Bueno, Bonito, Barato: ¡Escoge dos! Este conocido dicho, proveniente de la industria de restauración, nos recuerda que en la sociedad actual se demanda que los productos ─en nuestro caso las evaluaciones─ sean:
- Buenos (aumentar la calidad de las evaluaciones lo máximo posible)
- Rápidos (disminuir el tiempo de evaluación lo máximo posible)
- Baratos (disminuir el presupuesto de evaluación lo máximo posible)
Pero es imposible maximizar los tres criterios a la vez, por lo que hemos de conformarnos con un equilibrio cuyas reglas se reflejan a continuación.
↑ Calidad → ↑Tiempo ↑ Presupuesto
↓ Presupuesto → ↓Calidad ↑ Tiempo
↓ Tiempo → ↓Calidad → Presupuesto
Para aumentar la calidad suele ser necesario aumentar los recursos invertidos (tiempo y presupuesto), pero para disminuir el presupuesto o el tiempo puede ser necesario disminuir la calidad. Es importante estudiar y negociar la mejor opción a la hora de establecer los términos de referencia.
Conseguir un buen balance entre el bueno-bonito-barato en evaluaciones que presentan escasos recursos económicos requiere en ocasiones trabajar de modo colaborativo con el personal implicado en la gestión del programa, de modo que el programa pueda permitirse una buena evaluación que sea sostenible internamente a lo largo del tiempo. Se trata de hacer un uso adecuado del proceso de evaluación sin que ello derive en una falta de independencia u objetividad a la hora de hacer la evaluación. Un uso del proceso de evaluación que derive en la creación de capacidades de evaluación entre el personal que gestiona el programa y con el que trabajamos a la hora de hacer la evaluación. Esa creación de capacidades puede llevar a una gran ayuda a la hora de sacar adenlante una evaluación de calidad y que no emplee excesivos recursos de dinero y tiempo.