mejorar la coordinación internacional para el desarrollo sostenible, es decir la gobernanza. Además se trataron gran diversidad de temas como la pesca, la energía, los oceános, la alimentación, la seguridad alimentaria, etc.

Pese a las diferencias entre participantes y el no haber llegado ha cumplirse todas las expectativas que la UE ponía en esta conferencia, el Ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de España, Arias Cañete, asegura que “el desarrollo sostenible tiene una importancia crucial para la creación de empleo y el crecimiento económico” (MAGRAMA, 2012). El ministro también explica que “esta conferencia debe verse como un punto de partida, ya que marca el inicio de un proceso para aplicar mejor y de manera más eficiente las políticas de desarrollo sostenible” (MAGRAMA, 2012), después de recordar la importancia de la intervención en esta conferencia de la sociedad civil y el sector empresarial.

La cumbre se ha cerrado con la firma del documento “El futuro que queremos” (ONU, 2012) que conlleva una inversión de más de 400 millones de euros para proyectos de desarrollo sostenible.

Al contrario que la mayoría de los líderes políticos de los 193 Estados participantes quienes han visto en el documento “un paso importante en la dirección adecuada”, las ONGs subrayan que este documento se caracteriza por la “falta de ambición de los gobiernos participantes que manifiesta la falta de compromiso” de los mismos.

Por otro lado se destaca la declaración realizada por los miembros de The World Engineering Community, quienes en el marco de esta cumbre han puesto de manifiesto la importancia de la labor de los ingenieros para lograr mejoras tecnológicas que afectan a la vida de todas las personas. A través del intercambio y la aplicación del conocimiento científico, la creatividad y la práctica de la ingeniería y la tecnología, los ingenieros son capaces de introducir soluciones sostenibles en la mayoría de las áreas de actividad que contribuyen a la calidad de vida de las comunidades.