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Hacer evaluaciones útiles: El uso del proceso y los resultados

PROCESO

“Producir datos es una cosa. Conseguir que se usen es otra bien distinta” (House, 1972). Un problema actual es la clasificación, absorción y utilización de la cantidad de información que se genera. Conseguir que la gente haga uso de los conocimientos que existen se ha convertido en una de las principales preocupaciones entre los diferentes sectores de la sociedad. Conseguir que la gente aplique los conocimientos que se generan en una evaluación, o incluso lo que ellos mismos ya saben, es un reto que hay que afrontar.

En ocasiones se ha denunciado un vacío entre el mundo de la evaluación y el mundo del trabajo práctico diario. Sin embargo, lo que prueba la eficacia y éxito de una evaluación es su uso e impacto a la hora de mejorar la realidad que evaluan. En una evaluación se ha de vincular la generación de conocimientos y resultados con su efectiva utilización para la toma de decisiones y la mejora continua. Se ha de luchar por superar la resistencia que muchas veces presentamos ante los nuevos conocimientos, ante el cambio.

Es importante evitar que los frutos de una evaluación se queden en un conjunto de informes que muchas veces ni se leen, ni se usan. La cuestión del uso de la evaluación surge de la necesidad de vincular el conocimiento y la acción (Patton, 2008), y plantea preguntas fundamentales sobre la toma de decisiones y la aplicación del conocimiento para la creación de un mundo mejor.

Siguiendo a Patton (2008) una de las cuestiones más importantes es la construcción de capacidades que aseguren el uso del proceso y de los resultados de la evaluación. Se trata de poner el acento en el aprendizaje en el contexto de una comunidad que aprende (learning organizations), de modo que la evaluación no se centre en generar unos resultados, sino que esos resultados se usen y se use también el proceso que ha llevado a obtener esos resultados, de modo que den lugar a cambios que mejoren las realidades evaluadas.

El uso de los resultados de evaluación está íntimamente unido al planteamiento que esta tenga dentro de las corrientes del aprendizaje, la teoría o las pruebas. Y así, los resultados de evaluación pueden utilizarse principalmente para mejorar los programas, generar conocimiento o juzgar el valor de una intervención. El reto para los evaluadores está en adaptar estos usos a cada contexto concreto, con unos usuarios concretos. Han de adaptar sus conocimientos y experiencia a los factores y circunstancias que puedan afectar al uso de la evaluación.

El uso del proceso está íntimamente unido a la participación. Participar en el proceso de evaluación puede ser más útil para los implicados que el simple conocimiento de los resultados. Gran parte del aprendizaje descansa en el proceso al que da lugar una evaluación, cuanto más gente participe en él mayores serán los beneficios de este proceso. Los resultados e informes finalizan, pero lo que permanece es la capacidad de los implicados de pensar en términos de evaluación y de mejora continua. “El uso del proceso es en sí mismo un impacto en forma de adquisición de capacidades” (Patton, 1999). En aquellas evaluaciones donde es importante la participación es necesario apostar por un adecuado uso del proceso como vía para el fortalecimiento y adquisición de capacidades, sin olvidar la importancia del uso de los resultados.

 

Referencias citadas:

House, E.R. (1972). The conscience of educational evaluation. Teachers College Record, 73(3), 405-414.

Patton, M. Q. (1999). Utilization- Focused Evaluation in Africa: Evaluation Training Lectures delivered to the Inaugural Conference of the African Evaluation Association. Ed. P.N. Chaiban and M. Patel.

Patton, M. Q. (2008). Utilization-Focused Evaluation (4ª Ed.). Thousand Oaks: Sage Publications.