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Desarrollo de la Evaluación en Europa

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La década de 1990 estuvo marcada en Europa por el inicio de una nueva política regional con una fuerte dimensión comunitaria. A medida que las diversas autoridades de la Unión Europea (UE) comenzaron a aumentar su poder, influenciaron cada vez más el desarrollo y la difusión de la cultura de la evaluación entre los estados miembros. Esto fue particularmente el caso en las naciones meridionales y centrales de la UE con menor tradición evaluadora. Los Fondos Estructurales Europeos ─los principales instrumentos para apoyar el desarrollo socio-económico en toda la UE─ eran de gran importancia durante este período. Ellos representan más de un tercio del presupuesto de la UE (aproximadamente 110 millones de euros) y casi la mitad de todos los proyectos de evaluación de la UE. La reforma legislativa de los Fondos Estructurales en 1988 introdujo la evaluación. La evaluación no estaba ausente antes de 1988, pero esta reforma la hizo obligatoria para todos los programas que buscan el apoyo de los Fondos Estructurales. Esto llevó a la institucionalización de la evaluación, en particular en los países del sur y centro de la UE.

Los esfuerzos de la Comisión Europea, a través de las distintas direcciones generales, contribuyeron en gran medida a esta difusión. Desde 1995, la Comisión ha organizado una conferencia bianual sobre las técnicas y prácticas para la evaluación de los programas financiados por los Fondos Estructurales. También comenzó a publicar directivas metodologícas de evaluación, que eran específicos para cada programa en muchos casos. En 1994, la Comisión puso en marcha su programa llamado “Medios para la evaluación de acciones de carácter estructural” (Means for Evaluating Actions of a Structural Nature (MEANS)) para apoyar a los Estados Miembros en sus actividades de evaluación. El enfoque pragmático de este programa buscaba fomentar el desarrollo de un enfoque de evaluación coherente, a escala europea y uniforme mediante la recopilación de los métodos más comúnmente utilizados en los Estados miembros, y a través de la difusión de buenas prácticas. Esta línea de trabajo, por lo tanto, trató de aprovechar y adaptar los enfoques que ya se estaban utilizando.

Esta cultura de la evaluación se enmarca así dentro de las obligaciones del Tratado de la Unión Europea y la regulación financiera, que exigen que la Comisión de la UE contemple los principios para una buena gestión. En función de estas obligaciones, la Comisión de la UE identificó como una prioridad, en el marco del programa SEM 2000 (Sound and Efficient Management) la evaluación sistemática, puntual y rigurosa de los programas.

En muchos Estados miembros, apenas se realizaban evaluaciones finales antes de la reforma de los Fondos Estructurales de 1988. La principal excepción era el Reino Unido y, en menor medida, los países nórdicos, los Países Bajos, Alemania e Irlanda. La acumulación de conocimientos y experiencia en este área y la cultura ligada a ellos es un proceso a largo plazo, pero en todos los Estados miembros se han detectado considerables mejoras. Podemos distinguir distintas etapas en el estudio de la evaluación en Europa.

  • Años 70: Desde los años setenta se han llevado a cabo evaluaciones de algunas políticas regionales nacionales, sobretodo en Reino Unido, países nórdicos, Países Bajos, Alemania e Irlanda. Se trataba de evaluaciones que seguían modelos económicos y cuantitativos para valorar el impacto de los programas. Supusieron un relativo fracaso de unos enfoques cuantitativos sofisticados en exceso y de difícil implantación.
  • Años 80: Los estudios de evaluación siguen mostrando gran preocupación por los términos económicos. Aunque comienzan a realizarse los primeros estudios a niveles locales y regionales de beneficiarios y grupos de interés, fracasa el análisis de los diferentes contextos políticos, así como el tener en cuenta otros efectos que no fuesen los económicos. Comienza el desarrollo de enfoques alternativos de evaluación como el participativo en países como Reino Unido, Noruega y Suecia. Pero su definitiva difusión no se produce hasta la década de los 90.
  • Años 90: Esta etapa está marcada por el comienzo de una nueva política regional con una fuerte dimensión comunitaria. La reforma de 1988 impuso obligatoriamente las evaluaciones y las introdujo de manera sistemática y generalizada. Se produce un desarrollo considerable de las actividades de seguimiento y evaluación, especialmente en los países y regiones menos desarrollados, mediante un incremento de la profesionalización, desarrollo de metodologías y capacidades y un aumento de la institucionalización de estas actividades.
  • Siglo XX: Se constituye el seguimiento y evaluación (S&E) como herramienta fundamental de la gestión en el período 2000-2006, donde la normativa comunitaria referida al S&E sufre cambios importantes produciéndose un refuerzo y una mayor precisión de obligaciones, responsabilidades y objetivos. Esta etapa se caracteriza por la capacidad de obtener información y la creación de asociaciones internacionales que han dado una perspectiva global al mundo de la evaluación. Internet ha sido la herramienta que ha facilitado que todo evaluador pueda adquirir con los conocimientos necesarios para su profesión.